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Argentina elige su destino


Javier Milei hizo su campaña con un entusiasmo colosal en medio de una inmensa amistad de los argentinos por las ideas liberales propuestas por ese candidato de un modo que no escuchábamos con esa profundidad en el nivel político en los últimos ochenta años.

Comento mi discurso inicial en el cierre de campaña que luego fue seguido por la notable y extraordinaria exposición de Milei como el centro del acontecimiento y en medio de reiterados aplausos en ese teatro de arquitectura espectacular, excelente ubicación de los asientos, acústica tan bien lograda y una muy elegante decoración.

Abrí afirmando que luego del domingo 22 nos referiremos a nuestro candidato como Señor Presidente. A continuación proseguí diciendo que se ha pretendido enmendarle la plana a Javier en cuanto a las relaciones internacionales cuando repitió una y otra vez que en su gobierno no mantendría relaciones institucionales con gobiernos asesinos pero que cada cual con su propiedad hará lo que estime conveniente y así comerciará con las personas de los países que prefiera. Por otra parte, desde mi perspectiva por respeto a la ciencia no debe estar en el ámbito de las botas -y el gobierno siempre son las botas- lo cual es un desatino igual que el Ministerio de la Felicidad en Venezuela con ese sujeto que habla con los pajaritos o los ministerios de la Verdad o el Amor orwellianos.

Lo que subrayo a continuación no lo compromete para nada a nuestro candidato, asumo la responsabilidad personalmente al decir que estimo urgente seguir al ejemplo del Presidente Roca por lo que suspendería las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras se mantenga en su cabeza el espíritu totalitario. Esto lo sugiero debido a la inmensa consideración por mi religión católica, un tema en torno al cual he publicado mucho.

También enfatizo que alguna vez habrá que decidir la eliminación de todas las embajadas, una función propia de la época de las carretas pero hoy con las teleconferencias y demás recursos tecnológicos no hace falta tanta parafernalia de mansiones, funcionarios, automóviles, estrambóticas recepciones, gastos astronómicos para en general ubicar a políticos en los cargos que con pasaportes diplomáticos habitualmente pasan sus frondosas adquisiciones por las fronteras sin que se les permita hacer lo propio a los ciudadanos de sus países. Es más que suficiente un modesto consulado.

En otro orden de cosas, es del caso señalar que el déficit fiscal no es de prioridad absoluta. Hoy Cuba no tiene déficit y Stalin tampoco lo tuvo durante varios períodos. Se puede contar con un presupuesto equilibrado y simultáneamente el gobierno succionar el cien por cien de los recursos de la gente, lo cual convierte al país en un enorme campo de trabajos forzados. Esto no es para subestimar el desorden presupuestario que se vincula estrechamente a la inflación, es solo para mostrar la prioridades por eso me parece tan ilustrativa la metáfora de la motosierra para cortar de cuajo gastos inútiles y del todo contraproducentes.

En línea con la inflación me satisface enormemente después de cincuenta años desde mi primer libro en el que machacaba con la importancia de cerrar la banca central, ahora veo que Javier Milei lo propone con gran claridad. Es que los banqueros centrales por más que sean los más probos del planeta están siempre embretados entre tres caminos: a qué tasa emitir, a cual contraer o dejar la masa monetaria inalterada y cualquiera de esas direcciones estará distorsionando y desfigurando los precios relativos que son los únicos indicadores del mercado para operar. Esto inexorablemente significa consumo de capital con lo que se contraen salarios e ingresos en términos reales. Como hay distraídos que insisten en contar con un banco central independiente es del caso apuntar que tres premios Nobel en economía -Hayek, Friedman y Becker- han escrito que en ese caso los banqueros centrales se equivocarán independientemente, no hay salida posible con la llamada autoridad monetaria.

Todas las bancas centrales en sus cartas orgánicas mantienen que su función es mantener el valor del poder adquisitivo de la unidad monetaria, pues ningún banco central ha hecho nunca semejante cosa en la historia de la humanidad desde el Banco de Inglaterra cuando abandonó el oro. Y aunque este no sea el caso, no vale la falacia ad populum de rechazar algo porque no se aplica en otros lares, si fuera por esto no hubiéramos salido de las cuevas y el taparrabos ya que el arco y la flecha era algo novedoso. Hay muchas maneras de lograr la meta de liquidar el banco central pero el fin consiste en que la gente pueda elegir el activo monetario de su preferencia.

