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- Estados Unidos: ¿Reinvención o declive?
Las decisiones y las acciones de EEUU impactan al planeta. Por ello, vigilar qué hace la Casa Blanca, más que política, es supervivencia La incertidumbre del presente y el espejismo del aislacionismo En el corazón de toda nación late una pregunta silenciosa que solo las crisis hacen audible: ¿qué haremos ahora? No es una interrogante abstracta ni una cuestión reservada a la política exterior o a los debates académicos. Es una pregunta íntima que atraviesa hoy la mente de millones de estadounidenses que se levantan cada mañana sin saber con certeza si su país sigue siendo el que creyeron conocer. La inflación erosiona la capacidad adquisitiva. La polarización política convierte al vecino en adversario. La inseguridad laboral genera ansiedad crónica. Los tiroteos masivos nos enseñan que ni los templos ni las escuelas ni los supermercados son lugares seguros. Ahora en Minneapolis, con el ataque mortal a parlamentarios, ni siquiera son seguras las casas. La inmigración, lejos de ser discutida con madurez, se instrumentaliza como arma electoral. La tensión racial se mantiene como una herida sin cerrar. La desinformación desfigura la realidad. Por ello, la confianza en las instituciones —pilar de toda democracia saludable— comienza a desmoronarse. Lo que se respira no es solo preocupación económica o política. Es un clima emocional colectivo que contiene una mezcla de miedo, cansancio, desconfianza y nostalgia. Es esa sensación difusa de estar viviendo el ocaso de una era, sin saber qué amanecer nos espera. Y cuando la incertidumbre se instala como estado de ánimo nacional, incluso las democracias más antiguas y sólidas tienden al repliegue. La historia lo ha demostrado, en tiempos de angustia, los pueblos no siempre eligen lo mejor. Eligen lo que parece ofrecer una salida rápida, aunque sea ilusoria. En este contexto y en medio de un estado de pre-guerra —eventualmente nuclear— en el Medio Oriente, se vuelve cada vez más visible una tendencia estratégica preocupante. Por lado económico, Estados Unidos parece orientarse hacia un nuevo aislacionismo, no declarado formalmente, pero sí insinuado desde múltiples frentes en lo que se denomina una "guerra comercial". Mientras tanto gana terreno la idea en Estados Unidos de que cerrarse al mundo puede salvarnos. Que los tratados, los compromisos internacionales y las alianzas multilaterales son cargas, no activos. Que lo extranjero es sinónimo de amenaza, y no de oportunidad. Así, conceptos como “ retirarse de alianzas estratégicas ”, “ limitar el comercio internacional ”, “ controlar las fronteras con mayor severidad ”, “ reducir el gasto en ayuda exterior ” o “ poner a América primero ” dejan de sonar como consignas ideológicas para convertirse, en la mente de muchos ciudadanos, en una estrategia racional de supervivencia nacional. Como si el mundo exterior fuera una tempestad, y el repliegue hacia adentro, una forma de construir refugio. Pero este discurso, aunque comprensible en momentos de vulnerabilidad, es profundamente equivocado si se convierte en doctrina. Porque la historia, la economía y la psicología social nos enseñan que el aislamiento prolongado no protege, más bien debilita. Y que la desconexión, en lugar de resolver los conflictos internos, los magnifica. Cerrarse al mundo no es cerrar el paso al caos, sino de trancar la entrada al aire fresco de la cooperación, la diversidad y la innovación. Entonces, la gran pregunta no es solo “¿qué haremos ahora?”, sino ¿en qué dirección emocional, estratégica y cultural decidiremos avanzar como país? ¿Hacia el miedo o hacia la madurez? ¿Hacia el repliegue o hacia la renovación? Porque en ese dilema silencioso se juega no solo el futuro de Estados Unidos, sino también el equilibrio del mundo. La nostalgia como trampa Detrás de muchos movimientos aislacionistas hay una fuerza emocional profundamente humana como es la nostalgia. Pero no cualquier nostalgia. Es una añoranza idealizada de un pasado que, en muchos casos, nunca existió tal como se recuerda. Una América supuestamente más segura, más homogénea, más religiosa, más previsible. Una época en la que, para ciertos sectores, el orden social parecía claro, las amenazas estaban lejos y el futuro se sentía controlable. Esa narrativa se recicla hoy en discursos políticos que prometen “recuperar la grandeza perdida” apelando no tanto a los hechos históricos, sino a emociones latentes. Pero esta nostalgia es una estratagema. Es selectiva, excluyente y, sobre todo, irreal. Porque ese pasado que se quiere restaurar fue también un tiempo de enormes desigualdades, con segregación racial institucionalizada, represión de minorías, machismo estructural, guerras injustificadas, y una visión del mundo evidentemente centrada en el interés propio. Quienes hoy se sienten amenazados por el cambio suelen no añorar el pasado en su totalidad, sino su lugar privilegiado en una burbuja donde vivían. La historia es clara y contundente, el aislacionismo nunca ha sido una garantía de seguridad. No protegió a Estados Unidos del ataque a Pearl Harbor en 1941, cuando la Segunda Guerra Mundial ya ardía en Europa y Asia. Tampoco impidió el ascenso de regímenes totalitarios que amenazaron la libertad global. No detuvo la carrera armamentista ni el despliegue nuclear. Y mucho menos pudo evitar los atentados del 11 de septiembre, que surgieron de dinámicas transnacionales contra las cuales ningún muro pudo haber servido de escudo. En el mundo hiperconectado del siglo XXI, pensar que un país puede cerrar sus fronteras, cortar sus vínculos y fortalecerse en aislamiento no solo es ingenuo, es peligroso. No hay isla lo suficientemente lejana, ni pared lo suficientemente alta, ni red digital super impermeable como para contener las consecuencias de las pandemias, del cambio climático, de las migraciones forzadas, de las crisis económicas globales, o de los ataques cibernéticos que cruzan los océanos en segundos... ni tampoco de las conflagraciones o del estallido de bombas nucleares, Además, el aislacionismo no protege de las ideas. Y en un tiempo donde las ideologías extremas, los discursos de odio, la desinformación y las teorías conspirativas se propagan con velocidad viral, pretender que podemos blindarnos del caos mundial desconectándonos de él es equivalente a cerrar los ojos ante un incendio creyendo que así no nos quemaremos. Hoy, Estados Unidos no necesita mirar hacia atrás con melancolía, sino hacia adelante con madurez. Porque la grandeza de una nación no se mide por su capacidad de aislarse, sino por su habilidad de liderar sin imponer, de cooperar sin rendirse, y de aprender del pasado sin quedar atrapado en él. Consecuencias internas: miedo, división y empobrecimiento El principal efecto del aislacionismo no se manifiesta primero en las fronteras ni en los tratados rotos, sino en el tejido emocional y social de la nación. Una sociedad que se repliega sobre sí misma comienza, inevitablemente, a cultivar una mentalidad de "nosotros contra ellos" . Y lo más preocupante es que ese “ellos” deja de ser únicamente el extranjero o el adversario externo, y empieza a incluir al distinto, al disidente, al inmigrante, al pobre, al progresista, al conservador, al vecino, al que piensa diferente. La desconfianza hacia el otro se vuelve una epidemia interna. Históricamente, los periodos de repliegue nacionalista han alimentado la radicalización ideológica y los conflictos sociales. El miedo al exterior, cuando no se gestiona con inteligencia, se convierte en miedo al cambio, y de allí se pasa al rechazo de la diversidad. Así, una de las grandes fortalezas de Estados Unidos —su pluralismo étnico, cultural, religioso e ideológico— que alguna vez se llamó el "melting pot" (olla de mezcla) una metáfora que describía la fusión de diversas culturas, etnias y tradiciones en un solo crisol nacional en Estados Unidos, ahora comienza a ser percibida como una amenaza. Los migrantes ya no son vistos como motores de dinamismo económico y renovación cultural, sino como intrusos que compiten por recursos escasos. Las ciudades que antes eran laboratorios de convivencia se tornan escenarios de sospecha, tensión y de repliegue de la identidad nacional. Como psicólogos sabemos que el miedo no es un buen consejero. Cuando domina esta emoción, el pensamiento se simplifica, el juicio se distorsiona