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Se buscan políticos íntegros


Imagen Pixabay

Desafortunadamente, nuestro país atraviesa por una de las etapas más oscuras de su

historia, me refiero específicamente al ámbito político. Los venezolanos nos miramos

unos a otros con desconfianza. Buena parte de la vieja clase política y también la

nueva han metido los pies en el lodazal de la corrupción. Siempre andamos en busca

de nuevos actores para sustituir a la clase decadente y hasta ahora, los nuevos nos

han resultado, iguales o peores que los que queríamos reemplazar. Desde siempre he

sido crítico con la corrupción, venga de donde venga, pero algunos amigos me piden

que sea benévolo con los nuevos, por lo menos hasta que caiga el chavismo. Siento no

compartir esa tesis y me propongo desenmascarar a los mentirosos y corruptos,

aunque estos sean parte de mi familia.


Las circunstancias presentes en el país, me traen a la memoria una historia que me

contó un amigo italiano, hace muchos años. En un pueblito del sur de Italia, se habían

criado dos muchachos, uno rico y otro pobre, eran amigos inseparables. Con el paso

del tiempo, el joven rico salió a estudiar al extranjero. A su regreso, ya graduado,

preguntó por su amigo pobre. Le contaron que este se encontraba muy enfermo y

pasaba sus últimos días, abandonado en un galpón. El muchacho corrió al encuentro

de su amigo y lo encontró moribundo, tendido en un lecho de paja. Tenía el cuerpo

cubierto de llagas, todas ellas cubiertas por infinidad de moscas. Superando el dolor y

el asco, el muchacho rico se quitó la chaqueta y con ella comenzó a espantar las

moscas. Con su débil voz, el enfermo lo detuvo diciéndole que no espantara esos

insectos porque ellos ya estaban saciados, pero, las nuevas moscas que vinieran,

estarían hambrientas y en su frenesí, le quitarían la vida. Estoy seguro de que ustedes

entienden la metáfora que encierra esta historia.


Dentro de todo este ambiente putrefacto, rodeado de hechos de corrupción por todas

partes, no podemos tirar la toalla y debemos seguir luchando por instaurar en

Venezuela una política de “Manos Limpias” que castigue legal y moralmente a los

delincuentes y corruptos. Para realizar esa cruzada, la gesta más grande de que

tengamos noticias, desde la independencia del país, debemos emular a Diógenes que,

con su lámpara encendida, durante las 24 horas, andaba intentando encontrar

personas íntegras. Afinemos, pues, la lupa para ubicar esas raras avis de entre la

población venezolana, para lo cual, a continuación, voy a presentar un modesto aporte.


La integridad es uno de los valores medulares con que cuenta el ser humano, algunas

personas, yo entre ellas, consideran que la integridad no es solo un valor, sino que está

integrada por un conjunto de ellos, entre otros, honradez, honestidad, respeto por los

demás, corrección, responsabilidad, control emocional, respeto por sí mismo,

puntualidad, lealtad, pulcritud, disciplina, congruencia y firmeza en las acciones que se

toman.


De todos los valores enunciados, solo me referiré a algunos y luego, pediría que, entre

todos los venezolanos, ubiquemos a los dirigentes políticos que cumplan estos

requisitos.


Un buen dirigente político debe ser: honesto y sincero en lo que dice y hace.

Consistente en sus pensamientos, palabras y acciones. Digno de confianza porque

cumple sus promesas y responsabilidades. Responsable de sus acciones y decisiones.

Respetuoso de sí mismo y de los demás. Transparente y honesto en sus informaciones

e intenciones. Considerado y respetuoso de los sentimientos y necesidades de los

demás. Equitativo en el trato con los otros, sin discriminar a nadie. Una última y para mí

de las más importantes características que debe tener un dirigente político integro es,

fortaleza moral y convicciones sólidas y actuar de acuerdo con ellas, incluso cuando

esto afecte sus propios intereses.


Bueno, considero que mi aporte está hecho, por mi parte sigo buscando personas que

reúnan este perfil. Estoy seguro de que, aunque los malos hacen mucho ruido, las

personas íntegras y buenas, son, por mucho, mayoría en nuestro país.


Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE


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