También nuestro candidato ha insistido en la urgencia de deshacerse en la órbita política de las mal llamadas “empresas estatales”, mal llamadas porque una empresa se caracteriza por usar recursos propios y no arriesgar coactivamente el fruto del trabajo ajeno. Son en verdad organismos políticos que en toda ocasión asignan los siempre escasos factores productivos en áreas distintas de las que prefiere la gente puesto que si hacen lo mismo que decidiría la población no tiene sentido su aparición con el consiguiente ahorro de honorarios. Si estos organismos políticos son además deficitarios y monopólicos es un agravante pero el centro del problema no cambia y si se pretende encarar actividades antieconómicas el consumo de capital se acelera con lo que se acelera la baja de salarios ya que las tasas de capitalización son la única causa del nivel de vida.

Tenemos el privilegio, entre otras muy destacadas personalidades, que mi hijo y gran amigo Bertie encabece la lista de diputados por la provincia de Buenos Aires, que será lo mismo que si yo estuviera en la Cámara con la ventaja que no necesito desplazarme de mi biblioteca para seguir empeñado en la batalla cultural en la que vengo participando hace tantas décadas.

Como puse de manifiesto en la Feria del Libro, Milei ya ganó independientemente de los resultados electorales pues instaló temas, corrió el eje del debate y modificó la parla de muchos políticos. Considero un dislate mayúsculo que se diga que Javier es el “antisistema” cuando desde el inicio ha reiterado la importancia de sustentar los cinco principios republicanos: la responsabilidad de los gobernantes ante los gobernados, la transparencia de los actos de gobierno, la alternancia, la división de poderes y la igualdad ante la ley. Respecto del sistema se ha aclarado que el último gobierno militar fue responsable de crímenes de lesa humanidad, lo cual no permite que se pase por alto los asesinatos de los criminales terroristas en la guerra que ha padecido nuestro país y hoy se asimilan a esos facinerosos del terror, los cretinos que se abstienen de condenar las masacres de Hamás a Israel con lo que como ha dicho el querido Juan Pablo II agreden a nuestros hermanos mayores.

Repudio los asuntos personales que le han hecho a nuestro candidato por los incapaces desde distintos rincones de refutar sus propuestas. Afortunadamente hay periodistas que honran al cuarto poder pero hay otros pseudoperiodistas que son hijos de una gran pauta. Algunos se dirigen a cuestiones temperamentales cuando hemos tenido gobernantes en apariencia tranquilos pero que nos han asfixiado con políticas nefastas. Dicho sea de paso, a Juan Bautista Alberdi se le imputaba mal carácter por sus adjetivos subidos de tono y violencia verbal, especialmente en sus libros Grandes y pequeños hombres del Plata, Cartas Quillotanas y en La República Argentina 37 años después de la Revolución de Mayo.

Ahora se ha llegado al extremo inaudito y canallesco de denunciar a quien se limita a describir las catástrofes provocadas por los denunciantes frente a lo cual propone soluciones.

Se alude al teorema de Baglini que como se sabe consiste en que los candidatos cuando se acercan al poder van aflojando y flexibilizando sus sugerencias políticas. En este acto le propongo que juntos fabriquemos “el teorema Milei” que estriba en mantener a rajatabla la consistencia y coherencia de sus principios. Hay quienes con gran arrogancia levantan el dedo acusador pero que encajan en lo mismo que acusan por lo que recuerdo a la gran Sor Juana Inés de la Cruz en su célebre poema solo que cambio el sujeto y mantengo el predicado: “Hombres necios que acusáis…”. Por último, he dicho ad nauseam que los liberales no somos una manada y detestamos el pensamiento único, por lo que mantenemos discrepancias entre nosotros en el margan siempre manteniendo la columna vertebral de la libertad. Esto lo desconocen otros espacios políticos y algunos que se autoproclaman intelectuales acostumbrados al verticalismo y a la obediencia debida. De todos modos, a veces me pregunto si no estaré soñando esto que ahora nos sucede con este candidato notable.

Cierro con una frase de Ronald Reagan que decía que espanta a cualquier persona normal que debe agarrarse bien fuerte la billetera y es cuando aparece un fulano y dice: “Hola, soy del gobierno y vengo a ayudar”. Muchas gracias.








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