y el discurso se polariza. La consecuencia es una democracia —siempre frágil— en la que el consenso se vuelve imposible y la política se convierte en una batalla campal de “verdades” absolutas e irreconciliables. En este clima, los populismos florecen, los liderazgos autoritarios ganan fuerza, y los ciudadanos se retraen o se encierran, incapaces de tender puentes con quienes piensan distinto. El aislacionismo también pasa una factura económica severa. Estados Unidos no se desarrolló cerrando puertas, sino abriéndolas. El comercio internacional, la inversión extranjera, los flujos de talento y el intercambio científico y tecnológico han sido claves para su crecimiento sostenido. En un mundo hiperconectado, limitar estas dinámicas no implica protegen al trabajador estadounidense, implica aislarlo de la innovación, del avance y de la competencia global saludable. Las grandes empresas tecnológicas, farmacéuticas, energéticas, agrícolas y de servicios no solo operan para el mercado interno porque su vitalidad depende de exportar, aprender y adaptarse a los cambios del entorno mundial. Si nuestro país reduce su participación en organismos multilaterales, desmantela tratados comerciales, limita las visas para científicos e ingenieros, o levanta barreras a la cooperación internacional, estará sembrando nuestro propio estancamiento. La estrategia de cerrar la puerta para “protegernos del mundo” puede terminar ocultándonos en un cuarto sin ventanas, sin aire, sin ideas nuevas y sin futuro... pronto se acabará el oxígeno. A largo plazo, este aislamiento termina afectando a los más vulnerables como son los trabajadores, los estudiantes, los emprendedores pequeños, las regiones rurales y las minorías. Porque cuando la economía se desacelera, y la polarización se intensifica, los primeros en sufrir no son las élites, sino quienes dependen del bienestar colectivo para salir adelante. El precio interno del aislacionismo no es solo económico. Es emocional, cultural, institucional y humano. Es una fractura del alma y de la identidad nacional. Y como toda ruptura mal atendida, puede agravarse hasta volverse irreversible. Consecuencias globales: un mundo sin brújula Estados Unidos ha sido, para bien o para mal, una pieza angular del orden global contemporáneo. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, su poder económico, militar, diplomático y cultural no solo ha influido en la arquitectura del mundo contemporáneo, sino que ha definido sus coordenadas. Estas serían, la expansión del modelo democrático liberal, el crecimiento del comercio global, la institucionalización de los derechos humanos, el avance científico compartido y, en muchas ocasiones, el freno a conflictos de alcance planetario. Por supuesto, este liderazgo no ha estado exento de contradicciones, errores y excesos. Las guerras sin consenso, el intervencionismo en regiones vulnerables, y el respaldo a regímenes autoritarios cuando convino a sus intereses, han manchado su reputación. Sin embargo, en el complejo equilibrio del sistema internacional, su presencia ha funcionado como una especie de brújula o de GPS —imperfecta, pero funcional— en un mundo propenso al caos. Ahora bien, si Estados Unidos decide retirarse de su papel de liderazgo global, la pregunta ya no es solo qué hará este país consigo mismo, sino qué hará el mundo sin él. ¿Quién ocupará el espacio vacío? ¿Una China con un modelo tecnocrático y autoritario, donde la vigilancia digital y la subordinación de los derechos individuales al poder del Estado son pilares del orden interno? ¿Una Rusia que ha demostrado estar dispuesta a utilizar la fuerza militar, la propaganda y la manipulación cibernética para ampliar su influencia, sin mayor consideración por el derecho internacional? ¿Una Europa democrática pero profundamente dividida, con crecientes movimientos nacionalistas que amenazan su cohesión interna? La historia nos enseña que los vacíos de poder no permanecen vacíos por mucho tiempo. Cuando una potencia se retira, otra se adelanta, y lo que se pierde no es solo presencia, sino también valores, reglas, y principios. La ausencia de Estados Unidos como referente global puede dar lugar a un mundo más pragmático, más autoritario, más transaccional, donde los derechos humanos, el medio ambiente, la libertad de prensa o el respeto a las minorías ya no sean prioridades en la agenda internacional. Tampoco se debe subestimar el impacto en los países en desarrollo. Desde la ayuda humanitaria hasta la cooperación en salud pública, educación, energías renovables o combate contra el crimen organizado, la retirada de Estados Unidos implicaría dejar a millones de personas más expuestas a la pobreza, al autoritarismo, al colapso institucional y a los discursos extremistas. Recordemos que cuando el liderazgo se diluye, la esperanza también. Además, ser el país líder ya no es solo cuestión de ejércitos o tratados. Hoy se libra también en el terreno de la ciencia, la inteligencia artificial, la exploración espacial, la ética tecnológica y la protección del planeta. Estados Unidos ha sido motor de grandes descubrimientos y avances que han beneficiado al conjunto de la humanidad. Si renuncia a esa responsabilidad en nombre de una falsa autosuficiencia, el costo no será únicamente estadounidense, sino universal. Un Estados Unidos ausente no significa un mundo más pacífico, sino un planeta más incierto, más frágil, más vulnerable a los impulsos de actores que no buscan cooperación, sino dominación. El silencio de una voz que durante décadas, pese a sus contradicciones, defendió una visión compartida del progreso humano, dejará un eco que podría llenarse de gritos autoritarios, intereses cortoplacistas y lógicas de confrontación. En este sentido, no se intenta restaurar un viejo imperio ni de imponer una hegemonía. Se trata de comprender que el liderazgo no se basa en el poder que se ejerce, sino en el sentido que se ofrece al mundo. Y si Estados Unidos no es capaz de ofrecer un horizonte común, alguien más lo hará. Pero quizás, en esa nueva dirección, el mundo ya no se reconozca a sí mismo. ¿Es correcto aislarse? Como psicólogos, sabemos que el aislamiento, como una forma de autoprotección, o una retirada temporal, termina muchas veces convirtiéndose en una prisión emocional. El aislamiento prolongado no sana, por el contrario erosiona. Alimenta la ansiedad, profundiza la desconfianza, debilita los vínculos, y genera un progresivo vacío de sentido y pertenencia. Las naciones, como los seres humanos, también tienen una vida emocional. También tienen temores, memorias traumáticas, heridas abiertas y esperanzas frustradas. Y cuando estas emociones no se elaboran colectivamente, se transforma la política en un refugio emocional disfrazado de estrategia y nace el aislacionismo. El verdadero fortalecimiento de una nación no ocurre cuando se cierra al mundo, sino cuando aprende a abrirse con inteligencia emocional, madurez institucional y visión estratégica. Se trata de proteger lo esencial —su soberanía, su identidad, sus valores— sin renunciar a su vocación global. Significa trazar fronteras con firmeza, pero también de construir puentes con generosidad. Porque ninguna nación se basta a sí misma. Ni siquiera la más poderosa. El mundo que se avecina no puede ser un mundo de potencias solitarias ni de bloques enfrentados, sino una red de interdependencias dinámicas, donde el éxito de uno dependerá cada vez más de la cooperación con los otros. Debemos enfrentar desafíos que ninguna nación, por más rica o armada que esté, podrá resolver en solitario como el cambio climático, la inteligencia artificial, las pandemias, la seguridad cibernética, las migraciones masivas, el colapso de la biodiversidad, la pobreza estructural, la escasez de agua potable… o la paz mundial. Lo que nos lleva a una sola frase: ¡O cooperamos o colapsamos! Estados Unidos, en este nuevo escenario, no necesita regresar a una posición imperial, ni aferrarse a la fantasía de la autosuficiencia. Tiene la oportunidad —quizás única— de redefinir su papel en el mundo no como fortaleza sitiada ni como gendarme planetario, sino como un nodo ético, científico y humano en un todo que clama por dirección, sensatez y esperanza. Puede liderar no desde la imposición, sino desde el ejemplo. No desde la superioridad, sino desde la responsabilidad compartida. Puede ser catalizador de alianzas tecnológicas para el bien común, promotor