Las primeras anexiones territoriales de la Alemania nazi a finales de los años 30 del siglo pasado, bajo el mando de Adolf Hitler, fueron Austria, los Sudetes checoslovacos y la región de Memel en Lituania y luego invadió Polonia dando comienzo a la II Guerra Mundial. Vladimir Putin, casi 80 años después se anexó en Ucrania, la península de Crimea primero y después ha ocupado las regiones de Donetsk y Lugansk... ¿Ucrania es el inicio de otra gran guerra?
EEUU, y los países que conforman la OTAN temen que el siguiente paso sea una invasión de Vladimir Putin a Estonia, Lituania y Polonia. Lo cual desataría muy probablemente una confrontación mundial. También en el Pentágono de los Estados Unidos existe el recelo de que Putin pueda en caso extremo hacer uso de su arsenal nuclear. No se sabe con certeza si el presidente ruso usaría armas nucleares en Ucrania. Hasta el momento, no ha habido ninguna indicativo de que Rusia haya planeado o considerado seriamente el uso de armas nucleares en el conflicto en Ucrania. Sin embargo, el hecho de que las fuerzas militares rusas posean armas nucleares, y haya utilizado una retórica agresiva sobre su eventual uso, ha generado preocupaciones y temores sobre la posibilidad de una escalada del conflicto hacia la aplicación en Ucrania de armas nucleares. Recientemente Vladimir Putin, se retiró del último tratado de control de armas nucleares firmado con Estados Unidos. A finales del año pasado, altos jefes militares rusos debatieron sobre emplear un arma nuclear táctica en Ucrania, informó en noviembre The New York Times.
En marzo de 1938, el ejército alemán entró en Austria y se convirtió en una provincia de Alemania, llamada Ostmark. Se produjo después de que los nazis austriacos llevaran a cabo una campaña de terror y violencia para obligar al canciller austriaco Kurt Schuschnigg a renunciar y permitir la toma del poder por parte de los nazis. En septiembre de 1938, Hitler exigió la anexión de los Sudetes, una región montañosa del oeste de Checoslovaquia. Los líderes de Francia y Gran Bretaña, preocupados por evitar una guerra, accedieron al deseo de Adolfo Hitler, en la Conferencia de Múnich, y entregaron los Sudetes a Alemania, ignorando a los checoslovacos. En marzo de 1939, las tropas alemanas ocuparon la región de Memel en Lituania. El gobierno lituano no tenía el poder o los recursos para resistirse a los alemanes. Esas anexiones territoriales fueron los primeros pasos de la política expansionista de Hitler, que buscaba recuperar territorios perdidos y expandir el 'espacio vital' alemán, una de las principales justificaciones ideológicas de Hitler para la agresión nazi.
La Alemania Nazi invadió Polonia el 1° de septiembre de 1939, marcando el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Antes de esta invasión, hubo algunos eventos que prepararon el camino para el conflicto, como la política de expansionismo nazi. El gobierno de Hitler tenía como objetivo recuperar los territorios perdidos por Alemania después de la Primera Guerra Mundial y expandir el "espacio vital" alemán.
Vladimir Putin ha expresado en varias ocasiones su deseo de que Rusia recupere su 'grandeza' y 'estatus' en el mundo, y ha hecho referencia a la Unión Soviética como una época en que Rusia era una superpotencia mundial. Ha enfatizado la importancia de Rusia como potencia y ha buscado consolidar la influencia y su poder en la región y en el mundo. La idea de esta especie de restauración de la Unión Soviética aunque sea en forma territorial atenta la integridad de la soberanía de otros países. Putin dijo en febrero de 2022 "Les dimos a estas repúblicas el derecho a salir de la Unión (Soviética) sin términos ni condiciones. Eso fue una locura", dijo, a la vez que acusó que a su país "le habían robado... Permítanme enfatizar una vez más que Ucrania para nosotros no es solo un país vecino. Es una parte integral de nuestra propia historia, cultura, y espacio". Lo cual fue respondido por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden: "Vladimir Putin quiere restablecer la Unión Soviética". El presidente ruso Vladimir Putin, al igual que Hitler con los austríacos o checoslovacos que hablaban el alemán, ha justificado las anexiones como una forma de proteger a la población de habla rusa en los territorios invadidos.
