Convivencia o colapso: ¿Paz o destrucción mundial?
- Vladimir Gessen
- hace 3 días
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La humanidad enfrenta una elección definitiva: perpetuar la guerra y la migración, o invertir en la paz, la justicia y el desarrollo global
Sembramos esperanza o cosechamos ruina
Nunca antes habíamos estado tan cerca unos de otros… y a la vez, tan distantes. En una humanidad que ya supera los ocho mil millones de personas, vivimos una incongruencia alarmante como es el estar hiperconectados digitalmente, pero fragmentados en lo humano. Mientras las potencias hablan de soberanía, control territorial y expansionismos —Rusia, Estados Unidos, China, entre otras—, cientos de millones de seres humanos cruzan fronteras, desiertos, mares y muros. No por aventura ni turismo, sino por desesperación. Migran porque no encuentran futuro donde nacieron. Porque sus derechos han sido sofocados, sus economías colapsadas, sus tierras arrasadas por la guerra, por pésimos gobiernos, o dictaduras, y sus esperanzas mutiladas. No huyen por exceso de libertad, sino por su ausencia. Y lo hacen, en muchos casos, con sentimientos desgarrados, dejando atrás su idioma, sus raíces, su historia, sus recuerdos. Sin embargo, la respuesta de muchos gobiernos receptores ha sido levantar barreras físicas y legales, criminalizar a los migrantes o simplemente cerrar los ojos.
La verdadera solución no es más conflicto, más armas ni más expansión ni exclusión. No es rechazar a los inmigrantes que huyen, sino evitar que tengan que huir. Requiere un cambio profundo de paradigma. Invertir en el desarrollo de los países de origen, sembrar condiciones de paz, justicia, educación, salud y empleo donde hoy solo hay escombros y violencia. Hablamos de cooperación internacional, inteligente y ética. Porque cuando una persona tiene futuro donde vive, no quiere marcharse. La clave no es contener a los que buscan refugio, sino construir mundos donde nadie tenga que abandonarlo todo para sobrevivir. Esa es la paz que debemos elegir. No una quietud basada en el miedo o el poder, sino una esperanza fundamentada en la nobleza y el progreso compartidos.
Lo que la guerra se llevó y lo que el turismo pudo crear
Durante dos décadas, Estados Unidos invirtió más de ¡2 trillones de dólares! en la guerra de Afganistán. Esa suma, colosal y casi incomprensible, no solo representa el gasto militar. También una oportunidad perdida para transformar ese país. Afganistán, con su riqueza histórica, sus paisajes majestuosos y su diversidad cultural, podría haber sido uno de los destinos turísticos más valiosos del mundo. Si en vez de tanques se hubieran construido rutas. Si en vez de drones se hubieran financiado escuelas. Si en vez de controlar territorios se hubiera invertido en crear expectativas.
Cuánto se gastó en la guerra debimos imaginar en qué podría haberse hecho en desarrollo turístico en esa nación. Sería una comparación social, política, racional y moral, además de re-enseñar lo que hizo EEUU al invertir recursos en Europa después de la II guerra mundial, con el Plan Marshal, evitando que la entonces Unión Soviética repotenciada llevara el comunismo a cada país de la cuna de la civilización occidental.
El costo la guerra afgana: cifras que estremecen
Según el Costs of War Project del Watson Institute, Afganistán representó a Estados Unidos una erogación de entre $2 a $2.3 trillones hasta el 2021. Si se incluyen pagos a veteranos, y la deuda e intereses futuros superó los $3 trillones. Un día de guerra costaba alrededor de $300 millones. Además del costo irreparable de más de 4.500 soldados estadounidenses y de cientos de miles de afganos que murieron.
