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Vladimir Gessen: Venezolanos están de luto por lo que trajo el chavismo y su legado


21 August 2018

Todo comenzó cuando el personaje cargado de odio pidió freír las cabezas de los adecos en aceite. Si, fue Hugo Chávez, desde sus comienzos, cuando habló más comunista que como demócrata. Reproducía la tesis marxista de la ‘Lucha de Clases’ que pregonara el propio Marx y que Lenin le agregara ‘el Odio Social’, al cual denominó ‘el motor de la revolución comunista’. Con estos parámetros del socialismo, Chávez comenzó a cambiar la identidad del venezolano.

Los venezolanos siempre reconocidos por tratarse como iguales, ‘parejeros’, con confianza, alegres, así como por su buen humor, comenzaron a través de manejos propagandísticos, a “aprender” que otros connacionales eran sus propios enemigos. No adversarios políticos, sino “hostiles” que merecían morir, palabra que durante más de una década pendió como una espada al grito de la perversa consigna de ‘Socialismo o Muerte’. Se trata de la rabia dirigida en contra de sectores sociales desafectos del gobierno, que forma parte del odio social... Los venezolanos están de luto por lo que trajo el chavismo y su legado...

Divide y vencerás

Ese odio social se fundamenta en la clasificación de la gente. La idea es crear enemigos ficticios, pero que pasan a ser reales para quien cree esa ‘única verdad’. Se culpa a alguien por pertenecer al grupo ‘mal visto’ o ‘denunciado’ y que promueve la actitud de ‘unos’ contra ‘otros’. No es más que una astuta manipulación de la conducta humana por parte de líderes de gobiernos autocráticos para imponer su poder y sus doctrinas. Hitler, aplicó el odio como motor de su nacionalsocialismo (nazismo) y para lograrlo, uso la lucha racial contra las ‘razas inferiores’ como definió a la judía, pero presentándoles como los ladrones comerciantes, y como la ‘oligarquía’ que había robado al pueblo germano. Su categorización significó la muerte de millones de seres en el holocausto. Fidel Castro dividió a los cubanos entre ‘gusanos’ y ‘revolucionarios’, y miles de cubanos fueron fusilados o presos por ser ‘gusanos’, una grotesca forma de llamar a una persona por no estar de acuerdo con el castro-comunismo. También, en la guerra genocida de Ruanda, se llamaba a los adversarios ‘cucarachas’, a las que había que exterminar.

Las consecuencias

Al aplicar el odio social, la sociedad se divide en raza superior versus raza inferior, o los ‘buenos’ y los ‘malos’. Chávez empleó el mismo método y comenzó dividiendo entre ‘escuálidos’ versus ‘bolivarianos’, luego entre ‘patriotas’ y ‘majunches’. Siempre usando términos despectivos y discriminatorios porque escuálido significa sucio, asqueroso, y majunche es mediocre, deslucido. A la postre. sería la separación entre los “patriotas” del oficialismo y los “derechistas” o “terroristas”, y más reciente, entre los que tienen ‘el carnet de la patria’ y quienes no. Esta clasificación conduce a la división, a la enemistad de los venezolanos, y a la creación de enemigos entre seres iguales, todos compatriotas, lo cual viola la Constitución y la Carta de los Derechos Humanos, ya que prohíben cualquier tipo de discriminación.

El problema del odio social es que normalmente cuando se han aplicado sus parámetros el pueblo se fragmenta y se desintegra su identidad nacional, y su final previsible es la violencia. Se termina generalmente en luchas fratricidas o guerras como Alemania, Kosovo, Croacia, los Balcanes o Camboya, guerras civiles como España, Estados Unidos, Ruanda, golpes de estado como Chile, o revoluciones sangrientas como la URSS, China y Cuba.

Cómo se gesta el Luto

Hoy, el venezolano sale a la calle a un ambiente lleno de hostilidad, donde los venezolanos están de mal humor porque además de todas las calamidades que sufre como todos, el mensaje de odio está presente y muy claro: ‘estamos en guerra'. Guerra que nos hacen países supuestos enemigos de Venezuela, pero donde realmente se identifica muy claro siempre a otros venezolanos ‘derechistas’ y ahora ‘terroristas’.

Los venezolanos están seriamente afectados en su emocionalidad. Por primera vez, se detecta la tristeza como un sentimiento generalizado en la población. Hombres, mujeres, jóvenes y adultos mayores, se auto perciben afligidos y apesadumbrados. La tristeza y la incertidumbre han cundido en los venezolanos sin importar tampoco su filiación política o su entorno social. Chavistas y no chavistas, experimentan añoranza por tiempos mejores, además de tribulación y desdicha. Esta emoción que sufren los venezolanos no se encuentra aislada, sino que va unida a una profunda rabia, y a frustraciones y decepciones que sobrellevan la mayoría de los ciudadanos. Emociones que definen el estado de luto como cuando se pierde un ser querido. Luto que están sufriendo tanto los venezolanos que se han ido, como los que hasta ahora se han quedado... Ya aparecen cifras que alcanzan más de 4 millones de venezolanos afuera, buscando mejores condiciones de vida.