La visita del presidente Joe Biden a Ucrania y a Polonia, y su encuentro con los presidentes y los dirigentes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) ha sido una advertencia a los planes expansionistas de Vladimir Putin. Este movimiento, sumado al apoyo de armamento militar y del adiestramiento de las fuerzas armadas de Ucrania, así como del inconmensurable apoyo económico de Estados Unidos y de los países de la OTAN a Ucrania, ha puesto a Rusia contra la pared. Este contundente respaldo a Volodymyr Zelensky y a los ucranianos recuerda el apoyo que Gran Bretaña y Francia habían prometido brindar a Polonia en caso de una invasión alemana. Cuando Alemania invadió Polonia el 1° de septiembre de 1939, Inglaterra y Francia declararon la guerra a Alemania dos días después, el 3 de septiembre de 1939, marcando el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
MIentras Rusia ha anunciado una ofensiva primaveral en contra de Ucrania. En el ínterin, en Moscú y en Occidente se comenta 'vox populi' que una nación con armamento atómico no pierde guerras. Lo cual implica una advertencia a la OTAN. Si Rusia se llegara a ver en esta situación no dudará en hacer uso de su arsenal nuclear empleando alguna bomba táctica y de pequeño alcance, pero que señalará claramente que está dispuesto a una conflagración nuclear.
Este gravísimo evento abre la puerta a dos escenarios: Un contraataque, de los países miembros de la OTAN, incluido los EEUU, a Rusia iniciando la III Guerra Mundial con lo que ello implica: la probabilidad de una hecatombe mundial, o una guerra nuclear limitada, aunque de no lograrse un acuerdo, en el corto plazo, se vuelva a la primera opción de destrucción generalizada. El otro escenario es que Rusia, luego del 'reducido' estallido atómico, haga una propuesta con respaldo de sus aliados, principalmente China, o que sus adversarios, inicien negociaciones para evitar la masiva devastación que implica una guerra atómica.
Las denominadas 'potencias del Eje' durante la Segunda Guerra Mundial eran Alemania, Italia y Japón. Estos países se unieron en una alianza militar en 1940 para apoyarse mutuamente en sus objetivos expansionistas y de dominio mundial. Además de estas tres potencias principales, otros países se unieron al Eje de manera más limitada, como Hungría, Rumania, Bulgaria y Croacia. Sin embargo, estas naciones no jugaron un papel tan importante como Alemania, Italia y Japón en la guerra.
Actualmente tenemos del lado occidental a las naciones que componen a la OTAN y por la otra el 'eje' que trata de crear Rusia: Es difícil determinar con precisión qué países apoyarían a Rusia y al presidente Vladimir Putin en caso de una guerra internacional.
No obstante, algunos son más propensos que otros a apoyar a Rusia. Por ejemplo, países que tienen relaciones estrechas y amistosas con Rusia, como China, Irán, Bielorrusia, Kazajistán, India, Cuba y Venezuela, estarían listas para brindar su respaldo total o en alguna medida a Putin en caso de un conflicto. Además, otros países que tienen un interés en contrarrestar la influencia de Occidente en el mundo, como Corea del Norte, Siria y algunos países de América Latina o de África, también podrían estar dispuestos a dar algún soporte a Putin.
Aún así, recordamos que en dos ocasiones Naciones Unidas ha condenado rotundamente a Rusia y a su presidente Vladimir Putin por la invasión totalmente injustificada a Ucrania.
Miles de millones de ciudadanos del mundo no se han percatado del peligro que vivimos en el presente. Pareciera que la historia no se repite, pero no es así... Siempre lo hace, y la historia puede proporcionar información valiosa para evitarlo.
Psicólogo
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