Lo que pudo ser: un plan nacional de turismo para la paz
Durante el gobierno democrático del presidente Carlos Andrés Pérez, me desempeñé como ministro de Estado y miembro de su gabinete económico, presidente de la Corporación de Turismo de Venezuela, en su mejor momento, cuando canadienses, alemanes y españoles, y otros europeos e hispanoamericanos, pasaban sus vacaciones en Venezuela. En el Parlamento, durante mi época de congresista me tocó presidir la comisión de Turismo. Luego, como embajador en Canadá conocí a fondo la industria sin chimeneas en ese maravilloso país. Aprendí de Manuel Fraga Iribarne, ministro de Turismo de España, ampliamente reconocido por su papel en la transformación de esa nación en un destino turístico internacional, y quien fue una figura clave promoviendo a esta actividad como el principal motor económico durante décadas de la península ibérica, las claves para desarrollar esta industria.
Investigando un poco y actualizando las cifras, puedo indicar que con una inversión equivalente a la guerra en Afganistán se podría haber restaurado todos sus sitios históricos, desde los Budas de Bamiyán, pasando por las fortalezas timúridas, y los santuarios sufíes. Pudo construir una red de hoteles, posadas, ecoalojamientos, y centros de recepción y de turismo recreativo en todo el país. Modernizado su infraestructura vial, ferroviaria y aérea. Electrificado aldeas, provisto agua potable y acceso a internet rural. Capacitar a más de 2 millones de personas como guías, hoteleros, emprendedores turísticos. Financiar músicos, poetas, narradores, cocineros, artistas y guardianes de la memoria cultural, y convertido al turismo en su principal motor económico y social. Lo más importante el costo estimado total para este plan de desarrollo turístico a 20 años habría sido de $5 mil millones. Es decir, con lo que se gastó en la guerra, se podría haber implementado ese plan ¡400 veces!
El impacto potencial del turismo como alternativa a la guerra pudo generar 5 millones de empleos directos e indirectos. Reducción masiva de la migración forzada. Incremento del PIB nacional en un 200% o más. Reforzamiento de la autoestima colectiva. Empoderamiento de mujeres y jóvenes, y el cambio de la narrativa global… De zona de conflicto a destino cultural.
Elegir la vida culturalmente
El turismo no es solo una industria. Es una forma de decir: "Ven a conocerme", en lugar de "teme mi nombre". Es una declaración de paz, de apertura, de confianza en el valor propio. En vez de gastar miles de millones en una guerra que dejó destrozos, Afganistán pudo haberse levantado como faro cultural del Asia Central.
Esa fue la lección. El futuro no se impone con violencia. Se construye con visión, sensibilidad y compromiso.
¿Qué se podría haber realizado con el dinero perdido en la guerra?
En un plan de desarrollo turístico nacional en Afganistán para 20 años en un escenario de inversiones de 2 trillones de dólares negociado a cambio de paz duradera y no guerra, la inversión estimada se hubiera colocado en detalle: en infraestructura turística 5 mil millones de dólares para una restauración patrimonial completa, 500 millones para reconstruir todos los sitios históricos destruidos como los Budas de Bamiyán, fortalezas timúridas, santuarios sufíes, y bazares antiguos. En el sistema nacional de hoteles y ecoposadas, 1 mil millones para construir más de 10,000 sitios de alojamiento. En la Red de transporte terrestre, aéreo y ferroviario turístico, 10 mil millones, para modernizar todas las rutas nacionales y construir terminales y aeropuertos. En educación y formación profesional, 500 millones para capacitar a más de 2 millones de personas en hospitalidad, guías, idiomas, y marketing cultural. En campañas globales de rebranding turístico, 100 millones para promover Afganistán como destino de paz y cultura en más de 50 países, con embajadas culturales. También en el fomento de artesanía y cultura local 500 millones de dólares para financiar a miles de artistas, músicos, narradores y comunidades artesanales para sostener sus tradiciones vivas. Esta inversión multiplicada por 175 veces fue lo que se gastó en la guerra en Afganistán. Un día de guerra costaba a EE. UU. alrededor de $300 millones cada 24 horas. Con el costo de un solo día se pudo haber edificado una universidad turística internacional, financiar la restauración completa de un sitio histórico mayor. Dotar de capital inicial a cientos de cooperativas rurales con un enfoque ecoturístico.
Un año de guerra hubiera bastado para crear una red nacional de parques culturales y ecológicos y financiar toda la infraestructura turística de Afganistán por 50 años.