de una economía circular, defensor de la dignidad humana en toda geografía, y faro de un nuevo humanismo que combine innovación, justicia social, y respeto por la vida y los derechos humanos. Aislarse sería, en este contexto, renunciar a su potencial más luminoso. Sería dejar al mundo huérfano de una voz que, con todos sus errores, ha contribuido también a sostener la idea de que la libertad, el conocimiento y la cooperación son los caminos más altos que puede tomar la civilización. Y quizás, como humanidad, aún estemos a tiempo de elegir el camino de la apertura, la escucha y la sabiduría colectiva. Una elección que marcará generaciones Hoy, los ciudadanos estadounidenses enfrentan un dilema que va más allá del ciclo electoral o de las decisiones partidistas. Es una encrucijada histórica, ética y espiritual. ¿Replegarse por miedo o proyectarse con sabiduría? ¿Aferrarse a una idea de seguridad basada en el cierre, la sospecha y la homogeneidad, o apostar por una fuerza que provenga de la apertura, la colaboración y la diversidad? ¿Reforzar los valores democráticos desde una posición defensiva y aislada, o revitalizarlos en el encuentro con el mundo, en la conversación con otras culturas, en el reconocimiento de una humanidad interdependiente? Esta elección no solo definirá el rumbo de Estados Unidos como nación. Precisará, también, el modelo que prevalecerá en las próximas décadas. Porque, nos guste o no, millones de personas en todo el planeta —desde jóvenes que aspiran a estudiar en sus universidades hasta pueblos que aún confían en la diplomacia estadounidense para frenar conflictos— siguen mirando hacia EE. UU. no solo como una superpotencia, sino como una brújula simbólica. Cuando esa brújula se desorienta, el desconcierto se multiplica. Y es justamente en los momentos de mayor crisis —cuando los pilares parecen temblar y los discursos extremistas se radicalizan— cuando más necesario es abrirnos a la lucidez, al diálogo honesto, a la responsabilidad colectiva y a la solidaridad global. No como un gesto ingenuo o utópico, sino como una expresión superior de inteligencia política y madurez moral. Estados si opta por cerrarse, el impacto no será únicamente local. Muchas otras democracias, en distintas latitudes, podrían seguir el mismo camino hacia la fragmentación, la exclusión y el repliegue. Pero si decide abrirse, reimaginarse, asumir su rol como guía ético más que como imperio, y liderar no desde la fuerza sino desde la sabiduría, entonces quizás pueda encender —una vez más— una llama que inspire a las generaciones que vienen y a inventar un futuro donde la humanidad, al fin, se descubra a sí misma como comunidad. Entre la sombra y la promesa Hay momentos en la historia en los que los pueblos sienten que caminan al borde de un abismo. Estados Unidos está viviendo uno de esos momentos. Hoy, el mundo observa. Con expectativa. Con preocupación. Y con la esperanza —aún viva— de que Estados Unidos elija no desaparecer entre sus muros, sino emerger como una voz lúcida, generosa y firme ante un planeta confundido. Porque todavía es posible. Porque todavía hay tiempo. Porque cuando una nación se atreve a elegir la sabiduría sobre el miedo, la historia se transforma. Y tal vez, en ese giro, todos —no solo los estadounidenses— podamos encontrar una nueva forma de habitar este mundo. Una manera más justa, más humana y verdaderamente compartida. Y al final, todo se reduce a una elección de identidad. ¿Qué tipo de nación vamos a decidir ser los estadounidenses? ¿Una nación que levanta muros o que tiende la mano? ¿Una sociedad que busca seguridad a costa de su alma o de su conciencia, o una que asume el riesgo de vivir en libertad? ¿Una patria encerrada en sí misma, temerosa del otro, o una tierra que abraza a todos con inteligencia y compasión? ¿Seguiremos alimentando las brasas del racismo, la exclusión y la nostalgia de una supremacía pasada? ¿O nos atreveremos, como tantas veces antes, a reinventarnos desde la diversidad, la apertura y la dignidad compartida? La historia nos observa. Las futuras generaciones también. La decisión no es solo política, es espiritual, moral y profundamente humana. Porque en este momento de sombras y promesas, no elegimos solo un rumbo. Elegiremos quiénes somos y seremos. Y, sobre todo, quiénes queremos llegar a ser. Esperemos que elijamos con coraje. Vladimir Gessen Psicólogo
- Lo más viral: Natti Natasha confirma su embarazo; pospone gira para el 2026
Y entre lo más viral: Zulinka Pérez y su esposo llegaron a Venezuela para participar en conciertos en Valencia y Caracas en homenaje a su padre Rubby Pérez. Foto de portada : Instagram nattinatasha La cantante dominicana, Natti Natasha, anunció el pasado miércoles 11 de junio que está en la dulce espera de su segundo bebé. La noticia llega cuatro años después de dar la bienvenida a su primera hija, Vida Isabelle, a quien ella y su esposo, Raphy Pina, catalogan como un milagro de Dios. La pareja sorprendió en las redes sociales con un breve video que inicialmente daba la impresión de ser el anuncio de una gira. En el clip, se ve a Raphy haciendo algunas llamadas, la estilista de Natti mostrándole diferentes atuendos que por alguna razón no le quedan bien, y un hombre planeando la logística de la gira en una pizarra. Su hija, Vida Isabelle, también hace un cameo en el set. “¿Empanada, brócoli o cupcake? ¡Entre tú y yo, me los como todos!”, le dice Natti a su hija. Luego, cuando el caballero le muestra a Raphy las fechas y ciudades programadas de la gira, el magnate puertorriqueño detrás de Pina Records dice: “Yo vine aquí personalmente porque vamos a tener que desmontarlo. No desmontarlo, pero hay un pequeño delay que realmente, esas fechas no nos van a funcionar”. En la siguiente escena, se ve a Natti pidiéndole a su estilista que le busque un atuendo que la abrace y no la apriete. “Ustedes me entenderán. Hay cosas que pueden esperar, pero esto no”, dice a la cámara, señalando su pequeña pancita. “Esta bendición no se puede esconder, ni se puede pausar, así que confirmado tour 2026, pero con familia agrandada”, concluye, confirmando también que una gira de Natti En Amargue está en el horizonte. De acuerdo a lo citado por el portal web laprensa, la pareja dio la bienvenida a su primera hija, Vida Isabelle, el 22 de mayo de 2021 en el Hospital South Miami, tras una larga lucha por quedar embarazada, ya que se le había dado un diagnóstico de esterilidad. Sin embargo, Natti nunca perdió la esperanza de convertirse en madre y después de muchos intentos y tratamientos médicos, la artista logró su primer embarazo a los 34 años y hoy celebra con mucha ilusión el sueño de tener un segundo hijo. Mira el emotivo anuncio de su nuevo embarazo a continuación: Zulinka Pérez y su esposo ya se encuentran en Caracas para un homenaje a Rubby Pérez Zulinka Pérez, la hija de Rubby Pérez, arribó la noche del pasado miércoles 11 de junio al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en Maiquetía, La Guaira, junto con su esposo Miguel Báez. “Venezuela, ya estamos aquí. Vamos a dar lo mejor de nosotros. Esta va por ti, padre querido”, manifestó Pérez. La cantante participo en el "Merengazo" que se realizó en Valencia y Caracas, este pasado viernes 13 y hoy sábado 14, respectivamente, organizado por el cantante zuliano Omar Enrique y sus Amigos en homenaje al desaparecido merenguero dominicano. Rubby Pérez falleció a los 69 años, tras quedar atrapado entre los escombros de la discoteca Jet Set, donde se presentaba en la madrugada del pasado martes 8 de abril. Ese día, dedicó palabras a Venezuela, a la que consideró su segundo hogar, y cantó temas pocos minutos antes de la tragedia. En un video publicado por la artista en sus cuentas en redes sociales, muestra cómo fue el recibimiento por parte de fanáticos y seguidores quienes les dieron una calurosa bienvenida al país, reseña el portal web laverdad Además, se tomó fotografías y cantó a capela “Venezuela, Mi Patria Querida” y otras canciones originales de su padre. Posteriormente, ofreció una breve rueda de prensa junto a su esposo Miguel y Omar Enrique, y en sus primeras palabras oficiales agradeció estar en esta casa que su papá siempre amó. “No tengo palabras para expresar lo feliz y orgullosa que me siento, tantas cosas bellas las que están pasando y las que vendrán. Sigan brillando, Venezuela”, expresó Pérez.
- ¿Estamos diseñados para amar o para destruir?
