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Quienes llamaron a la abstención no son los responsables


Abstencionistas del 25 de mayo asumieron, en condiciones extremadamente hostiles, avanzar hacia las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. Foto: Archivo I21
Abstencionistas del 25 de mayo asumieron, en condiciones extremadamente hostiles, avanzar hacia las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. Foto: Archivo I21

Muchos de quienes se sienten afectados por los desastrosos resultados para la oposición –o, mejor dicho, para el no chavismo- en las elecciones del 25 de mayo, han armado un discurso justificatorio basado en la simplificación de la realidad y la distorsión de los hechos ocurridos durante los aƱos recientes.


Luego del fallido ensayo con Juan Guaidó, la oposición cayó en un prolongado letargo. La desesperanza y la frustración se apoderaron de la mayoría de los venezolanos. Al rescate vinieron los primeros intentos de unidad por allÔ en el año 2022. En ese momento, la intención de los venezolanos de participar en la elección de 2024 para elegir el Presidente de la República apenas frisaba 35%. Esa franja estaba compuesta fundamentalmente de simpatizantes con el Gobierno de NicolÔs Maduro. Los números fueron cambiando a medida que la oposición fue limando sus asperezas, apareció en el horizonte la posibilidad de construir una plataforma de acción coordinada y escoger un candidato presidencial unitario que surgiera de una consulta popular.


Fue despejÔndose el camino para que se constituyera la Plataforma Unitaria DemocrÔtica (PUD), se definió la primaria como el método de selección del abanderado unitario y se formó la Comisión Nacional de Primaria (CNP), integrada por un grupo de venezolanos calificados e incuestionables.


Ya para mediados de 2023, el ambiente dentro de los sectores opositores había variado. La intención de concurrir a la primaria fijada para el 23 de octubre de ese año había crecido, al igual que el propósito de acudir a votar en los comicios de 2024. En ese rescate del voto fue

fundamental el papel de la PUD, la CNP y los lƭderes que habƭan decidido intervenir en la consulta. En ese proceso no participaron ni Manuel Rosales ni Henrique Capriles. La campaƱa por todo el paƭs de esos aspirantes, unido al trabajo meticuloso de la CNP, despertaron el Ɣnimo de los electores. La consulta del 23-O de 2023 fue un Ʃxito glamoroso.

De ella salió triunfante María Corina Machado por abrumadora mayoría. Luego, sobre sus hombros recayó la responsabilidad de liderar el proyecto democrÔtico opositor en condiciones muy adversas. El resultado final es harto conocido: MCM fue inhabilitada; su sustituta, Corina Yoris, no pudo inscribirse. Finalmente, pocos minutos antes de que se cerrara el plazo para la inscripción de candidatos presidenciales, el Consejo Nacional Electoral (CNE) autorizó a Edmundo GonzÔlez Urrutia, diplomÔtico en condición de retiro.


Una vez aceptado EGU, comenzó la campaña electoral cuya figura mÔs prominente era MCM. No es necesario precisar los detalles en los que transcurrió esa contienda. Sólo quiero destacar que algunos de los que hace pocos días hablaban de la importancia del voto para resguardar los espacios democrÔticos, y ahora atacan a la PUD y a MCM por "abstencionistas", durante la campaña de 2024 tuvieron una participación muy moderada, por no decir marginal. Entonces, ¿quiénes son los que no creen en las elecciones como espacio para la participación política y el cambio democrÔtico: los que optaron por automarginarse en 2024 o quienes asumieron en condiciones extremadamente hostiles avanzar hacia las elecciones presidenciales fijadas para el 28 de julio de 2024?


Los magros resultados logrados por los aspirantes opositores a los cargos de elección popular –gobernadores, diputados nacionales y diputados regionales- el domingo 25 de mayo, no pueden atribuĆ­rsele a la convocatoria de los partidos que aĆŗn conforman la PUD ni a MCM.


El peso de ese llamado, aunque significativo, no es suficiente para explicar el fracaso de los aspirantes. La verdad hay buscarla en otras causas. En este espacio no puedo enumerar ni siquiera las que me parecen mĆ”s importantes. Sin embargo, lo que no puede aceptarse es que curtidos dirigentes polĆ­ticos cuya obligación es asumir su responsabilidad frente al paĆ­s, incurran en la ligereza de colocar su derrota personal y el fracaso de la propuesta que le formularon al paĆ­s –concurrir a las elecciones regionales- en una circunstancia como el

llamado a la abstención de la PUD, asediada por Gobierno, y de MCM, quien se encuentra en la clandestinidad. Esa "explicación" sólo servirÔ para persistir en los errores y continuar con los fracasos.


La verdad es que el mensaje de los aspirantes opositores para cada uno de los cargos en disputa no logró cautivar, movilizar ni organizar a los electores. La oposición pudo haber ganado en Zulia, Nueva Esparta y Barinas, estados con gobernadores opositores, si esos mandatarios hubiesen realizado durante sus años de gestión un trabajo bien evaluado por sus electores. Los ciudadanos habrían desoído los llamados abstencionistas. Habrían optado por mantener sus gobernantes estatales. Nada los habría hecho cambiar. Lo mismo podría aplicarse a los aspirantes a diputados nacionales y regionales. Pero, no hubo por parte de ellos una lectura correcta de la situación actual del país. Y si persiste el reduccionismo simplista y maniqueo, no la habrÔ en el futuro cercano. De este esquematismo se salva Juan Requesens, candidato a gobernador de Miranda, quien ha reconocido que fue él quien perdió la elección por no haber podido imantar a suficientes votantes.


El perƭodo que comienza en enero de 2026 serƔ crucial para esos dirigentes que entraron en la Asamblea Nacional. Si quieren alcanzar el Ʃxito y convertirse en alternativa de cambio, tendrƔn que superar el maniqueƭsmo. Mucha suerte.


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