Y lo llamaban Maelo

A Maelo lo afectó tanto la muerte e su amigo Rafael Cortijo que perdió la voz y no pudo recuperarla. Foto: Cortesía

Lo llamaban Maelo y también es justa y ampliamente reconocido como  El Sonero Mayor, calificativo que le calza a su rango, el de ser uno de los artistas más influyentes en la historia de la salsa. Hablamos de Ismael Rivera, nacido el 5 de octubre de 1931 en Santurce, Puerto Rico, por lo cual hoy estaría celebrando 94 años de vida, una vida que se extinguió el 13 de mayo de 1987, a la temprana edad de 55 años. Una existencia corta, pero no por ello menos productiva, pues tuvo una trayectoria repleta de éxitos, por lo cual es más que oportuno dedicarle esta semblanza a vuelo de pájaro.

Fue el mayor de los cinco hijos de Luis y Margarita Rivera. Su padre era carpintero y su madre ama de casa. En 1952 se alistó en el Ejército de los Estados Unidos y a su regreso a su natal Borinquen comienza a trabajar como cantante de la Orquesta Panamericana, de Lito Peña, gracias a la recomendación de su amigo de infancia y compadre, el músico Rafael Cortijo. Allí pegó El charlatán, su primer gran suceso, el que lo dio a conocer en toda la isla.

Por un incidente de faldas abandonó la orquesta y en 1954 se integró al combo de su amigo Cortijo, con el que grabaría 17 elepés y fue vocalista de temas tan populares como El bombón de Elena, El negro bembón, Besitos de coco, Quítate de la vía Perico, Oriza y Maquinolandera, entre muchos otros. De allí a cantar en Nueva York no pasaría mucho tiempo.

Durante esos años, a finales de la década de los 50, la banda alternó con las grandes orquestas que brillaban en el famoso Palladium Ball Room neoyorkino, entre ellas las de Tito Rodríguez, Tito Puente y Pérez Prado. En 1959 participó junto a Cortijo en la película Calipso, una producción italo-francesa dirigida por Franco Rossi y en 1961 grabó Moliendo Café, del venezolano Hugo Blanco, que los historiadores de la música en Puerto Rico califican como una de sus mejores interpretaciones.

Tras un viaje a Panamá en 1961, los inspectores de aduana encontraron drogas ocultas por algunos de los músicos en el equipaje de la orquesta. Rivera asumió la culpa, lo que lo llevó a la cárcel y ocasionó la disolución del combo de Cortijo. Al salir de prisión, formó su propia banda, Ismael Rivera y sus Cachimbos.

Desde Nueva York, su centro de operaciones, Maelo y su banda irrumpieron con vigoroso impacto con sus grabaciones de La controversia y La soledad, y posteriormente con Mi negrita me espera y Dime por qué, dos clásicos de la salsa, además de El Nazareno, Hasta mañana y El Jaragual.

También grabó con la Fania All Stars y entre sus éxitos con ese sello destacan la versión de El Nazareno, con Papo Lucca al piano y Cúcala, a dúo con Celia Cruz. En ese interín se reencontró con Cortijo y grabaron el disco Juntos otra vez. Otra de sus obras más célebres, esta vez como solista, es Las caras lindas (de mi gente negra).  

La muerte de su compadre Rafael Cortijo, el 3 de octubre de 1982 (dos día antes de su cumpleaños) lo afectó, al extremo de perder la voz. Atesoraba la esperanza de recuperarla para cantar en un homenaje que le preparaban a su amigo en el Coliseo Roberto Clemente. Pero pocos días antes del evento, el 13 de mayo de 1987, mientras descansaba en su casa de Puerto Rico, en compañía de su madre y de su hijo, falleció en el regazo materno como consecuencia de un infarto.

Aquilino José Mata