Entre la guerra y la paz la evolución pareciera que aún no ha decidido: ¿Somos herederos del odio… o constructores de vida en convivencia? Imágenes Gessen&Gessen En los últimos cien años, la humanidad ha presenciado múltiples guerras y dos mundiales, revoluciones, el desarrollo y empleo de armas nucleares, el holocausto, genocidios, crisis migratorias masivas y conflictos que siguen desangrando al planeta. No obstante, también hemos construido sistemas de salud, educación, cooperación científica y redes globales de ayuda sin precedentes, además del desarrollo tecnológico como nunca antes. ¿Cómo es posible que la misma especie que le canta a la vida haya creado tanta mortalidad? ¿Estamos genéticamente inclinados a destruirnos… o a cuidarnos? Esta paradoja nos obliga a mirar más allá de las coyunturas y analizar las raíces evolutivas de nuestra conducta. ¿Somos, por naturaleza, violentos o solidarios? ¿Qué pesa más, nuestra herencia biológica o nuestras decisiones culturales? Y tú, ¿cómo te consideras?, ¿beligerante o conciliador? El caso de María y Daniel Escena : Despacho sobrio, con luz cálida. Un psicólogo de unos 45 años escucha a una pareja joven. Ambos tienen unos 25 años. Ella se llama María. Él, Daniel. Llegan a la consulta tomados de la mano pero con miradas de preocupación. Están al tanto sobre las guerras que resurgen en uno y otro lado, la violencia cotidiana, la polarización de las redes, la discriminación constante y sienten que el mundo se tambalea. Están enamorados, se respetan, sueñan con construir una familia. Pero ahora dudan si traer un hijo a este mundo sería un acto de amor… o de irresponsabilidad. El psicólogo que los recibe, un hombre de 45 años con años de experiencia en el acompañamiento emocional de parejas jóvenes escucha primero sin interrumpir. Sabe que detrás de cada dilema ético hay una lucha emocional. Psicólogo : Bienvenidos. Me alegra que hayan decidido venir. ¿Qué los trae hoy por aquí? Daniel (cruzando los brazos, pero sin hostilidad) : Queremos hablar sobre si debemos o no tener un hijo… María (mirándolo con un dejo de tristeza) : Sí… es algo que nos ilusiona, pero también nos asusta mucho. Psicólogo : ¿Qué es lo que más les inquieta? Daniel : El mundo. El rumbo que está tomando todo. Las guerras, la política, el cambio climático, los fanatismos… María (asintiendo) : Hay días en que sentimos que traer un niño a este mundo sería egoísta. Psicólogo (sereno) : ¿Sienten que sería condenarlo a algo? Daniel : Yo siento que lo estaríamos lanzando a un mundo donde tendrá que luchar desde el primer día. Y no sé si eso es justo. María (más serena) : Pero también creo que si las personas con conciencia dejan de tener hijos, el futuro queda en manos de quienes no cuestionan nada. Psicólogo : ¿Y qué haría falta para que sintieran que sí vale la pena traer a ese hijo? Daniel (con fuerza) : Para mí, que la gente despierte. Que dejemos de ser corderos. Hay que arrebatarles el poder a los que promueven la guerra, aunque eso implique… fuerza. Psicólogo (mirándolo con atención) : ¿Fuerza como lucha armada? Daniel (evitando la mirada) : No lo sé. A veces siento que la paz sin justicia es una mentira. María (mirándolo con cariño pero firme) : Yo creo en la resistencia, sí… pero en la pacífica. En la que transforma desde la raíz. A veces me duele ver cómo él se va endureciendo. Daniel (suspira) : No me estoy endureciendo. Me estoy preparando. Psicólogo : ¿Y tú, María, te estás preparando para qué? María : Para criar un hijo que no repita la historia. Que no odie. Que no tema. Que construya. Psicólogo (luego de una pausa reflexiva) : Ustedes no solo están decidiendo si traer un hijo al mundo… Están decidiendo qué mundo le ofrecerán, y qué mundo ayudarán a construir. Daniel (en voz baja) : No lo había pensado así. Psicólogo : Tal vez no se trata de si este mundo merece un hijo… sino de si ustedes están dispuestos a criar a un ser humano que lo transforme. María (tomando la mano de Daniel) : Yo quiero que ese hijo vea que la ternura también es una forma de valentía. Daniel (mirándola por primera vez en silencio) : Quizás… podríamos enseñarle las dos cosas. Psicólogo : Me doy cuenta de que los dos tienen una enorme sensibilidad y una profunda conciencia del mundo. Eso ya dice mucho de cómo serían como padres. Pero también entiendo que la pregunta que traen no se resuelve con un sí o un no. Daniel (asintiendo con una mezcla de rabia y duda) : Exacto. No quiero que el miedo decida por nosotros… pero tampoco quiero ser un ingenuo. María (mirando al psicólogo) : ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo se decide algo así? Psicólogo (sereno, con voz clara) : Les propongo una estrategia. No es una receta, sino un proceso. Una forma de pensar y sentir juntos. ¿Quieren que se las comparta? Ambos : Sí, por favor. Psicólogo : Primero, imaginen al hijo. No al bebé ideal. Al ser humano. Pregúntense ¿Qué clase de persona quisiéramos formar? ¿Con qué valores, con qué herramientas, con qué forma de mirar el mundo? Luego, imaginen el mundo. Pero no solo como está hoy, sino como ustedes podrían influir en él. ¿Desde qué lugar pueden actuar, inspirar, enseñar? ¿Están dispuestos a ser parte activa del cambio que desean para su hijo? Después, pregúntense si están emocionalmente preparados para sostener la contradicción. Porque criar a un hijo no les va a evitar el dolor del mundo. Pero puede darles razones más fuertes para luchar por su belleza. Por último, dejen espacio para el silencio. A veces las grandes decisiones no vienen de pensar más… sino de escuchar mejor. Al cuerpo, al vínculo, a la vida. María (con los ojos brillantes) : Nunca nadie nos lo planteó así. Daniel (con voz más suave) : Es como si el foco no estuviera en el mundo… sino en lo que vamos a hacer con él. Psicólogo (sonríe levemente) : Exactamente. No se trata de traer un hijo al mundo perfecto. Sino de preguntarse si pueden acompañar a un ser humano a crecer con dignidad, lucidez y con amor, incluso en un mundo imperfecto. La sesión no resuelve el conflicto, pero abre una vía luminosa. María y Daniel entienden que su dilema personal no es ajeno al de la humanidad. Y que la paz, como la paternidad, no es un acto pasivo… sino un compromiso diario, ético y emocional. Al salir, no saben aún si tendrán un hijo pronto. Pero se toman de la mano con más fuerza. Han comprendido que el futuro que heredarán sus hijos depende de las decisiones que tomen hoy como pareja, como ciudadanos y como seres humanos. La ambigüedad de nuestra naturaleza Desde los albores de la civilización, el ser humano ha oscilado entre la violencia fratricida y la compasión redentora. El relato bíblico de Caín y Abel —dos hermanos, uno convertido en asesino del otro— no solo narra un crimen ancestral, sino que simboliza la tensión fundacional de nuestra especie: la capacidad de dar vida… y de quitarla. Esta ambivalencia también fue objeto de debate filosófico: Thomas Hobbes , popularizó la expresión del dramaturgo romano Plauto “ homo homini lupus” —el hombre es un lobo para el hombre— y en su obra Leviatán (1651), donde describe al ser humano en su estado natural como egoísta, temeroso y movido por su instinto de autoconservación. Por el otro lado, Jean-Jacques Rousseau argumentó lo contrario, imaginando al hombre como originalmente bueno , para luego ser corrompido por la sociedad. Definitivamente es verdad podemos ser violentos y también pacíficos, en su expresión más simple: malos o buenos. El cerebro humano: una fábrica de posibilidades Ambos, Hobbes y Rousseau tenían razón en parte. Lo que hoy sabemos desde la psicología evolutiva y la neurociencia es que nuestra arquitectura biológica alberga tanto la agresión como la solidaridad, y que su expresión depende del entorno, la educación, las normas sociales y las narrativas que nos contamos unos a otros. Somos una especie básicamente de comportamiento dual, y precisamente por eso, extraordinariamente libres. Nuestras emociones y conductas se formaron a lo largo de la evolución, ofrece una respuesta compleja y doble de que no somos una especie en esencia violenta, ni fundamentalmente pacífica, ya que poseemos y podemos tener ambos comportamientos eventualmente. Estamos equipados con mecanismos cerebrales tanto para la agresión como para la empatía, y su expresión depende del contexto. Charles Darwin, muchas veces malinterpretado como defensor del “más fuerte”, afirmó en The Descent of Man (1871) que los grupos más exitosos en la evolución fueron aquellos donde “prevaleció el espíritu de cooperación”. Más adelante, investigadores han demostrado que los humanos somos únicos por nuestra capacidad de colaboración intencional desde edades muy tempranas. Un caso paradigmático En investigaciones del psicólogo Michael Tomasello y su equipo —en el Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva— durante un experimento en el laboratorio, un adulto simula que está colgando unas toallas en un armario y deja caer una pinza sin darse cuenta, entonces un bebé de apenas 18 meses, al observar la situación, camina espontáneamente hacia el adulto, recoge la pinza y se la entrega, sin que nadie se lo pida, sin que haya sido entrenado para hacerlo, y sin esperar ningún tipo de recompensa o aplauso. El adulto, de hecho, mantiene una actitud neutral, sin reforzamiento positivo explícito. A pesar de ello, el niño actúa por pura motivación prosocial. Este