El Impacto positivo alternativo al desastre que se dejó en Afganistán habría, además de millones de empleos directos e indirectos, la reducción del 80% de la migración por desesperación y el aumento del PIB nacional en más de 200%, la reconstrucción del orgullo nacional con identidad cultural fuerte, y el empoderamiento de mujeres y jóvenes como embajadores de hospitalidad y como profesionales del turismo.
La guerra fue un error devastador no solo en vidas y recursos, sino en visión. Con solo una fracción de lo invertido en armamento y ocupación, Afganistán podría haber sido hoy uno de los destinos culturales y naturales más valiosos del mundo, con una juventud creativa, con mujeres liderando proyectos turísticos, y con el mundo entero redescubriendo su historia milenaria. Lo más importante se hubiese creado una integración cultural de Afganistán con el resto del mundo.
¿Por qué migran quienes lo hacen?
Migrar debería ser una elección, no una imposición del hambre, la violencia, las confrontaciones, o el colapso climático. En muchas regiones del planeta, especialmente en el sur global, las personas migran al norte porque no hay empleos dignos ni estables, la educación de sus hijos está deteriorada o ausente. El sistema de salud es ineficiente o inaccesible y las instituciones están penetradas por la corrupción y el crimen organizado, cuando no la hambruna.
Por el otro lado, el entorno ecológico ha colapsado por sequías, inundaciones o contaminación. El resultado es un éxodo constante de talento, juventud, y energía vital que empobrece más a las comunidades que quedan atrás. Desde la psicología, sabemos que el desarraigo genera traumas profundos como la ansiedad, el duelo migratorio, la fragmentación de la identidad, y la soledad y depresiones resistentes.
La propuesta: inversión con conciencia
Es muy probable que la migración internacional aumente durante los próximos años porque los factores que impulsan la migración, incluidas las presiones económicas persistan e intensifiquen. Frente a este drama, proponemos un cambio de paradigma. Redirigir parte del capital internacional hacia el desarrollo integral de las zonas más afectadas. Esto no implica asistencialismo, sino inversión transformadora. Algunas líneas de acción deben incluir la creación de empleos formales y sostenibles en sectores productivos locales, la instalación de centros de innovación y tecnología con formación técnica, acompañada de la expansión de las redes de salud, conectividad, agua potable y energía limpia. Se deben crear alianzas educativas con universidades internacionales, así como programas de fortalecimiento cultural, y fomento del orgullo identitario. Se trata de invertir no solo en infraestructura, sino en dignidad. En arraigo. En esperanza.
Irak: Lo que pudo haber sido
Si lo malgastado en esta guerra hubiera sido inversión en ese país todo fuera distinto. La guerra de Irak, iniciada en 2003, se justificó con promesas de paz, libertad y reconstrucción. Sin embargo, con el paso de los años, esa intervención militar se reveló como una de las más costosas y destructivas de la historia reciente.
Según el Costs of War Project de la Universidad de Brown, Estados Unidos despilfarró más de $2.9 trillones de dólares en la guerra de Irak y Siria, sin contar los intereses. Con esa cantidad, se podría haber transformado completamente el país.
Qué se podría haber hecho si ese presupuesto se hubiera invertido en infraestructura, educación, salud, energía y cultura en lugar de en armamento y ocupación.
Se pudo levantar una Infraestructura moderna con una red nacional de autopistas seguras conectando Bagdad con Basora, Mosul, Erbil y Najaf. La modernización de aeropuertos, ferrocarriles y puertos, integrando a Irak al comercio global, y sistemas de saneamiento y abastecimiento de agua potable para el 100% de la población urbana y rural, con un costo estimado de $150 mil millones.
Su pudo establecer un sistema educativo de vanguardia reconstruyendo todas las escuelas destruidas por los conflictos. La edificación de 50 universidades modernas con alianzas internacionales. La digitalización total del sistema educativo, con acceso gratuito a tecnología con capacidades de investigación y desarrollo en ciencia, tecnología, salud y agricultura. El costo estimado es de $100 mil millones.
