China: el autoritarismo se une, la democracia se divide
- Trino Márquez
- hace 1 dÃa
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Actualizado: hace 6 horas

La reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), en la ciudad de TianjÃn, y el posterior imponente desfile militar en la Plaza de Tiananmén, Beijing –con motivo en de la celebración del final de la Segunda Guerra Mundial-, constituyeron una clara demostración del poderÃo polÃtico y militar de China, del nivel alcanzado en su afán de convertirse en el hegemón del planeta, y de su capacidad para atraer y establecer alianzas firmes con los paÃses de Eurasia. En la parada militar destacaron dos figuras: la de VladÃmir Putin y la del impresentable Kim Jung-un, el déspota de Corea del Norte. Un signo inequÃvoco de que cuando China habla de "paz", hay que conocer muy bien los términos en los que la tranquilidad se mantiene.
Xi Jinping les envió un claro mensaje a Estados Unidos, a la Unión Europea y, en general, a Occidente: estamos impulsando un nuevo orden internacional y preparándonos para asumir el liderazgo mundial. Para ello cuenta con el apoyo de Rusia, India y los demás paÃses integrantes de la OCDS en calidad de miembros con plenos derechos, observadores o socios de diálogo. El esquema de participación no está regido por una norma inflexible.
La mayorÃa de los paÃses que forman parte de esa plataforma están gobernados por regÃmenes autoritarios, aunque esta no constituye una exigencia para integrar la alianza. India –paÃs que sigue siendo considerado democrático, a pesar de los esfuerzos de Narendra Modi por asfixiarla- integra el acuerdo. La inmensa mayorÃa de los demás socios
de China en ese foro son dictaduras o autocracias con diferentes matices: desde Bielorrusia o Myanmar, que constituyen tiranÃas, hasta TurquÃa, que conforma una autocracia competitiva. Allà se realizan elecciones en las que participa la oposición, desde luego amordazada. En la inmensa mayorÃa de las naciones de la OCS, los valores y prácticas democráticas están desterradas. Los derechos humanos, la alternancia en el Gobierno y la libertad de información y expresión, forman parte de las "decadentes" costumbres de Occidente.
El Sur Global, como les gusta autodefinirse a algunos miembros de la OCS, configura un segmento amplio –agrupa a más de 40% de la población mundial-, que genera buena parte de la riqueza mundial: produce más de 25% del PIB planetario. A pesar de su heterogeneidad, bajo la batuta de China ese conjunto abigarrado ha logrado conseguir
zonas de acuerdo y establecer convenios que les permiten apoyarse mutuamente. En la actualidad, conforman una referencia que debe tomarse se cuenta en el plano mundial.
En el otro lado de la ecuación se encuentra el polo democrático: Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Inglaterra, Japón, Australia y podrÃamos incluir a México y Brasil, las dos economÃas más grandes de América Latina, entre otras muchas naciones, más pequeñas.
Debido a la desacertada polÃtica aplicada por Donald Trump desde su arribo a la Casa Blanca, este grueso segmento del planeta, unido por intereses económicos y por valores democráticos asociados con la libertad en todos los sentidos, ha sido sometido a severos y continuos ataques provenientes de Washington. Trump sacó el hacha de la guerra comercial para imponerles restricciones arancelarias a sus socios comerciales tradicionales. De las amenazas iniciales paso a la polÃtica del garrote vil. En su frenética actuación, a diferencia de China, no ha entendido que Estados Unidos ocupa una posición cultural, polÃtica e
ideológica estratégica en el globo terrestre
Trump, desde la llegada a la presidencia, se ha dedicado a debilitar los paÃses democráticos. Empezó amenazando con retirarse de la OTAN. Luego, con negarle ayuda financiera y logÃstica a Ucrania. Cerró casi por completo USAID, la agencia de cooperación internacional más importante del mundo financiada por los norteamericanos. Con esta absurda medida acabó de un plumazo con la vital ayuda que Estados Unidos les daba a las naciones más pobres en el área de la educación, la salud pública, la salubridad y la investigación cientÃfica en área sensibles para la población más vulnerable. Ha cometido excesos y arbitrariedades que han debilitado el papel de Estados Unidos como lÃder mundial de la democracia, papel que está llamado a desempeñar.
Ahora, la Unión Europea, Inglaterra, Canadá y los demás paÃses que han defendido tradicionalmente la libertad, tendrán que recomponerse y fortalecerse para seguir manteniendo sus modelos polÃticos e impedir que la alianza entre China y Rusia los avasalle en el futuro. Esta labor de preservación y defensa serÃa mucho más eficaz si contara con el respaldo decidido de Trump. Sin embargo, todo indica que el presidente norteamericano está mucho más ocupado en castigar a humildes trabajadores que huyen de la pobreza entrando de forma ilegal a Estados Unidos, que en atender la responsabilidad fundamental que le corresponde.
La alocada estrategia de Trump está conduciendo a que China lidere un nuevo orden mundial en el cual el autoritarismo se une y fortalece, mientras la democracia se divide y debilita. Es una de las ironÃas de estos tiempos.