En Yaracuy 150 pacientes renales dependen de 42 máquinas
- Enrique Rondón Nieto
- hace 28 minutos
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En Yaracuy, 150 pacientes renales luchan por tener un tratamiento óptimo que le brinde mejores condiciones de salud mientras aguantan cortes eléctricos y ausencia de
especialistas. Con solo tres unidades de diálisis operativas (dos en San Felipe y una en
Bruzual) y 42 máquinas con muchos años de uso, la atención resulta insuficiente para
garantizar un tratamiento estable.
El equipo periodístico de Cotejo.info, en un reportaje regional, logró entrevistar a
miembros de la Asociación Civil de Pacientes Renales Pablo Navea quienes advierten
que la crisis se profundizó tras el cierre de la unidad de Independencia en 2023. Desde
entonces, los pacientes se concentran en el Hospital Central de San Felipe, donde se
recibieron 15 máquinas nuevas como última dotación. No ha habido reposiciones
posteriores.
Las interrupciones eléctricas obligan a reducir las sesiones de hemodiálisis de tres a dos
horas, afectando la calidad del tratamiento. En la Unidad de Diálisis Yaracuy, la más
concurrida, las denuncias incluyen filtraciones, fallas en la planta de ósmosis, falta de planta eléctrica, mobiliario en mal estado e incluso presencia de roedores.

“Las fallas de las máquinas son un problema que no puede esperar. Aunque el mantenimiento ha mejorado, nuestras vidas dependen de equipos que se dañan con
frecuencia”, declaró Esperanza Rodríguez, presidenta de la asociación y paciente renal
desde hace seis años.
A esta precariedad se suma la falta de especialistas. En algunos centros, un nefrólogo acude apenas cada 15 días, y el resto del tiempo los pacientes son atendidos por médicos generales, en contra de lo establecido por la normativa oficial de hemodiálisis en
Venezuela. Entre 2020 y 2023, las protestas de enfermos renales evidenciaron la desatención, motivadas por equipos dañados y ausencia de mantenimiento.
Reclaman mejor transporte
Más de la mitad de los pacientes vive en municipios rurales y depende del transporte público para llegar a sus terapias. Muchos deben tomar hasta dos autobuses por trayecto, con un pasaje urbano de 0,20 dólares, gasto difícil de sostener tres veces por semana.
“Salir de diálisis nos deja débiles, y aun así algunos tenemos que caminar largas distancias”, contó Ruth Garrido, paciente renal, quien recordó el caso de un compañero que acudía en silla de ruedas desde Las Mercedes y falleció sin transporte adecuado.
Una promesa en camino
En agosto de 2025, el gobernador de Yaracuy, Leonardo Intoci, anunció la construcción de una nueva sede en el Ambulatorio Dr. Manuel Alcalá Medina (municipio Independencia), equipada con 30 máquinas de última tecnología, lo que la convertiría en la unidad más grande del centroccidente del país.
De manera paralela, el gobierno regional inició trabajos de rehabilitación en la Unidad Yaracuy, con impermeabilización, mejoras en la planta de ósmosis y remodelación de salas. También fueron incorporados pacientes a programas de atención médica y colocación de fístulas.
Estos avances representan un alivio parcial, pero no solucionan la crisis estructural.“Nuestra esperanza está en esa nueva sede y en que los programas de salud se mantengan en el tiempo”, insistió Rodríguez.
Mientras el proyecto se materializa, los pacientes continúan expuestos a equipos deteriorados, a la falta de condiciones adecuadas y sin acceso a trasplantes, pues el Sistema de Procura de Órganos y Tejidos (SPOT) sigue paralizado desde hace más de ocho años en Venezuela.
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