En salud universal y moderna se pudo construir hospitales con la última tecnología en cada provincia. Tener cobertura universal con médicos formados en programas internacionales, y centros de salud mental para tratar traumas de guerra y violencia, con un costo estimado de $80 mil millones USD. En inversión en energías renovables (solar, eólica, térmica), reduciendo la dependencia petrolera. En la creación de empresas verdes y parques tecnológicos y en la restauración del ecosistema de los pantanos mesopotámicos, el costo estimado sería de $120 mil millones USD.
En Turismo, cultura y reconstrucción del alma nacional con la restauración de sitios históricos como Babilonia, Ur, Nínive y las mezquitas chiías y suníes; la promoción del turismo cultural y religioso como fuente de empleo y en museos nacionales y centros culturales para reconstruir la identidad iraquí con un costo estimado es $30 mil millones USD, y en Inversión en empleo y cohesión social, creando cooperativas o empresas agrícolas, centros de empleo juvenil y con microcréditos para mujeres emprendedoras, estimamos $70 mil millones USD. El Total estimado de desarrollo integral, infraestructura, educación, salud, energía, cultura y empleos, es de $550 mil millones USD. Es decir, con solo el 20% de lo que costó la guerra, se pudo haber construido un Irak próspero, moderno y pacífico e igual en Siria con un porcentaje similar.
La paz es más barata y más poderosa que la guerra
Las lecciones son claras. Cuando se invierte en las personas, la humanidad florece. Cuando se invierte en destruir, el resultado es desolación y estrago, resentimiento y generaciones perdidas. Irak pudo haber sido un modelo de desarrollo en Medio Oriente. En lugar de eso, fue campo de batalla. Definitivamente El futuro de la humanidad no dependerá de su poder militar, sino de su capacidad para imaginar otros caminos.
Beneficios globales de esta visión
Invertir en el origen de la inmigración es una estrategia de paz y estabilidad global porque provoca la reducción de migraciones desesperadas, de las mafias que se lucran con ellas, la apertura de nuevos mercados emergentes, y de la descongestión de servicios en países receptores. Igualmente, en la prevención de crisis humanitarias, los conflictos sociales y la promoción de un mundo multipolar, colaborativo y más justo.
No podemos olvidar Vietnam en los Estados Unidos
Entre 1953 y 1975, Estados Unidos gastó aproximadamente $168 mil millones de dólares en la guerra de vietnam. Ajustado a la inflación actual, esto equivale a alrededor de $1.3 billones de dólares de hoy. Este monto incluye costos militares directos, ayuda militar y económica a Vietnam del Sur, y otros gastos relacionados con el conflicto.
Tras la normalización de relaciones diplomáticas en 1995, Estados Unidos ha invertido en el desarrollo de Vietnam a través de diversos canales. En 2022, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) proporcionó a Vietnam $142 millones de dólares en la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD), incluyendo proyectos para abordar las secuelas de la guerra. A través de la Inversión Extranjera Directa (IED), hasta 2023, las empresas estadounidenses habían invertido aproximadamente $12 mil millones de dólares en Vietnam, distribuidos en 1.374 proyectos. Aunque estas cifras reflejan un compromiso continuo, el monto total de inversión después del conflicto es absoluta y significativamente menor en comparación con el costo de la guerra.
Lo cierto es que la emigración de Vietnam, a diferencia de otros países, no ha experimentado una emigración masiva en las últimas décadas. Después de la guerra, hubo un éxodo significativo de refugiados, conocidos como "boat people", pero en la actualidad, la emigración es baja. Esto se atribuye en parte al crecimiento económico sostenido y a las oportunidades laborales dentro del país.
El contraste entre el elevado costo de la guerra y la inversión posterior en el desarrollo de Vietnam destaca la importancia de priorizar estrategias de construcción y cooperación sobre los conflictos armados. Vietnam ha logrado transformarse en una economía dinámica y en crecimiento, en parte gracias a las inversiones y al fortalecimiento de las relaciones internacionales. Por ello las decisiones políticas y económicas pueden tener impactos duraderos en la trayectoria de una nación y en sus relaciones con otros países.
