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Razones de la suspensión de la celebración en Caracas de la Beatificación

Los cardenales, entre ellos Baltazar Porras, que estuvieron en el acto de canonización de José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles.
Los cardenales, entre ellos Baltazar Porras, que estuvieron en el acto de canonización de José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles.

La adquisición del estadio de Caracas fue anunciada por un secretario, no por el cardenal, alegando razones de capacidad.


Se dijo que la celebración era “para todos”, que el estadio tiene aforo para 12 mil personas y que muchas personas querían asistir, pero que no se contaba con la seguridad necesaria para un evento de tal magnitud. La verdad es que sí fue suspendida.


La verdad


1. Control gubernamental sobre las entradas: El gobierno se había apoderado de 10 mil entradas, incluyendo el ala central, donde debían ubicarse los invitados de la Iglesia, no del gobierno.


Este acto pertenece a la Iglesia, no al PSUV.


2. Ruptura en las relaciones Iglesia-Estado


Tras las declaraciones de Maduro sobre el cardenal Baltazar Porras —quien fue en realidad el brazo ejecutor de la canonización del Dr. José Gregorio Hernández— las relaciones entre la Iglesia y el Estado se complicaron.


El cardenal Porras tiene muchos aliados dentro y fuera del país, mientras que la capacidad pastoral del cardenal Raúl Biord Castillo no posee suficiente influencia para sostener el acto por sí solo.


3. Deserción de congregaciones y movimientos religiosos:


Las congregaciones encargadas de las canonizaciones debían estar presentes en la misa, pero tanto las Siervas de Jesús como el cardenal Porras anunciaron: “No iremos”. Al tomar esa decisión, movimientos misioneros como Emaús, el Opus Dei y los Hijos de María Inmaculada también se retiraron. Al negarse Porras, muchos sacerdotes y la mayoría de los obispos decidieron no asistir. La misa habría quedado en manos únicamente de Monseñor Raúl Biord Castillo y del gobierno.


4. Declaraciones del Vaticano como detonante


Las declaraciones de Monseñor Pietro fueron una puñalada para el gobierno.


El secretario de Estado del Vaticano afirmó que en Venezuela hay presos políticos y se violan los derechos humanos.


Esto fractura directamente las relaciones entre el Estado y la Iglesia.


El gobierno interpretó esas declaraciones como una respuesta a la carta que Maduro envió al Papa.


Además, los representantes del gobierno intentaron acercarse al Papa, pero solo lograron ingresar a un acto abierto al público.


En la entrega de reliquias y papiros, los únicos presentes fueron los enviados por María Corina Machado.


Conclusión:


Se avecina una dura batalla entre el bien y el mal.


Conviene recordar que la Conferencia Episcopal no es lo mismo que la Arquidiócesis de Caracas.


Por eso vemos que la Conferencia Episcopal denuncia, mientras que la Arquidiócesis —en manos de Monseñor Raúl Biord Castillo— le “pica la torta” a Maduro.


Posdata:


En el Vaticano le templaron el pectoral a Raúl Biord…


"Líbrame del agua mansa, que de la rubia me libro yo."


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