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Electroma: Un cuarto sistema del cuerpo humano


Electroma: Un cuarto sistema del cuerpo humano
Electroma: Un cuarto sistema del cuerpo humano . Foto: Pixabay Geralt

En las últimas décadas, muchas de las investigaciones científicas que buscaban develar cómo funciona el cuerpo humano se enfocaron en estudiar tres sistemas clave: el genoma, el proteoma y el microbioma.


El primero es la secuencia de ADN que posee cada organismo y que contiene toda su información genética. El segundo, el conjunto de proteínas que fabrican los genes, que son los "ladrillos esenciales" de la vida. Y el tercero es el ecosistema de microorganismos que viven en el cuerpo y son determinantes para la salud.


Ahora está empezando a crecer el interés en otro sistema que es fundamental para la vida, no solo humano, sino también de plantas y animales: la red bioeléctrica que hace funcionar a todo organismo, y que algunos científicos han empezado a llamar el "electroma".


La bioelectricidad es la forma en que nuestras células se comunican entre sí”, explicó en un reciente artículo en el sitio Nesta la divulgadora científica Sally Adee, una experta en este campo, y autora del libro Somos eléctricos, que saldrá este mes de febrero.


Beneficios de este estudio ante las enfermedades


Mustafa Djamgoz, profesor emérito en Biología del Imperial College de Londres, es uno de los primeros científicos que está aplicando la bioelectricidad para tratar el Cáncer.


Djamgoz, quien también enseña Neurobiología en esa prestigiosa universidad británica, estudia los procesos bioeléctricos del cuerpo desde hace décadas y desde 2019 es el coeditor en jefe de Bioelectricity, la única revista científica dedicada a este campo.


Ante las cuantiosas interrogantes de cómo favorecen estos estudios al tratamiento de la enfermedad, Djamgoz explicó:


“Todos los elementos que tenemos en nuestro cuerpo, por ejemplo, el sodio, el potasio, el calcio, el magnesio y el zinc, atraviesan una reacción química que hace que se separen sus átomos, formando lo que se conoce como iones, que son partículas con carga eléctrica”, detalla.


“Los fluidos de nuestro cuerpo están llenos de estos iones. Los de carga opuesta se atraen, los que tiene la misma carga se rechazan. Y al circular por nuestro cuerpo generan una corriente”. El experto aclara que se trata de una corriente de muy baja potencia: apenas 70 milivoltios (una pila AA común tiene 1.500 milivoltios, compara).


Pero, la bioelectricidad del cuerpo es esencial para su funcionamiento -dice- ya que es a través de estas señales eléctricas que las distintas partes del cuerpo se comunican.


“Tenemos 22.000 genes y cada persona tiene una composición genética diferente, es por eso que tenemos medicina personalizada. Pero en la bioelectricidad hay una sola ley fundamental, que aplica para todos”, afirma.


También resalta que todas las células y tejidos de nuestro cuerpo -las neuronas, nervios, músculos, cartílagos, intestino, etc- utilizan el mismo proceso para comunicarse.

“Cuando pensamos en las propiedades eléctricas del cuerpo lo primero en lo que pensamos es el cerebro, el corazón y los músculos, pero la realidad es que incluso los microbios en nuestro intestino, el sistema inmunológico y las células cancerígenas generan señales eléctricas”, dice.

“La bioelectricidad realmente es una de las fuerzas o mecanismos más fundamentales de la naturaleza”, afirma.


En el caso del cáncer, que es básicamente una enfermedad que ocurre cuando las células crecen y se propagan de forma descontrolada, estos canales iónicos juegan un papel fundamental -explica- ya que “son las que controlan la proliferación y migración de células”.


Estas células según las investigaciones, se tornan "eléctricamente excitables" se vuelven hiperactivas, el científico señala que el problema con el cáncer no es tener un tumor. Podés vivir con un tumor, siempre y cuando sea local. El problema grande es cuando el cáncer se propaga, un proceso que llamamos metástasis”.


El científico descubrió que la clave para frenar ese crecimiento hiperactivo era cerrar las compuertas eléctricas de esas células. Es decir, bloquear los canales iónicos, más específicamente los canales de iones de sodio, que son los responsables de provocar la “excitación electrónica” que promueve el crecimiento del cáncer.


Cuestión de tiempo


A pesar de estas limitaciones, los expertos coinciden sobre el enorme potencial que tiene el campo de la bioelectricidad. “Es uno de los principales desarrollos que están por suceder. Es solo cuestión de tiempo”, predice Djamgoz, quien señala que la financiación para esta área científica está en aumento.


Barker otro de los científicos en el área, cree que el interés por usar la electricidad para usos médicos seguramente crecerá ahora que “está explotando el campo de la microelectrónica”. “No tengo dudas de que será un gran avance. Solo falta que desarrollan un dispositivo fácil de usar”

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