Bolivia: Comienza una nueva fase
- Trino Márquez
- hace 2 horas
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El triunfo de Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), en las pasadas elecciones bolivianas del pasado domingo 19 de octubre, marca el cierre de un ciclo de casi dos décadas en las que Evo Morales y su antiguo delfÃn (luego enemigo encarnizado), Luis Arce, dirigieron Bolivia desde la presidencia de la República, con el soporte polÃtico del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido fundado en 1997 por el exlÃder cocalero. Morales, posteriormente, en 2024, perdió legalmente la agrupación, que le fue arrebatada por Arce después de una agria disputa judicial.
El paÃs que está recibiendo Rodrigo Paz está atravesado por conflictos en todos los flancos. Luego de la caÃda de los precios internacionales del gas –principal producto de exportación boliviano y de generación de divisas-, la nación, a partir de 2014, se vio arrastrada lentamente a una crisis económica que ahora alcanzó proporciones gigantescas: una deuda pública enorme; escasez de dólares; desabastecimiento ocasionado por la falta de combustible (gasolina y diésel); inflación; caÃda de la inversión; informalidad por encima de
cincuenta por ciento de la población económicamente activa; severa desigualdad en la distribución del ingreso. Los primeros años del mandato de Evo Morales, cuando se produjo la bonanza gasÃfera, crearon la ilusión de que el auge serÃa permanente y creciente. Esa
esperanza se desvaneció a los pocos años, dejando al descubierto una economÃa endeudada, frágil, que no se habÃa diversificado ni consolidado.
En otro plano, Bolivia –según informa InSight Crime en uno de sus últimos informes- padece otras agudas falencias: auge del narcotráfico, expansión de la minerÃa ilegal e incremento del contrabando, asociado con la minerÃa irregular. Junto a estos problemas conviven la corrupción generalizada y la frágil institucionalidad. El cuadro global muestra una sociedad atravesada de conflictos, donde resulta difÃcil alcanzar acuerdos de gobernabilidad que generen confianza y den tranquilidad a los ciudadanos.
Las primeras intervenciones y declaraciones públicas de Paz Pereira muestran un mandatario en ciernes, consciente de los desafÃos que tiene frente a sÃ. Un punto espinoso es la relación con Evo Morales. El expresidente, después de haber sido un factor de aplacamiento de los militares y promotor de la institucionalización de Bolivia, paÃs donde los golpes de Estado ocurrÃan con frecuencia, pasó a convertirse en una traba para el normal funcionamiento del paÃs. Su insensato deseo de volver a ser candidato presidencial, a pesar de haber gobernado durante trece años y haber sido inhabilitado por el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), lo convirtieron en la principal causa de protestas incendiarias e injustificadas, que torpedearon la gestión de Luis Arce.
Rodrigo Paz ha señalado que aspira evitar la confrontación con el exmandatario y que este se incorpore a la reconstrucción nacional. Tarea nada sencilla tratándose de ese personaje tan particular.
Con Tuto Quiroga, candidato perdedor en los comicios, y las organizaciones que lo respaldan, también ha manifestado su voluntad de alcanzar acuerdos integrales en el menor lapso posible. Quiroga ha expresado su decisión de apoyar las iniciativas parlamentarias que
presente Paz Pereira, dirigidas a rehacer la economÃa y el tejido institucional.
El renacimiento de Bolivia, su estabilidad y crecimiento sustentable con redistribución del ingreso, orientado a rescatar los millones de bolivianos hundidos en la marginalidad y la pobreza, muchos de ellos pertenecientes a etnias originarias, será posible si –como dice Rodrigo Paz- la nación entera se unifica en torno de objetivos comunes, se reduce la crispación social y se anulan los factores que conspiran contra la estabilidad y la paz.
Una señal positiva se deriva del modo como transcurrió el reciente proceso comicial. No hubo sobresaltos. Los militares se mantuvieron al margen de la polémica. El presidente Luis Arce, en franca minorÃa, respetó la competencia, de la cual su partido, el MAS, habÃa sido
desechado por los electores. Hasta el mismo Evo Morales, tan dÃscolo en su comportamiento, al final acató los resultados. No ha pasado de amenazar con que se opondrá al proyecto "neoliberal" que, según su visión, representa Paz Pereira.
El Gobierno que se instale el próximo 8 de noviembre tendrá que buscar la ayuda de algunos paÃses de la región, de la Unión Europea, de Estados Unidos y de organismos internacionales, entre ellos el Fondo Monetario Internacional (FMI). Seguramente, Bolivia encontrará ese apoyo. La gobernanza del paÃs y los sectores más vulnerables de la población necesitan esa solidaridad.
La nueva etapa que comenzará en Bolivia requerirá la asistencia de todos los factores interesados en integrar esa nación andina al desarrollo sostenido y democrático.