tipo de conducta se repite en múltiples variaciones del experimento: cerrar una puerta, alcanzar un objeto fuera de alcance, o corregir una acción interrumpida. Estos estudios sugieren que la tendencia a ayudar está presente de forma natural en los humanos desde etapas muy tempranas del desarrollo , lo que refuerza la hipótesis de que la cooperación es una capacidad evolutiva fundamental, anterior incluso al lenguaje, y no dependiente de normas sociales externas ni de reforzamientos condicionados. La violencia no es inevitable Durante mucho tiempo predominó en la imaginación colectiva la figura del hombre cazador y guerrero como modelo evolutivo. Un ser que sobrevivía gracias a la fuerza, la territorialidad y la lucha contra otros grupos, un alfa pues. Esta narrativa, influida por visiones patriarcales y belicistas, ha sido cuestionada por enfoques más integradores. La antropóloga Sarah Blaffer Hrdy, junto a otros investigadores, han propuesto una hipótesis distinta: la cooperación, no el conflicto, fue la clave del éxito evolutivo humano . La necesidad de criar a los niños altamente dependientes, de compartir alimentos y de coordinar acciones complejas dio origen a capacidades como el lenguaje, la empatía y el altruismo. Estudios de neurociencia corroboran esta idea: al cooperar, el cerebro libera oxitocina y dopamina, generando placer y vínculo . Asimismo, observaciones antropológicas en sociedades cazadoras-recolectoras actuales muestran una predominancia de la colaboración sobre la competencia . En la comparación con otros primates, somos tanto como los violentos chimpancés… y como los pacíficos bonobos. La diferencia clave reside en que los humanos podemos transformar la agresión reactiva en diálogo, y la planificación destructiva en proyectos comunes. Somos herederos de una evolución ambigua, pero dotados de una plasticidad única para elegir cómo vivir juntos. Aunque algunos lo creen, no hay evidencia contundente de que la guerra sea una constante desde los orígenes de la humanidad. El antropólogo Douglas Fry ha documentado sociedades de cazadores-recolectores contemporáneos que viven con niveles bajísimos de conflicto violento . Y el arqueólogo Brian Ferguson ha argumentado que la guerra organizada, sistemática y a gran escala, como la entendemos hoy —con ejércitos, jerarquías militares, estrategias políticas de conquista y ocupación— no aparece de forma generalizada en los registros arqueológicos hasta después del surgimiento de la agricultura, la propiedad privada y las sociedades jerárquicas, hace unos 10.000 años. Antes de eso, durante decenas de miles de años, los grupos humanos vivían como nómadas recolectores con formas de resolución de conflictos mucho más basadas en la evitación, el diálogo o la disolución del grupo. La esclavitud ocasional entre tribus no equivale a una estructura bélica organizada con fines de dominación territorial y acumulación sistémica. En este sentido, la guerra no sería una necesidad biológica, sino una construcción social favorecida por intereses económicos, estructuras de poder y narrativas culturales que legitiman la violencia. Las culturas no solo organizan el conflicto sino que también lo enseñan, lo glorifican y lo heredan como identidad. Es allí donde la educación, los mitos fundacionales y los liderazgos juegan un rol decisivo. Un estudio destacado que respalda la afirmación de que la empatía y la compasión activan regiones cerebrales asociadas al placer físico, publicado en 2009 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) , señala en un experimento de resonancia magnética funcional (fMRI), que se determinó que estas emociones activaban regiones cerebrales que están relacionadas con la conciencia corporal, lo que sugiere que la compasión y la empatía están profundamente arraigadas en nuestra biología. Incluso, en el reino animal, las especies con estructuras sociales complejas, como los bonobos, prefieren estrategias de reconciliación y cooperación a la confrontación. Y nosotros, los humanos, somos capaces de ambas, pero con una plasticidad cognitiva que nos permite elegir. Las crisis del presente Los humanos actuamos como espejos de nuestra dualidad ancestral. Por un lado, enfrentamos desafíos que exigen una cooperación global sin precedentes —como el cambio climático, las pandemias o las migraciones forzadas— y, por otro, asistimos al resurgimiento del nacionalismo, los conflictos armados y la polarización social, incluso dentro de las democracias más consolidadas. Mientras científicos del mundo comparten datos en tiempo real para combatir virus globales, líderes políticos erigen muros, desinforman o promueven la división como estrategia de poder. Este contraste revela una verdad incómoda, como es que la tecnología y el conocimiento avanzan más rápido que nuestra madurez ética y emocional. Sin embargo, no todo está perdido. La neuroplasticidad humana —esa capacidad de nuestro cerebro para aprender, desaprender y transformarse— sugiere que sí, podemos reentrenarnos hacia la colaboración si la educación emocional, el pensamiento crítico, la empatía y el diálogo se convierten en pilares de nuestra cultura. El presente no es solo una crisis: es también una oportunidad para reprogramar el rumbo de nuestra especie. El presente: entre algoritmos de odio y redes ¿de solidaridad? Sin embargo, el contexto actual no facilita la cooperación. Las redes sociales, los discursos polarizantes, la economía basada en la competencia despiadada y los nacionalismos resurgentes tienden a activar nuestras emociones más primitivas como el miedo, la exclusión, la agresión reactiva. Nos bombardean con narrativas de amenaza constante. Pero al mismo tiempo, nunca antes habíamos tenido tantas posibilidades de conectarnos globalmente, de organizarnos en comunidades solidarias, de aprender unos de otros. La pandemia de COVID-19 demostró que, en medio del caos, millones de personas optaron por cuidarse mutuamente, donar, colaborar, y crear redes de apoyo. ¿Cuál es el futuro que elegimos? La evolución nos dotó de una herencia ambivalente, podemos atacar o abrazar, dividir o unir, destruir o crear. Pero lo que nos diferencia de otras especies no es solo el instinto, sino la conciencia y la capacidad de elección. La pregunta no es si estamos programados para la guerra o la cooperación. La verdadera pregunta es ¿cómo estamos educando, estimulando, recompensando y normalizando a nuestra sociedad? Si enseñamos desde la infancia a competir, excluir y dominar, obtendremos ciudadanos temerosos y agresivos. Pero si cultivamos la empatía, el diálogo, la cooperación, formaremos seres humanos capaces de construir un mundo más justo y pacífico. La paz no es una utopía, es una decisión. Estamos programados para ambas cosas . Pero lo estamos también para trascender nuestros impulsos más primitivos. Por ello, la paz no es la ausencia de guerra, sino la presencia de justicia, empatía y cooperación activa. Como especie, aún estamos a tiempo de elegir la vía de la evolución consciente para alcanzar la felicidad y el bienestar . La guerra puede ser parte de nuestro pasado… pero no tiene por qué ser nuestro destino. Lo que llevamos dentro No estamos encadenados a lo que ocurrió. No somos esclavos de los genes ni prisioneros de la historia. Somos una especie capaz de imaginar el bien antes de lograrlo, de soñarlo antes de construirlo. Pero esa libertad trae consigo una responsabilidad inmensa, como es elegir, conscientemente, hacia dónde queremos ir. Si escogemos mal —si seguimos glorificando la violencia, levantando muros, y sembrando desconfianza— el futuro que heredarán nuestros hijos será uno de aislamiento, miedo y destrucción progresiva. No hará falta una guerra nuclear para arrasar con todo, bastará la indiferencia sistemática, el odio viralizado y la deshumanización silenciosa del otro. Si elegimos bien — si decidimos cultivar la cooperación, la empatía, la justicia y el cuidado mutuo — entonces sí la humanidad aún puede salvarse de sí misma, sanar, florecer. El cerebro humano, moldeado tanto por el fuego como por el abrazo, está listo para el amor consciente, para la paz activa, para la revolución de la compasión. El futuro no está escrito. Está latiendo, en cada decisión que tomamos hoy. Y quizá, la más humana de todas las rebeliones consista en elegir la paz cuando algunos pocos pero poderosos en el mundo nos incitan al odio. Entonces, la elección está frente a nosotros, clara como el cielo antes de una tormenta. Cada gesto, cada palabra, cada silencio, está esculpiendo el destino de nuestro linaje humano. No hay neutralidad posible. Ser espectadores nos convierte, sin quererlo, en cómplices del derrumbe… o de la reconstrucción. En un mundo donde los algoritmos modelan nuestras emociones y las narrativas del miedo se propagan como virus, el mayor acto de rebeldía ya no es gritar: es abrazar. Ya no es marchar con puños cerrados, sino extender la mano a quien piensa distinto. Ya no es imponer una verdad, sino sostener una esperanza compartida. Quizá el dilema de María y Daniel no sea solo suyo. Tal vez es nuestro. Porque en cada nacimiento —biológico o simbólico— hay una declaración de fe en el futuro. Porque cada nuevo ser humano, si es criado en la ternura y en la lucidez, puede convertirse en antídoto contra la barbarie, en arquitecto de paz, en memoria viva de que otra humanidad sí es posible. El mundo no cambiará por decreto. Pero sí puede transformarse desde dentro, como un corazón que empieza a latir distinto. Y tú, que has llegado hasta aquí, no estás exento. También estás programado… pero no de forma definitiva. Estás configurado para sentir, para decidir, para reescribir tus impulsos. Estás hecho de historia, sí, pero también de futuro. Un futuro que empieza en la forma en que hoy miras al otro. En la forma en que eliges —o no— desarmarte por dentro. Porque al final, no se refiere solo de si habrá guerra o paz. Se trata de si todavía creemos que el amor, la conciencia y la justicia… pueden más que la violencia. Y si lo creemos… entonces aún estamos a tiempo… Si quieres profundizar sobre este tema, consultarnos o conversar con nosotros, puedes escribirnos a psicologosgessen@hotmail.com . Que la Divina Providencia del Universo nos acompañe a todos… María Mercedes y Vladimir Gessen , psicólogos (Autores de “ Maestría de la Felicidad ”, “ Que Cosas y Cambios Tiene la Vida ” y de “ ¿Qué o Quién es el Universo? ”)
