El color de los alimentos no solo es importante para hacer que un plato se vea más bonito o apetecible, estos también influyen en la salud en general de la persona.
Los distintos colores de las frutas y verduras corresponden a combinaciones de diferentes nutrientes y fitoquímicos, cada uno de los cuales tiene propiedades específicas para la salud.
El rojo por ejemplo, le debe su color al licopeno, es un pigmento vegetal natural, perteneciente al grupo de los carotenoides, este carotenoide tiene propiedades antioxidantes, anticancerígenas y aporta energía.
El naranja y el amarillo deben su color al α-caroteno y β-caroteno, que pertenecen al grupo de los carotenoides. psicológicamente, se asocia a lo saludable y nos activa, nos recuerda a la luz, nos alegra y nos abre el apetito
El verde, aportan en mayor o menor cantidad luteína y β-caroteno (ambos pertenecientes al grupo de los carotenoides) cuando los vemos, nos transmite confianza y se relaciona directamente con estar sano.
El Azul, morado, violeta presentan un alto contenido de antocianinas. Las antocianinas son pigmentos vegetales naturales que pertenecen al grupo de los flavonoides.
Las frutas de color blanco (manzana, pera) son ricas en flavonoides, como la quercetina, que disminuyen la agregación plaquetaria y previenen las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
Esto tiene que ver en parte con la ciencia que se denomina la psicología del color y que, de una manera u otra sin pensarlo, nos lleva a tomar buenas o malas decisiones al momento de alimentarnos.
Científicos y expertos señalan que las verduras y frutas de colores más vibrantes y llamativos son las más ricas en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes.
Por tanto, para mantener una dieta balanceada será necesario no solo incluir alimentos de los diferentes grupos, sino apostar porque al menos tres cuartas partes del almuerzo y cena, contengan frutas y verduras. Reseñado por 2001