Psicología del arraigo: quedarse por amor, no por resignación
Desde nuestra práctica psicológica, sabemos que el ser humano necesita pertenecer. Tener raíces. Sentir que su vida tiene sentido en el lugar donde nació. Cuando eso se pierde, aparece el exilio emocional, incluso si la persona aún no ha cruzado ninguna frontera. Revivir la autoestima colectiva es parte del desarrollo. Los jóvenes no deberían admirar solo lo lejano. Podrían soñar sin tener que huir. Y eso solo es posible si su entorno le ofrece caminos reales de crecimiento.
El futuro será compartido, o no será
Esta es nuestra convicción. El capital global debe transformarse en conciencia global. No necesitamos levantar muros, sino construir puentes. No hay que salvarse del otro, sino con el otro. Si sembramos futuro en el origen, las personas dejarán de migrar por obligación y podrán elegir quedarse por amor. La humanidad será verdaderamente humana cuando nadie sea forzado a abandonar lo que ama para sobrevivir.
Casos de impacto positivo
Panamá: de la migración a la estabilidad
El caso panameño es un ejemplo histórico extraordinario de cómo una gran inversión estratégica internacional, enfocada en infraestructura e inserción geoeconómica, transformó la trayectoria migratoria y económica de un país entero. La construcción del Canal de Panamá (1904–1914) atrajo decenas de miles de trabajadores, incluyendo caribeños, europeos y estadounidenses, y dio lugar a una transformación profunda en infraestructura, salud pública y educación. Aunque durante décadas estuvo controlado por Estados Unidos, desde la reversión en 1999 el canal se convirtió en fuente de ingresos nacionales (más del 6% del PIB) del país y un símbolo de soberanía.
Panamá hoy tiene una de las economías más estables y abiertas de América Latina, con un PIB per cápita superior al de la mayoría de sus vecinos. Posee una infraestructura bancaria, logística y portuaria altamente desarrollada. Es el único país centroamericano sin una emigración masiva sostenida, y al contrario recibe migrantes de Venezuela, Colombia, Nicaragua, Cuba, República Dominicana y Haití. Su capital es un centro regional de empleo y comercio global. Estados Unidos invirtió en el canal $375 millones de dólares de la época (1904–1914).
¿Cuánto costaría una guerra con Panamá?
Los costos estimados serían los siguientes: El despliegue inicial de fuerzas en una operación similar a la invasión de 1989 (Operación Causa Justa) que involucró a aproximadamente 27,000 tropas, costó alrededor de $163.6 millones de dólares de la época. Ajustado a la inflación, esto equivaldría a aproximadamente $350 millones de dólares actuales. Hoy las operaciones militares sostenidas y la ocupación, si la intervención se extendiera más allá de una acción rápida, los costos podrían aumentar exponencialmente. Como fue el caso de las operaciones en Irak y Afganistán que han demostrado que los costos de ocupación y reconstrucción pueden superar miles de millones de dólares. Todo esto sin contar que El Canal de Panamá es una arteria vital para el comercio mundial. Cualquier conflicto que interrumpa su funcionamiento podría tener repercusiones económicas globales, afectando cadenas de suministro y aumentando los costos del comercio internacional, y reiniciando el odio entre panameños y estadounidenses.
Ruanda: El milagro africano tras el genocidio
Tras el genocidio de 1994, Ruanda apostó por la reconstrucción, la reconciliación nacional y el desarrollo tecnológico y turístico. Hoy es uno de los países más seguros y organizados de África, con crecimiento económico sostenido, baja emigración y una capital (Kigali) modelo de planificación urbana.