- Sorpresas inolvidables para el Día del Padre
Los regalos más sorprendentes para tu papá. Foto: Pixabay El Día del Padre se celebra este domingo 15 de junio en Venezuela. Se trata de una fecha mágica y muy especial en la que las familias celebran lo importante que es la figura paterna para todos los miembros de un hogar. De acuerdo al portal web diariofemenino, el amor de papá se debe celebrar todos los días del año, no está de más que existan algunas jornadas marcadas en el calendario como esta para poder celebrar y festejar con bonitos detalles el cariño que se tiene hacia un padre. Dejes a tu papá con la boca abierta. Aquí algunas sorpresas totalmente inolvidables para el Día del Padre . Manualidades No es necesario gastar mucho dinero en un regalo caro para sorprender a tu padre . Un detalle hecho con tus propias manos le hará muchísima más ilusión. Las manualidades de los hijos serán la sorpresa más bonita que se lleve un papá en su día ya que requieren tiempo y esfuerzo, ¡y este es el regalo más preciado que se puede obtener! Hay millones de ideas, algunas más fáciles y otras más difíciles, puedes escoger la que creas que mejor te va a salir y que más le va a gustar a tu progenitor. Puede ser desde una bonita tarjeta de felicitación hasta un cuadro hecho a mano . Una foto familiar enmarcada y decorada, una carta de amor , un dibujo pintado con acuarelas … Desayuno en la cama Hay muchos padres en el mundo que siempre van estresados, madrugan mucho y nunca tienen tiempo para desayunar como dios manda. Si tu padre pertenece a este grupo, ¡esta idea está totalmente hecha para él! El Día del Padre es un momento especial y deberá estar 100% relajado, sobre todo, en el momento de despertarse. Y la mejor forma de conseguirlo es llevándole el desayuno a la cama. Puedes preparar unas tostadas y un café o puedes currártelo un poco más en la cocina con una receta para chuparse los dedos . Hay miles de opciones: desayunos con aguacate, con huevos , con avena … Regalo personalizado Si vas a gastarte el dinero en un regalo material, no compres una camisa o una corbata. Para que tu padre aprecie de verdad su regalo, te tocará esforzarte un poco más. Así que venga, piensa en sus gustos . ¿Qué hobbies tiene tu padre? ¿Cuáles son sus aficiones? ¿Qué es lo que más le gusta hacer en su tiempo libre? Una vez que tengas definidas estas cuestiones, solo te queda comprar un regalo relacionado con ello y ¡personalizarlo! Por ejemplo, si tu padre adora el café y no puede vivir sin él por las mañanas, puedes comprarle una taza y personalizarla con una foto o con un mensaje especial. Si tu padre es un hombre de negocios, una buena idea es comprarle un bolígrafo grabado ¡La decisión está en tus manos!
- Bancamiga y Fundación MFM celebran logros del programa “La Imagen y la Palabra”
Luego de participar en los talleres del programa, estudiantes crearon pequeñas publicaciones, editadas y producidas con la guía de expertos docentes Bancamiga Banco Universal y la Fundación por la Lectura MFM celebraron el primer acto de clausura del programa “La Imagen y la Palabra”, una iniciativa que fomenta la creatividad y el desarrollo de habilidades literarias en estudiantes de educación básica . El evento tuvo lugar en los espacios de la Fundación MFM y contó con la destacada participación de los directivos de ambas instituciones, los docentes y los protagonistas del programa: 72 estudiantes de los colegios La Santísima Trinidad, en Los Magallanes de Catia; Prisco Villasmil, de Antímano; y Enrique De Ossó, en Artigas, Caracas . José Simón Elarba , presidente de la Junta Directiva de Bancamiga, resaltó el compromiso del banco con la educación y la cultura. “En Bancamiga, creemos firmemente en el poder transformador de la lectura y la escritura. Este programa es una muestra de nuestro apoyo al talento emergente y al futuro de las nuevas generaciones. En el próximo año escolar, esta iniciativa llegará a otras instituciones educativas”, expresó. Elarba asimismo tuvo palabras de reconocimiento y felicitación para el equipo de Responsabilidad Social de Bancamiga , encabezado por su directora, Milagro González , y para todos los colaboradores de la Fundación MFM que prestaron su determinante apoyo. Por su parte, Mariana Flores , presidenta de la Fundación por la Lectura MFM, subrayó la importancia de alianzas estratégicas para impulsar proyectos sociales. “Agradecemos a Bancamiga por su visión y respaldo. La Imagen y la Palabra ha sido una experiencia enriquecedora que ha permitido a muchos jóvenes descubrir y potenciar su voz a través de la literatura”, afirmó Flores. Cada publicación busca consolidar la conexión de los participantes con el libro, como objeto y fuente de inspiración La autora y directora del programa, Lorena González , compartió su entusiasmo por los logros alcanzados. “Ha sido un honor guiar a estos jóvenes en su proceso creativo. Ver cómo sus ideas se materializan en palabras y se transforman en cuentos a través de la interacción con artistas docentes, es realmente gratificante. Con este proyecto estamos influyendo positivamente sobre los procesos de aprendizaje de niños de quinto grado de escuela básica , para desde el amor por la lectura y la creatividad, dibujar el desarrollo de nuevas autonomías”, comentó. El momento más emotivo de la jornada fue la intervención de los estudiantes , quienes tuvieron la oportunidad de leer sus textos ante la audiencia y asistentes , así como presentar sus cuentos editados de forma artesanal, bajo la guía de artistas docentes que durante los talleres ayudaron a estos jóvenes en los procesos de exploración y desarrollo de su potencial creativo . La originalidad y el ingenio de los participantes fueron recibidos con aplausos y admiración, evidenciando el éxito del programa en nutrir nuevas voces en el panorama literario . “La Imagen y la Palabra” culmina dejando una huella imborrable entre los estudiantes y reafirmando el compromiso social de Bancamiga y la Fundación por la Lectura MFM con el fomento de la lectura y la escritura en Venezuela . La presentación del acto estuvo a cargo de Ana Virginia Escobar , periodista y locutora. Más datos y útil orientación en www.bancamiga.com Con información e imágenes referenciales suministradas por Bancamiga y la Fundación MFM
- María Gabriela Isler renuncia al Miss Venezuela
La exmiss Universo 2013 anunció la decisión de retirarse de la organización, en la cual fungió como directora de Comunicaciones y Formación durante siete años. Foto: Instagram missvenezuela María Gabriela Isler anunció este pasado jueves 12 de junio la renuncia a su cargo como directora de Comunicaciones y Formación de la organización Miss Venezuela, en la cual estuvo por 7 años. “Lo que comenzó siendo un sueño de aportar valor a mi país, a través de una plataforma tan icónica, hoy se convierte en un logro cumplido dentro de mi lista de anhelos profesionales”, expresó la exreina de belleza al anunciar su decisión a través de su cuenta de Instagram. La modelo valenciana de 37 años, quien se encuentra en la espera de su segundo hijo, agregó que se retira “con la satisfacción de cada aprendizaje y la fortuna de haber contribuido a la evolución de un certamen tan emblemático para nuestro país y para el mundo entero”. La exmiss Venezuela 2012 y exmiss Universo 2013 agradeció a Cisneros Media y a Venevisión por permitirle la oportunidad de ejercer el cargo desde 2018, reseña el portal web laverdad Dio las gracias también a Jonathan Blum, expresidente de Cisneros Media, "por haber pensado en mí desde el principio" y a quienes trabajaron "de la mano conmigo durante este tiempo (...) comprometidos con hacer brillar a cada una de nuestras candidatas y reinas". Por su parte, la organización Miss Venezuela emitió un comunicado en el que le agradeció a Ísler "por haber formado parte de una etapa clave del certamen de belleza más importante del país". “Queremos darte las gracias por tu profesionalismo y por el compromiso sincero que tuviste para con la marca, representándola ante las franquicias internacionales, liderando los procesos de comunicación y guiando la formación de las candidatas y las reinas”, manifestó, a través de su cuenta en la referida red social. La noticia causó diversas reacciones entre los usuarios, en las cuales abundan mayormente los buenos deseos para esta nueva faceta de María Gabriela Isler.
