Venezuela en un mundo cada vez más complicado

Todo revela la decreciente relevancia de Venezuela en el mundo político internacional de hoy. Imagen: Copilot IA

A medida que transcurren los días aumentan las tensiones políticas en diversos escenarios: Ucrania, Gaza, sureste asiático, Medio Oriente y ciertamente en Venezuela.

Con respecto a nuestro país existe la sensación de que va a ocurrir algo en algún momento que es difícil de precisar y justamente  por eso  se incrementan las posibilidades de que algún error de cálculo o una acción desesperada pueda convertirse en detonante de un conflicto inicialmente regional cuyas consecuencias son difíciles de imaginar, aun cuando sí está claro que las mismas pueden ser graves.

Estamos en presencia de un escenario en el que resulta evidente que un despliegue de fuerzas militares como el que está montado en el Caribe no puede durar ya mucho más tiempo, especialmente porque el desenlace solo depende de las consideraciones que se presenten en la política estadounidense, en la que ya comienzan a perfilarse distintas tendencias. La primera es la confrontación entre quienes prefieren el uso de la fuerza militar y, por otro lado, los que aún ponen su esperanza en una solución política. Lo que sí es evidente es que la existencia de múltiples focos de tensión potenciada por el alto costo presupuestario de mantener el operativo exige en la opinión pública que el mismo encuentre algún final o que se desactive a breve plazo.

En Europa se acaba de abrir un nuevo foco en el caso de Polonia, que ha comenzado a experimentar algunas escaramuzas frente a Rusia siendo que Polonia sí es miembro de la OTAN , diferente a Ucrania que no lo es,  por lo cual un ataque a ella desataría el apoyo colectivo de acudir en su  defensa, tanto más cuanto que existe en territorio de ese país un considerable despliegue de soldados norteamericanos. Este escenario tiene el potencial de desatar consecuencias mucho mayores a las ya vistas hasta ahora.

En  Ucrania está visto que el señor Putin no se dejó confundir ni intimidar por la cálida recepción que tuvo en Alaska el mes pasado por parte de Trump. Las reacciones posteriores del ruso revelan que no solo está dispuesto a continuar su campaña de expansión territorial, sino a incrementarla con la vista puesta en un triunfo militar que le proporcione mejores cartas para negociar condiciones para la posterior redistribución.

Gaza se ha convertido en un punto de quiebre de tal magnitud que no solo enfrenta a Israel contra Hamás, sino que ha tomado relevancia en muchas partes del mundo a través de acciones y manifestaciones que exceden ampliamente el marco territorial de la franja, como lo reveló la reciente y traumática suspensión de la llegada de la Vuelta Ciclística de España, prevista en la icónica  plaza madrileña de Cibeles, que tuvo que ser suspendida y movida a otro lugar debido a la acción de manifestantes propalestinos.  Lo mismo se repite en otros lugares, incluidos los recintos de varias de las más prestigiosas universidades de Estados Unidos, donde los desmanes y destrozos se han multiplicado.

En el frente asiático acabamos de ser testigos de la reciente consolidación, en Shanghái, del frente Rusia-China-Norcorea que sin duda debe ser materia de preocupación no solo para Occidente sino también para la zona de Taiwán sujeta a permanente amenaza por parte de Pekín. Ello exigiría poner a prueba la validez y eficacia de la promesa norteamericana de defender la isla en caso de ataque continental.

Con menor intensidad mediática, pero con igual potencial de peligro existe la tensión generada en el mar Ártico y su conexión con el frente Pacífico a través de nuevos pasos atravesando Groenlandia y Canadá. Tal escenario, si se concretara, redistribuiría la visión geográfica de las rutas de comercio vigentes hasta hoy.

En este juego la importancia de Venezuela, pese a su riqueza petrolera, apenas radica en su posición geográfica que le ha venido permitiendo, hasta ahora, constituirse en un peón más en el tablero de ajedrez de escala planetaria.

No sería extraño que en alguna nueva negociación se repita lo ocurrido en Yalta en febrero de 1945, cuando los gobernantes de las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial repartieron sin aviso y sin protesta las áreas de influencia de cada uno de ellos, que son las mismas que existieran hasta hace poco y que corren el riesgo de ser modificadas.

En nuestro vecindario nuevos intereses han venido forjando alianzas en las que Venezuela debe interactuar ya no como potencia hegemónica frente a Guyana o Trinidad, sino haciéndose cargo de su disminuida realidad actual.

El panorama descrito, aun cuando parcial e incompleto, revela la decreciente relevancia de Venezuela en el mundo político internacional de hoy, lo cual hace aún más necesario reevaluar nuestro rumbo sabiendo que para ello se requiere restablecer la estabilidad interna, lo cual a su vez no parece posible mientras permanezcan en Miraflores quienes nos han conducido a estos atolladeros.

Adolfo P. Salgueiro