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Intolerancia en acción


Foto: Archivo AJM

Pocos días antes de la presentación de Paloma San Basilio, que tuvo lugar en la Sala Ríos Reyna del caraqueño Teatro Teresa Carreño el sábado 22 de octubre, la empresaria artística María Gómez hizo gala de una manifestación de intolerancia, que se añade a las que, en número abrumador, se han hecho tan comunes en la Venezuela chavista-madurista de hoy.


Pasando por encima de la oficina de prensa de Evenpro, la empresa productora del concierto de la cantante española, la señorita Gómez –socia minoritaria de esa producción- contrató a su colega manager de artistas, Luis Cappechi, para que se encargara de organizar varias entrevistas individuales con la vocalista. Para ello le entregó una lista, que para más señas estaba filtrada. En esa lista no figuró este cronista y cuando una persona allegada le preguntó a Capecchi las razones, éste se limitó a decir que le habían dado expresa autorización para ello.


Las razones que tuvo María Gómez para asumir tal discriminación las desconocemos. Aunque imaginamos que pudo haber sido por la conversación que semanas antes tuve telefónicamente con ella para solicitarle una entrevista con Joan Manuel Serrat, otro de los artistas cuyos derechos tenía para Venezuela y que por falta de capital e infraestructura física de su empresa venida a menos, tuvo que asociarse igualmente con Evenpro cuando éste viniera a Caracas, en las mismas condiciones de aliada minoritaria que con Paloma San Basilio.


En esa conversación telefónica le pregunté por qué al artista catalán lo presentaban en la Concha Acústica de Bello Monte y no en el Teresa Carreño, como se había dicho inicialmente. Entonces me dijo que en el teatro le habían comunicado “que allí no les gustaba el tipo de música que hacía Serrat”. Quedé tan sorprendido por lo endeble de la justificación esgrimida por ella, que me permití dudar de que le hubiesen dado semejante argumento tan pedestre. Acto seguido, la señorita Gómez se limitó a tirarme en teléfono y dejar de esta manera por finalizado nuestro “diálogo”, si es que puede llamarse así.


Lo que no entiendo es que un incidente tan nimio haya podido provocar semejante veto a mi persona. Y no solamente eso, al concierto de Paloma San Basilio me invitaron pocas horas antes y, esta vez sí, por parte de la oficina de prensa de Evenpro.


Lo malo fue que al día siguiente, ya en el TTC, y después que una empleada del recinto informó que junto a otros colegas nos ubicarían en el patio de butacas, en un sitio que previamente habían reservado para nosotros, “alguien dio una contraorden” de situarnos en el balcón, en donde estaban también colegas de medios como Kys FM, Últimas Noticias, el Bloque Dearmas y otros más. Vale destacar que los colegas que sí fueron invitados por la señorita Gómez, aquellos que formaban parte de su lista filtrada a las entrevistas individuales previas, estaban sentados junto a ella, muy cerca del escenario y en una ubicación privilegiada.


Afortunadamente, personal del Teresa Carreño intervino para reubicarnos en el patio de butacas, que tenía muchos lugares desocupados, pues el concierto de la cantante española, aunque contó con buena asistencia, no logró llenar. Tanto es así, que una vez iniciada su presentación, trasladaron a buena parte del público de balcón hasta el patio.


Es evidente que la intolerancia no es solamente producto del régimen, sino que también ha contagiado a no pocos de los que se autodenominan “opositores”, esos que viven denunciando “ataques y atentados contra la libertad de expresión” y actúan exactamente igual a quienes critican.


En cuanto a la inconveniencia de presentar a Serrat en un escenario tan inadecuado como la Concha Acústica de Bello Monte, totalmente al aire libre, esta quedó más que patente durante su presentación del pasado miércoles, en medio de un aguacero que empapó a la devota audiencia. Muchos se fueron furiosos y otros se quedaron aguantando el chaparrón (nunca mejor dicho).


Todavía nadie entiende por qué la señorita Gómez se empeñó en cambiar el escenario del Teresa Carreño, en el cual se pensó inicialmente hacer el concierto, por el muy inadecuado de la Concha Acústica. Dicen que el mánager de Serrat estaba que trinaba. El asunto se está investigando.


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