En 2022, Ruanda recibió aproximadamente 1.076 millones de dólares en AOD, según datos del Banco Mundial. En 2024, Estados Unidos proporcionó alrededor de 162 millones de dólares en asistencia, destinando fondos a sectores como salud, educación y agricultura, y en 2025 Ruanda ha recibido 38 millones de dólares en asistencia estadounidense. En Inversión extranjera directa (IED), en 2023, los flujos netos de IED ascendieron a 459 millones de dólares, según el Banco Mundial. En 2024, las entradas de IED aumentaron un 63,5% en el primer semestre, alcanzando 289 millones de dólares, en comparación con 177 millones en el mismo período de 2023. A final de 2023, el stock total de IED en Ruanda se estimaba en 3.690 millones de dólares, representando aproximadamente el 26,4% del PIB del país. A diferencia de Irak o Afganistán, Estados Unidos no libró una guerra en Ruanda. Su inacción durante el genocidio de 1994 fue un error histórico, pero paradójicamente, lo que sí ha invertido —a través de ayuda humanitaria y cooperación para el desarrollo— ha contribuido a que Ruanda se convierta en una de las economías más estables y admiradas de África. Con una fracción del costo de una guerra, se logró reconstruir un país. Es la prueba viva de que la inversión en paz rinde más frutos que cualquier intervención armada.
Costa Rica: Paz, educación y migración invertida
Al abolir su ejército en 1948, Costa Rica redirigió sus recursos hacia la educación, salud y conservación ambiental. A pesar de sus limitaciones geográficas, hoy es uno de los países más desarrollados de América Latina.
Entre 2017 y 2019, Estados Unidos proporcionó aproximadamente $80 millones en asistencia de seguridad a Costa Rica para combatir las amenazas del crimen organizado y el narcotráfico. Esta colaboración incluye patrullajes conjuntos entre la Guardia Costera de EE. UU. y el Servicio de Guardacostas de Costa Rica, facilitados por el Acuerdo de Cooperación Antinarcóticos firmado en 1999. En respuesta a los ataques de ransomware que afectaron a Costa Rica en 2022, Estados Unidos otorgó $25 millones para fortalecer la ciberseguridad del país. Estos fondos se destinaron a establecer un Centro de Operaciones de Seguridad dentro del Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones, mejorando la capacidad de respuesta ante amenazas cibernéticas.
En 2007, bajo la Ley de Conservación de Bosques Tropicales, Estados Unidos condonó $50 millones de deuda a Costa Rica. Este acuerdo permitió al país invertir en proyectos de conservación y protección de sus bosques tropicales, siendo el mayor de su tipo hasta la fecha.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha apoyado a Costa Rica en diversas iniciativas, incluyendo la respuesta a desastres naturales y programas de desarrollo económico y social. Como fue el caso, en 2009, tras un terremoto en el país, EEUU proporcionó helicópteros y personal para asistir en las operaciones de rescate y entrega de suministros.
Según estimaciones recientes, aproximadamente cientos de miles de ciudadanos estadounidenses residen en Costa Rica, y una proporción significativa de ellos son jubilados. El país se ha consolidado como uno de los destinos preferidos para el retiro debido a su estabilidad política, clima agradable, atención médica de calidad y costo de vida relativamente accesible. Las comunidades de jubilados estadounidenses están distribuidas en diversas regiones del país, destacándose áreas como el Valle Central (incluyendo ciudades como Atenas y Grecia), la región de Guanacaste (con localidades como Tamarindo y Playas del Coco) y la zona de Arenal. Estas áreas son apreciadas por su clima templado, servicios accesibles y comunidades acogedoras.
En resumen, Costa Rica continúa siendo una opción atractiva para los jubilados estadounidenses que buscan calidad de vida, seguridad y un entorno natural privilegiado. Desde 1963, más de 3,370 voluntarios del Cuerpo de Paz han servido en Costa Rica, trabajando en áreas como desarrollo juvenil, educación empresarial y enseñanza del inglés. Además, programas de intercambio cultural y becas han fortalecido los lazos educativos entre ambos países.
Los costarricenses no emigran, en lugar de ello, Costa Rica recibe migrantes nicaragüenses, venezolanos, colombianos, y estadounidenses, con casi nula emigración propia.
Singapur: De colonia a potencia portuaria
En 1965 era una nación sin recursos naturales, recién separada de Malasia. Apostó por la infraestructura portuaria, el desarrollo tecnológico y la inversión extranjera directa.
El Resultado es que hoy es una de las economías más avanzadas del mundo, con muy baja emigración y alta atracción de talento global.