La indignante emigración forzada

La migración forzosa afecta emocionalmente al emigrante y a los seres queridos que se quedan. El verse obligado a dejar prácticamente todo atrás, convivir con personas diferentes, de distintas culturas y formas de pensar, va creando una profunda huella afectiva. Cuando se pierden estos lazos se afecta de manera subterránea a la persona porque pondrá en juego su propia identidad y su seguridad como individuo. Es así, que comienza a padecer un largo y creciente luto.

No solo se da la separación de un ser querido, sino de la mayoría de los familiares y amigos. Sin duda alguna, habrá momentos de angustia, tensión, tristeza, añoranza y pena que pueden complicarse y desarrollar una depresión o un estado de permanente frustración.

La pérdida que llevan los venezolanos que conviven en Venezuela son diferentes a los que se van, pero no menos importantes. La sociedad que surge como consecuencia del ascenso al poder de un estado socialista creó una nueva cultura, que tiene sus propias expresiones, su forma y manera de comportarse, de ser, hasta su forma de vestir. En un principio, cuando en una sociedad se practica un estado ideologizado como lo es el socialismo, el comunismo, o el fascismo, y otras formas de gobierno colectivizado, la sociedad al principio e ignorando la historia, se suma al cambio porque se promete una nueva forma de vida que ofrece esperanzas, bienestar, salud, educación, vivienda, y un futuro mejor. Luego se da cuenta en carne propia que en todos los países donde se han practicado estos cambios, llega el fracaso de estos sistemas, y se recuerdan los beneficios de la sociedad anterior, lo cual conforma junto con los seres queridos y amigos que se han ido, las pérdidas que provocan el luto generalizado como es ahora en el presente, en el caso de Venezuela.

Una parte de los venezolanos han perdido, en primer lugar, a quien creían un enviado que los “salvaría”. Ese supuesto mesías, sembrador de grandes sueños, y de utópicas esperanzas murió. Otra parte de Venezuela, que no creía en esa quimera. pensó por su parte, que la “pesadilla” había pasado, pero no ha ocurrido.

La desesperanza y los valores aprendidos

Para la mayoría, el país cambió de la esperanza a la desesperanza. La realidad nos muestra un país, donde se han perdido seres queridos, porque prácticamente no existe familia que no tenga uno o varios de sus miembros, y muchos amigos, en el exterior. Más grave aún, como nunca, las familias venezolanas penan una muerte real de algún familiar asesinado por la monumental criminalidad existente, por la represión, por falta de medicinas, o simplemente por desnutrición o hambre.

Se han perdido los valores fundamentales de la venezolanidad. No es el estudio, ni el esfuerzo o el trabajo lo que permitiría salir de abajo y progresar, sino se busca sobrevivir o enriquecerse por antivalores como el amiguismo, la militancia partidista, la delincuencia, la corrupción, el narcotráfico, el ‘bachaqueo’ o el ‘rebusque’. Hay pérdidas en la alimentación, la salud, la electricidad, el agua, los servicios públicos, el bienestar, la comodidad, la adquisición de ropa y enseres para el hogar. El venezolano ha perdido su poder adquisitivo y el valor de sus ingresos.

Los jóvenes venezolanos perdieron su posibilidad de casarse, a esta altura, no pueden adquirir, ni alquilar, ni construir una vivienda. Ningún trabajo permite subsistir. Hay que rebuscar ingresos adicionales solamente para poder intentar conseguir el costo de algo para comer cada día. Los venezolanos gastan sus salarios en su totalidad en alimentos, sin lograr evitar seguir perdiendo peso. No alcanzará para más.

De allí, la rabia que se tiene, la ilimitada frustración que registran las investigaciones, la decepción generalizada, la angustia perenne en las colas, y la tristeza en grado superlativo que aguantan hombres, mujeres y niños, en Venezuela.

¿Qué ocurrirá?

La diferencia con el Luto cuando se pierde a un ser querido es que cuando muere el ser querido, la persona sabe que pasará, que la vida continúa, y que en algún momento el tiempo ayudará a sanar. La vida se reconstruirá. Sin embargo, cuando las pérdidas son las que sufre la población venezolana, este luto no cesa hasta que las causas desaparezcan, porque cada día algo se pierde o falta, y se renueva la tristeza, la rabia, la frustración, el luto. No obstante, así como el odio social fue el motor de la revolución comunista, o el odio racista lo fue en la revolución nazi, el luto, de una sociedad controlada y subyugada, es el motor que tarde o temprano lleva a las sociedades a buscar y lograr su plena libertad.

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