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Vladimir Gessen: Algunos pueblos han cometido suicidio

Actualizado: 23 ago 2022

1 November 2019

Chile está al borde de seguir estos pasos y terminar en suicidio, tanto política, como social y económicamente. También, ocurre en Argentina, Bolivia, Ecuador, Colombia y otros países en Hispanoamérica que pudieran incluir a España. Pero ¿Por qué van al suicidio los pueblos?...

Estudié por primera vez el “caso argentino” en Canadá, país preocupado por no caer por el mismo derrotero que el país austral. Argentina participó en el libre mercado internacional a partir del siglo 19, en medio de la libre circulación de capitales, y la apertura comercial y, como era de esperarse, prosperó y se colocó como la séptima economía mundial.

Millones de europeos emigraron a Argentina, así como millones de divisas se invirtieron en este país. Su riqueza se comparaba a Alemania y Francia, y superior a Japón o Italia. Entonces, en los años treinta, comenzó el ‘suicidio’ de los argentinos: Una serie de golpes de estados le dieron el poder a los militares.

Y luego, estuvo el coronel Juan Domingo Perón como ministro de varias carteras, para en 1946 participar en unas elecciones donde el pueblo votó por él. Había nacido el ‘peronismo’… y, desde ese momento, Argentina cambió, y hasta ahora, nunca recuperó su riqueza. Por el contrario, se empobreció. Hace pocos días, una vez más, la mayoría de los argentinos vuelven al suicidio crónico que muy bien representa el peronismo. Los argentinos votaron para solucionar sus problemas por quienes los crearon…

Alemania, también se suicido literalmente, cuando en julio de 1932, el partido nazi encabezado por Adolf Hitler se convirtió en el partido con más escaños en el Reichstag, permitiendo que su líder exigiera y lograra el cargo de Canciller de Alemania. En marzo de 1933 el Reichstag le otorgó a Hitler una Ley habilitante de plenos poderes dictatoriales sin limitaciones constitucionales. Así, por la vía democrática y electoral se suicidó el pueblo alemán.

Igualmente, el pueblo austríaco siguió a Hitler. Fue a referéndum el 10 de abril de 1938 y respondió una sola pregunta: ¿Estás de acuerdo con la reunificación de Austria con Alemania y votas en favor de la lista de nuestro Führer?... y aunque parezca increíble, el 99.73% de los austríacos votaron a favor de la anexión de Austria a la Alemania nazi…

En Italia, ya electo diputado, el 16 de noviembre de 1922, Benito Mussolini se presentó en la Cámara de diputados italiana y obtuvo el voto a favor, de la mayoría, como presidente del Consejo de Ministros. El 24 de noviembre le fueron conferidos por el Parlamento plenos poderes con el fin de restablecer el orden.

Juan Domingo Perón dijo que “El pueblo nunca se equivoca” en 1954. Luego, fue el expresidente de Venezuela Rafael Caldera quien lo repitió en 1983. Ellos no dijeron la verdad. Los pueblo sí se equivocan, yerran, y en demasiadas ocasiones han tenido esta conducta que los perjudica muy gravemente.

Creo que algunas naciones han sido sojuzgadas, esclavizadas y tiranizadas por la fuerza. Estos pueblos no se han suicidado sino han sido víctimas de quienes los oprimieron. Pero, otros, como Alemania, Italia, Argentina o Venezuela han decidido con su voto su propio suicidio, o han sido engañados por falsos líderes. Fidel Castro, promovió la libertad de Cuba en contra de la dictadura militar. Y se jactó de ser una revolución cristiana, con rosarios y escapularios al cuello.

Posteriormente, la revolución se declaraba ‘socialista’, pero no comunista. A la postre Fidel se quitó la careta y se pronunció como comunista, marxista, leninista y hasta estalinista. En Venezuela, fue sin máscaras y sin engaños, el teniente coronel Hugo Chávez, lo dijo claramente: Si ganaba las elecciones destruiría los partidos y la forma de hacer política de lo que denominaba ‘las repúblicas anteriores’ a él, y llevaría a Venezuela al ‘mar de felicidad’ de Cuba.

En 1998, la mayoría de los venezolanos iban al suicidio siguiendo al ‘comandante’. Asimismo, Chávez, después de eliminar el Congreso de la República de Venezuela, y crear primero una Constituyente, y más tarde, la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, este ente a su servicio le otorgó, como a Hitler y a Mussolini, una Ley habilitante otorgándole plenos poderes para hacer su revolución…

¿Por qué van al suicidio los pueblos?

El primer aspecto, es que los seres humanos somos seres racionales, pero muchos pueden perder el control de ellos mismos cuando se dejan llevar por sus emociones. Por ello, a la hora de elegir, de votar, al igual que cuando se enamoran predominan sus sentimientos sobre las decisiones fundamentadas en argumentos justos, lógicos, sensatos y legítimos.

El segundo componente, es que la mayoría de las personas tienen necesidades que dependen de la realidad política, económica y social del país que se habita, por lo que cada individuo tendrá que involucrarse en decidir quién lo gobernará, con la esperanza de resolver algunos de sus problemas. Para ello, deberá creer o no, en las promesas de algún candidato a gobernarlo, basándose más en la forma de cómo se comunica el aspirante a su voto, que al contenido de su mensaje. La promesa siempre será que el cambio le mejorará sus condiciones de vida, que habrá mas ‘justicia social’ sin explicar cómo, y habrá promesas específicas que generalmente no se cumplirán. Esto obliga a que la decisión de a quién seguir sea en gran medida instintiva, emocional.

El tercer factor es que los pueblos se movilizan como un todo. Lo que los marxistas y comunistas llaman ‘la masa’, donde cada individuo deja de serlo y pasa a ser un componente de la masa la cual sigue y obedece a un líder, con razón o sin ella. La persona ya no se vestirá como el decida, sino se pondrá la investidura o la camisa roja, negra, parda o como se le indique, y adoptará un comportamiento de seguidor del conglomerado al que pertenezca. Así, los pueblos cometen suicidio. Tanto en política como en cualquier confesión extremista, como es el caso de las guerras ‘santas’, o en casos de fanatismos religiosos como el de los 918 seguidores del pastor Jim Jones, que se suicidaron de verdad.









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