- EEUU ordena la salida inmediata a más de 500.000 personas
EE.UU. ordena la salida inmediata a más de 500.000 personas de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití tras revocar el parole humanitario. Foto: Pixabay "El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) comenzó a enviar notificaciones de terminación a los extranjeros con permiso de entrada a Estados Unidos (EE. UU.) bajo el programa de parole de la era Biden para cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos (CHNV)", informó esa entidad gubernamental en un comunicado , este pasado jueves 12 de junio. "Los mensajes les informaron a los inmigrantes ilegales que su parole había sido cancelado y que su autorización de empleo, basada en el parole, había sido revocada, con efecto inmediato. Estas notificaciones se enviarán a las direcciones de correo electrónico proporcionadas por los solicitantes". Bajo el mecanismo del parole humanitario, un grupo de ciudadanos de esos cuatro países estaban temporalmente protegidos de la deportación, reseña el portal web yahoo El DHS dijo que a más de medio millón de personas de los cuatro países se les permitió permanecer en Estados Unidos durante dos años bajo las órdenes emitidas por el entonces presidente Joe Biden. Se espera que la instrucción enfrente desafíos legales de quienes se oponen al programa de deportación masiva del presidente Donald Trump. Inmigrantes evaluados Durante su mandato, Biden amplió la protección, que se denomina parole humanitario y se remonta a la Guerra Fría, debido a las condiciones en cada uno de los cuatro países. El parole humanitario es una figura legal con una larga historia y ha sido utilizada por gobiernos de distinto signo en múltiples ocasiones a lo largo de las últimas siete décadas, recordó el Comité Internacional del Rescate, una organización fundada en 1933 por Albert Einstein para ayudar a refugiados a conseguir protección en otras tierras. El DHS había dicho anteriormente que hasta finales de noviembre de 2024, un total de 531.670 personas recibieron un permiso para permanecer en Estados Unidos bajo el programa, y que, como resultado, los cruces ilegales de ciudadanos de los cuatro países habían disminuido en un 98%. Sin embargo, no está claro exactamente cuántas personas se verán afectadas por la nueva medida, ya que algunos de los inmigrantes de esos países pudieron haber adquirido un estatus legal para permanecer en Estados Unidos bajo otros programas de visas. El gobierno de Biden había dicho que los inmigrantes, cada uno de los cuales requería un patrocinador que estuviese en Estados Unidos, fueron evaluados y verificados. Sin embargo, el gobierno de Trump no estuvo de acuerdo. La portavoz del DHS, Tricia McLaughlin, calificó el programa de la era Biden de "desastroso" y en un comunicado dijo que abrió la puerta a reclamaciones fraudulentas y delitos y que socavaba a los trabajadores estadounidenses. Campaña electoral El programa se convirtió en un tema durante la campaña presidencial del año pasado, particularmente cuando Trump y sus aliados centraron la atención en ciudades como Springfield, Ohio, que en los últimos años ha visto una gran afluencia de inmigrantes haitianos, a muchos de los cuales se les permitió permanecer en el país bajo el programa. Trump y otros líderes hicieron declaraciones incendiarias sobre los inmigrantes haitianos, como, por ejemplo, que comían mascotas, sin ningún tipo de evidencia. Sin embargo, el compañero de fórmula de Trump, el ahora vicepresidente JD Vance, defendió lo que describió como "crear una historia" para resaltar los altos niveles de inmigración y lo que llamó "el sufrimiento del pueblo estadounidense". El presidente Trump canceló la orden del parole humanitario de Biden con una orden ejecutiva propia poco después de que asumiera el cargo en enero. En mayo, el Tribunal Supremo confirmó la suspensión del programa del parole humanitario mientras continuaba una batalla legal en los tribunales de primera instancia. El Departamento de Seguridad Nacional ha prometido ayuda para los viajes y un "bono de salida" de US$1.000 a los migrantes sin permiso para estar en Estados Unidos que abandonen voluntariamente el país. El jueves, en su cuenta en la red social X, la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, lo reiteró:
- Israel reanuda sus ataques contra Irán centrándose en la planta nuclear
Las sirenas suenan en Israel por el lanzamiento de misiles desde Yemen. Foto: Captura YouTube Después de romper el fragilísimo equilibrio de Oriente Medio con un ataque a gran escala en la madrugada de este viernes 13 de junio, que ha descabezado a la cúpula militar de Irán, Israel ha reanudado a última hora de este viernes los ataques contra la República Islámica, centrándose principalmente en la capital del país, Teherán , y la planta nuclear subterránea de Fordow , una de las principales del país persa. Según el canal de televisión Iran´s Press TV, un dron israelí ha sido derribado en las inmediaciones de la planta de enriquecimiento de uranio de Fordow. También se han notificado ataques contra la ciudad de Karaj , al noroeste de Teherán, y la ciudad santa chií de Qom . Paralemamente, las sirenas están sonando en todo Israel después del lanzamiento de misiles por parte de los hutíes del Yemen, aliados de Irán en la región, reseña el portal web eldebate Israel comenzó en la madrugada del viernes una serie de ataques contra instalaciones militares y nucleares del país persa, que se han repetido a lo largo de la jornada. En esos bombardeos contra centenares de objetivos iraníes, murieron comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, el general Hossein Salami, y el jefe de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia, el general Amir Ali Hajizadeh , entre otros cargos militares. En los ataques, murieron además unas 70 personas y más de 300 resultaron heridas , según datos proporcionados por la agencia Fars, que no han sido confirmados por las autoridades. Entre los objetivos se encuentra la principal planta de enriquecimiento de uranio iraní, Natanz , que sufrió daños, según las autoridades del país persa. Al mismo tiempo, las fuerzas israelíes atacaron numerosas zonas residenciales en Teherán. El líder supremo de Irán, Ali Jameneí , condenó los ataques y prometió venganza. "Con este crimen, el régimen sionista se preparó un destino amargo y doloroso, y sin duda lo recibirá", dijo Jameneí en un comunicado publicado en su página web.
- José Gregorio Hernández y María Rendiles serán canonizados el 19 de octubre
El Papa León XIV en su primer Consistorio Ordinario Público para la Canonización de varios Beatos. Foto: vaticannews.va En su primer Consistorio Ordinario Público para la Canonización de algunos Beatos, el Papa León XIV decretó que el beato Pier Giorgio Frassati, junto con el beato Carlo Acutis, serán inscritos en el Registro de los Santos el domingo 7 de septiembre de 2025 ; mientras que los beatos Ignazio Choukrallah Maloyan, Peter To Rot, Vincenza María Poloni, María del Monte Carmelo Rendiles Martínez, María Troncatti, José Gregorio Hernández Cisneros y Bartolo Longo serán inscritos en el Registro de los Santos el domingo 19 de octubre de 2025. Pier Giorgio Frassati y Carlos Acutis son dos jóvenes figuras, de épocas diferentes y con experiencias absolutamente diferentes pero unidas por un fuerte amor a Cristo y la capacidad de transmitirlo a todos aquellos que tuvieron la oportunidad de cruzar sus caminos. Pier Giorgio Frassati y Carlos Acutis serán inscritos en el Registro de los Santos. Foto: vatican.va El 19 de octubre habrá siete nuevos santos En el Consistorio de este viernes 13 de junio el Papa estableció el domingo 19 de octubre como fecha para la canonización de siete beatos. Se trata de los mártires Ignacio Choukrallah Maloyan, arzobispo católico armenio de Mardin, muerto durante el genocidio de 1915, y Pedro To Rot, laico y catequista , asesinado en 1945 por haber continuado su apostolado a pesar de la prohibición impuesta por los japoneses. Será el primer santo de Papúa Nueva Guinea . Luego Vincenza Maria Poloni, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Misericordia de Verona; María del Monte Carmelo Rendiles Martínez , fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús; María Troncatti , monja profesa de la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora. También el 19 de octubre serán canonizados dos laicos : José Gregorio Hernández Cisneros, médico venezolano y miembro de la Orden Franciscana Seglar, conocido como “el médico de los pobres” a quienes brindaba atención e incluso pagaba sus medicinas, y Bartolo Longo, fundador del Santuario de Pompeya , una figura muy querida en Italia, pero también en todo el mundo. Con información de vaticannews.va
- Israel mató al jefe de la Guardia Revolucionaria iraní
