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¿Otro Consejo Nacional Electoral?


Ahora se estila en Venezuela que para cada elección el régimen designa un nuevo CNE, la gran pregunta es ¿Por é? Lo hace para motivar la participación, no de electores, sino de cómplices, una pretendida oposición partidista corresponsable del oscurantismo que obnubila al país desde 1998.


En el último CNE acordado se premió a Un Nuevo Tiempo con una gobernación y un rector a ese órgano, Acción Democrática y la millonarísima Fuerza Vecinal con dos y un cascarón de gobernación respectivamente, además de algunas alcaldías. ¿Quiénes serán los afortunados de esta vez? Primero Justicia, Voluntad Popular, alacranes, uno de los partidos nuevos, en fin, quienes le sigan el juego electorero.


Otra gran pregunta ¿Sí se ha elegido un nuevo CNE en las últimas elecciones es porque el que precedía no generaba confianza, porque era parcializado, ilegal, etc? Entonces, al igual que los poderes públicos electos con antelación, desconocidos por el mundo democrático, las últimas elecciones perpetradas, incluyendo la Asamblea Nacional 2020, tampoco tienen validez, dicho sea de paso, son ilegales, hasta en el número de diputados “electos” desafía la Constitución… bueno, ese mismo poder, abarrotado de integrantes, es quien va a elegir al nuevo CNE ¡La tragedia se narra sola!


La AN usurpa competencias, funciones y facultades al designar “porque sí” al poder electoral a su antojo, pues la Constitución manda que sus rectores deben perdurar en su cargo 7 años… nada cuadra, es la retención del poder, a través de la violencia institucionalizada, lo que al final termina imponiéndose al mejor estilo de sus mentores, el régimen cubano.


¿Caerán los venezolanos? Los procesos electorales desde 2017 (la “Constituyente”) se han

caracterizado por abstenciones históricas, solo acuden a votar la esclavitud electoral, aquellos que, los coaccionados, entre quienes destacan empleados públicos, jubilados, milicias, receptores de bonos, etc. Al respecto, los alacranes han fracasado en su intento de promover el voto, denotando que solo a través de la imposición de esas figuras a través de instituciones psuvizadas pudieran hacerse con directivas nacionales de partidos.


Todo esto explica por qué luego de cada proceso electoral la calidad de vida del venezolano se extingue, el insultante slogan “Venezuela se está arreglando” duró poco, el hambre, el caos de los servicios, la inexistencia de seguridad jurídica, el caos político y demás, imposibilita que se produzcan inversiones reales, las que hoy acontecen son de boliburgueses y puntuales inversores internacionales de aliados del castrismo venezolano.


Este país anómalo es un laberinto cada vez es más estrecho. El irrespeto al voto, a la democracia, a la ley, nos ha deparado un caos sin precedentes. Por ejemplo, lo económico es tan grave que sí el régimen, para acallar al sector público protestante, ancla el salario al dólar o se inventa un elevado aumento salarial, esa inyección de dinero inorgánico (no hay otra vía) traerá terribles secuelas hiperinflacionarias complicándonos mucho más la sobrevivencia. Por tal motivo, la solución es cambiar el modelo económico en 180°, precedido del cambio de los conductores del Estado.


Aprendámonos algo. En Venezuela la democracia hace mucho que dejó de existir, en consecuencia, su rescate no es competencia exclusiva de los partidos, sino de todos los sectores nacionales.


Mientras la lucha por nuestra libertad siga siendo exclusiva de partidos (con los mismos rostros de siempre) continuaremos en el perverso ciclo de diálogos furtivos y elecciones absurdas ¡La lucha es de todos!


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