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Un inmenso agujero negro


Imagen: Pixabay

1.- Constitucionalmente estamos en una situación de ACEFALÍA TOTAL Y ABSOLUTA dentro de un ESTADO FALLIDO COMPLETAMENTE DE FACTO, DESPOJADO DE INSTITUCIONES LEGÍTIMAS. Y políticamente tenemos un VACÍO TOTAL DE LIDERAZGO. Peor, inimaginable.


2.- Tenemos ACEFALÍA TOTAL de la Presidencia de la República, porque tanto Maduro como Guaidó son ilegítimos o de facto. Maduro porque usurpa el cargo para el cual no fue electo. Guaidó porque, habiendo asumido en aplicación del Art. 233 de la Constitución (inexistencia de un presidente electo), la situación cambió cuando Maduro usurpó el cargo por la fuerza, que es el supuesto de hecho previsto en el Art. 333. En consecuencia, ya no se trata de celebrar una elección presidencial, sino de restablecer la estricta vigencia de la totalidad de la Constitución que comenzaría derrocando al usurpador, sin lo cual sería absurdo por imposible cumplir la tarea. Y para derrocar al usurpador no se nombra previamente a un presidente interino, que sólo actuaría cuando, habiendo normalidad constitucional, se pueda convocar una elección presidencial.


3.- La Constitución deja abierto el camino en el 333 para que civiles y militares procedan discrecionalmente a restablecer la vigencia total de la Constitución, lo cual presupone comenzar por el derrocamiento o deposición del usurpador de la presidencia. Desde luego, si Guaidó encabeza la acción de derrocar o deponer a Maduro, por usurpador o gobernante de facto, es lógico que asuma la tarea de completar el restablecimiento de la vigencia estricta de toda la Constitución. De lo contrario, no puede pretender la primogenitura. En su lugar, asumirán quienes cumplan con ese deber constitucional. Lo ha reconocido él mismo al postularse en una elección primaria.


4.- La ACEFALÍA PRESIDENCIAL es ABSOLUTA porque no puede resolverse como si hubiese normalidad constitucional, porque no hay Constitución vigente ya que estamos en un ESTADO FALLIDO sin ninguna institución legítima. Ni ASAMBLEA NACIONAL legítima.


5.- Tenemos ACEFALÍA TOTAL del Poder Legislativo porque las dos Asambleas Nacionales que sesionan son igualmente ilegítimas y se anulan mutuamente.


A la electa en 2015 se le venció el período en 2021, lo que por cierto deslegitima a Guaidó por haber cometido el error de subordinar el Ejecutivo al Legislativo, como dependiente, algo inadmisible en el sistema presidencial. La otra Asamblea, que está al servicio de Maduro, usurpa el cargo como su jefe porque su elección está viciada de nulidad absoluta.


6.- A este cuadro institucional se agrega el VACÍO DE LIDERAZGO. A Maduro lo rechaza 85% de los venezolanos, que claman por su salida. Maduro no tiene pueblo, precisamente cuando cumplirá 10 años en la presidencia que sumados a los 13 junto a Chávez suman 23 años en el poder. Le llegó el tiempo de jubilación y cualquiera de mediana inteligencia lo entendería, pero su ignorancia de la historia y de la psicología de masas, lo hace incurrir en el error del continuismo vitalicio, haciéndose él y su banda insoportables. Resulta hasta repelente ver las mismas caras gobernando durante un tiempo interminable. La tiranía no se hace lifting para rejuvenecerse. Ni tampoco refresca la mente para darse cuenta de que el continuismo, sobre todo vitalicio, es una enfermedad que termina en desgracia.


7.- El VACÍO DE LIDERAZGO es completo, porque la alternativa de oposición la usurpa una minoría de alcahuetas que le sirve de comparsa a Maduro a cambio de contratos, gobernaciones y alcaldías. Son los COLABORACIONISTAS, los mejores aliados de Maduro, que han hecho un negocio redondo con sus servicios tarifados. Están mejor que nunca.

Maduro y colaboracionistas dialogan y negocian pero no tienen pueblo y, en consecuencia, no representan a la inmensa mayoría nacional y, por tanto, lo que acuerden sólo los compromete y beneficia a ellos. Lo que acuerden no compromete al pueblo, porque no lo representan. Maduro y colaboracionistas con sus diálogos montan simplemente un teatro sin público.


8.- Por EL VACÍO DE LIDERAZGO el pueblo está sin guía. Pero precisamente EL VACÍO DE LIDERAZGO es en política lo que el agujero negro en la astronomía: tiene una enorme fuerza de atracción.


Y Venezuela es hoy un inmenso agujero negro: sin instituciones y sin liderazgo, precisamente la mejor oportunidad para que emerjan los que seguramente lo harán tal como se deduce del 333: con fuerza y valentía, porque así como cada región tiene su nombre, cada época histórica tiene sus líderes. Así ha sido siempre. Y así será.



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