Tambores de guerra suenan en Medio Oriente. Foto: luxstorm , Pixabay “ El general Hossein Salami , comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, y varios comandantes fueron asesinados en los ataques del régimen sionista” , indicaron IRNA y Tasnim, vinculada al cuerpo militar de élite. Salami dijo un día antes que la República Islámica está preparada para una “guerra a cualquier nivel” y responderá a cualquier agresión ante las informaciones de que Israel se estaba preparando para atacar al país persa. Según medios iraníes, el cuartel general de la poderosa Guardia Revolucionaria fue uno de los objetivos del ataque israelí. Salami, influyente comandante militar, dedicó más de cuatro décadas al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria (CGRI). Se unió a esta fuerza tras el estallido de la guerra Irán-Irak en 1980. Durante ese conflicto se forjó como uno de los cuadros más duros del régimen, participó en operaciones clave y ascendió rápidamente en la jerarquía militar. Su carrera lo llevó a liderar divisiones estratégicas y, más adelante, a dirigir la Fuerza Aérea del CGRI, donde supervisó el desarrollo de misiles balísticos y drones de ataque. En 2019, el líder supremo iraní Ali Jamenei lo designó comandante en jefe del CGRI en un contexto de creciente tensión con Estados Unidos y tras la designación del cuerpo como organización terrorista por Washington. Salami fue una figura central en la expansión regional del poder militar iraní , respaldando a milicias aliadas en Siria , Líbano , Irak y Yemen . Su retórica vertical y su papel en operaciones encubiertas lo convirtieron en un símbolo del ala más dura del régimen. En el ataque de este 13 de junio también murieron los científicos nucleares Mohammad Mehdi Tehranchi y Fereydoun Abbasi, según los medios iraníes. IRNA además informó de la muerte de un número indeterminado de civiles en ataques a zonas residenciales del norte de Teherán . El ataque masivo de Israel es una "declaración de guerra", advierte Irán El ejército israelí dijo que su fuerza aérea continuó interceptando drones lanzados desde Irán, luego de una serie de ataques aéreos lanzados más temprano este 13 de junio por Israel contra sitios militares y nucleares en la República Islámica. "La Fuerza Aérea israelí continúa interceptando drones lanzados desde Irán hacia el Estado de Israel" , dijo el ejército después de haber dicho anteriormente que Teherán había lanzado alrededor de 100 drones hacia territorio israelí. Con información de france24.com
- Enzo Cassella vicepresidente del Circuito FM Center
"El buen hijo siempre vuelve al hogar”, expresa Enzo Cassella sobre esta nueva responsabilidad profesional. Foto: Cortesía Como nuevo vicepresidente de producción y programación del circuito radial FM Center, ha sido designado Enzo Cassella , destacado hombre de radio de amplia trayectoria, quien de esta manera regresa a esa empresa, en la cual ocupó importantes cargos gerenciales hace varias décadas. “En esta nueva faceta de mi carrera aplicaré toda mi experiencia en el medio radial, apuntando siempre a la excelencia de FM Center, circuito al que siempre consideré como mi casa, y el buen hijo siempre vuelve al hogar” , expresa Cassella sobre esta nueva responsabilidad profesional. A finales de los años 70, cuando sólo existían las emisoras AM a nivel nacional, Cassella se inicia como operador y productor en Radio Tropical 990 . De allí pasa al Canal 5 de la Televisora Nacional (TVN 5), como productor del programa 2001 musical , animado por Luis Enrique Oberto, donde se presentan talentos nacionales como Pecos Kanvas y Trino Mora, entre otros, así como luminarias internacionales como Claudia de Colombia. Posteriormente es designado jefe de promoción del sello discográfico Polydor Records, lo que marca su incursión en la promoción de álbumes como Saturday Night Fever , de los Bee Gees, y el soundtrack de la película Grease . Más adelante ingresa a TH (Tops Hits) en 1980 y asume la promoción de las grabaciones de José Luis Rodríguez, Oscar D’ León y Rudy Márquez. A partir de 1982, con toda la experiencia ganada, llega a la vicepresidencia de promociones del conglomerado discográfico Sonorodven , al frente de las estrategias de mercadeo para artistas de la talla de Karina, Kiara, Ricardo Montaner, Frank Quintero, Melissa, Guillermo Dávila y Mirla Castellanos. En 1997 es designado vicepresidente de Producción y Programación de los Circuitos AM y FM Center, con una exitosa gestión en cada una de las radios que lo conforman: AM Center, Circuito La Romántica, Circuito Fiesta, Circuito Candela Pura y Circuito Hot. Permanece allí hasta 2010, cuando se independiza a través de La máquina del aire , proyecto de información radial del tránsito automotor capitalino, en la voz del recordado periodista Alejandro Cañizales. En 2011 asume la dirección general de Mágica 99.1 FM y en paralelo desarrolla planes de marketing para artistas nacionales como Roberto Antonio, quien alcanza la internacionalización gracias al relanzamiento de su carrera. También ha sido invitado permanente del programa Súper Sábado Sensacional , de Venevisión, como jurado de las secciones Buscando una estrella y Generación S , en las que desplegó su experiencia, al ofrecer herramientas a talentos emergentes para su cabal desempeño. Aquilino José Mata
- Reflexiones sobre el tiempo, los sueños y la sociedad que queremos construir
No basta con cumplir mi meta personal si no puedo compartir ese logro con otros. Imagen: Mohamed_hassan , Pixabay En los tiempos que vivimos, resulta vital detenernos a pensar en el valor que tienen las circunstancias que rodean cada uno de nuestros pasos. No solo como individuos, sino como parte de un todo. Comprender el contexto nos permite identificar talentos alternativos, caminos inesperados y lecciones ocultas que nos acercan —aunque no siempre por la vía directa— a nuestros sueños más profundos. Todos tenemos metas. Sin embargo, rara vez esas metas se alcanzan de forma lineal. Muchas veces es necesario atravesar pruebas, pausas, caídas y desvíos que, aunque incómodos, nos transforman. Son esos tropiezos los que, bien leídos, nos enseñan a crecer, a madurar emocional y espiritualmente , a fortalecernos desde adentro. Lograr algo significativo no ocurre de la noche a la mañana. Toma tiempo, paciencia y una dosis considerable de perseverancia. Y, aunque racionalmente sabemos que este proceso está lleno de altibajos, cuando nos toca vivir los golpes, muchas veces se sienten como heridas mortales . Aparecen entonces las voces internas que nos incitan a rendirnos, a dejar de creer en nosotros mismos. Es importante entender que no todos avanzamos al mismo ritmo. Algunos tardan más, otros parecen llegar antes. Pero la verdadera medida del éxito no está en la velocidad, sino en la constancia. No se trata únicamente de alcanzar logros profesionales, sino de cultivar una actitud ante la vida que nos permita interpretar cada obstáculo como parte del camino. Caerse no es un pecado capital. Es, más bien, una señal de que estás luchando. Solo quien tiene una meta clara en el corazón, en la mente y en el alma puede entender el valor de persistir, incluso cuando las fuerzas flaquean. A lo largo de ese recorrido, encontraremos a quienes subestimen nuestro proceso o crean que su camino es superior. Pero la vida —más sabia que todos nosotros— ubica a cada quien en el lugar que necesita para librar sus propias batallas internas. A veces sentimos que debemos pausar nuestros sueños. Pero muchas veces no se trata de una pausa, sino de una ruta alterna. Y es ahí donde se redefine el verdadero compromiso con lo que queremos lograr. En un contexto global marcado por guerras, conflictos y divisiones, resulta inevitable preguntarnos: ¿qué tipo de sociedad queremos construir? ¿Qué legado estamos dejando? La violencia, la confrontación y la indiferencia no pueden ser el camino. Hoy, más que nunca, necesitamos una transformación que parta desde adentro, que se fundamente en la empatía, la compasión y la cooperación. Buscar culpables es fácil. Esperar que llegue un mesías a resolverlo todo es cómodo. Pero ninguna de esas actitudes parece útil en el momento actual. Más bien, estamos llamados a asumir una responsabilidad individual y colectiva : transformar nuestras luchas personales en metas compartidas, en bien común. Por décadas, depositamos nuestras esperanzas en líderes que, con demagogia, prometieron salvarnos. Pero los hechos nos han demostrado que no hay salvadores. Si queremos una sociedad distinta, debemos construirla desde nuestras propias trincheras . Tender puentes. Escuchar más. Trabajar en equipo. El bien común no se logra pensando únicamente en uno mismo. No basta con cumplir mi meta personal si no puedo compartir ese logro con otros . Es hora de ver a nuestra sociedad como un equipo, uno que juega en el minuto 90, pero que aún puede ganar si juega con humanidad. No escribo esto con la ingenuidad de creer que un artículo cambiará el mundo. Pero sí con la convicción de que las palabras pueden despertar preguntas, abrir caminos, generar diálogo. El gran reto de nuestro tiempo es enfrentarnos no solo a los conflictos globales, sino también a nuestras propias contradicciones. ¿Estamos dispuestos a construir algo diferente? ¿Estamos listos para dejar atrás la violencia como forma de imponer ideas? ¿Qué podemos hacer, desde donde estamos, para cambiar la narrativa? Confío en que sí. Confío en el buen juicio que aún habita en cada uno de nosotros. Porque, incluso en momentos de oscuridad, siempre hay espacio para una transformación. Una más humana. Una que nos una en lugar de separarnos. Recordando siempre que lo humano nos identifica y lo distinto nos une. Eduardo Frontado Sánchez