El caso panameño, como el de Ruanda, Costa Rica o Singapur, Vietnam, muestra que cuando los países se convierten en centros de conexión y desarrollo, no expulsan a sus ciudadanos, sino que los arraigan, y muchas veces se transforman en destinos de migración para otros. Esto refuerza la idea central que venimos desarrollando: las migraciones forzadas no son inevitables, sino consecuencia de la falta de visión e inversión. Allí donde hay paz, infraestructura y dignidad, la gente se queda. Y otros quieren llegar. Las guerras y la represión solamente crean peores escenarios sociales, políticos y económicos que a su vez originan más migraciones.
Dos visiones de civilización
En el corazón de cada migración forzada hay una historia de abandono por parte de quienes pudieron haber invertido en escuelas, pero eligieron armas, en hospitales, pero construyeron cárceles, en trabajo digno, pero sembraron miedo.
Las migraciones forzadas son el síntoma visible de una ceguera social, moral y política. Donde hay paz, infraestructura, educación, salud y dignidad, la gente se queda. Allí echa raíces, sueña, cuida a sus hijos y construye futuro. Y no solo eso, otros quieren llegar allí. Porque donde hay humanidad, florece la esperanza.
Las guerras y las persecuciones desgarran, destruyen. Reproducen el mismo ciclo de miedo y desarraigo que luego pretenden combatir. Pero la historia también nos ha mostrado lo contrario. Cuando la Segunda Guerra Mundial dejó a Japón reducido a cenizas, el general estadounidense Douglas MacArthur —en lugar de repetir la lógica de la venganza— eligió la reconstrucción. No sembró odio, sino instituciones. Estados Unidos invirtió lo necesario. Apostó por la educación, el desarrollo económico, la reinvención cultural. Y de ese suelo fértil, surgió una nación profundamente pacífica, creativa, laboriosa y admirada por el mundo entero.
¿Star Wars?
Escribiendo este artículo, Donald Trump anunció un sistema defensivo como la “Cúpula de Hierro” israelí, similar a la iniciativa de defensa estratégica que propuso Ronald Reagan con su denominada “Guerra de las Galaxias”, que ahora llaman “Cúpula Dorada”, donde el actual presidente propone una red de interceptores terrestres, sensores espaciales y satélites capaces de neutralizar amenazas en cualquier fase de vuelo hacia los Estados Unidos. El sistema está diseñado para proteger todo el territorio continental de este país y cuenta con tecnología espacial. Su costo estimado se proyecta en $175 mil millones, con estimaciones que podrían superar los $500 mil millones en dos décadas. Trump espera que el sistema esté operativo antes de que finalice su mandato en 2029. El proyecto ha generado críticas por su elevado costo, y por la participación de empresas tecnológicas cercanas al entorno de Trump, como SpaceX y Palantir. Además, otros países han expresado preocupación por el posible impacto desestabilizador en la seguridad internacional y en la promoción del armamentismo… Pareciera que USA con los aranceles de un lado, y por el otro, con el incremento sustancial del presupuesto militar se cierra al mundo y se hace impenetrable augurando una probabilidad de guerra total. ¡Que la Divina Providencia nos ayude!
Todo se reduce, al final, a dos visiones de la civilización en distintos países: Una que cree que se gobierna desde el control, la exclusión y el castigo, y la otra que reconoce que la única autoridad legítima es la que se gana con justicia, cooperación y compasión. El futuro de la humanidad dependerá de cuál de esas dos visiones prevalezca. O elegimos construir un mundo donde todos tengan un lugar. O seguiremos viendo conatos bélicos que pueden convertirse en ataques nucleares en cualquier momento, o cómo millones de ciudadanos caminan sin destino, con la patria rota a la espalda. Nosotros elegimos la visión del encuentro, del arraigo, del cuidado. La visión que cree que toda inversión en dignidad es una victoria contra el éxodo. Porque nadie abandona lo que ama… si tiene razones para quedarse. Esperemos lo mejor y trabajemos por ello, o cualquier día de estos si no lo hacemos, una mañana podríamos despertar... y descubrir que ya es demasiado tarde.
