2025: Del conflicto político al rescate de lo cotidiano
- Omar Ávila
- hace 58 minutos
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Al concluir el 2025, quiero presentar un análisis reflexivo acerca de la opinión pública que hemos emitido, y pueden revisar en nuestra plataforma de pensamiento social https://visionvzla.blogspot.com/ , el cual revela un cambio de paradigma fundamental. Lo que comenzó en enero como un año marcado por la expectativa política y las estrategias de cúpulas, cierra en diciembre con una mirada volcada hacia la unidad básica de la sociedad: el ciudadano y su calidad de vida cotidiana.
A lo largo de estos doce meses, el debate propuesto por nuestra organización política Unidad Visión Venezuela, ha transitado por cuatro etapas críticas que definieron el sentir nacional durante los cuatro trimestres del año 2025. El primer semestre estuvo dominado por la necesidad de una ruta electoral clara y la exigencia de condiciones democráticas. Sin embargo, a medida que la realidad económica se impuso con la brecha cambiaria y el deterioro de los servicios públicos, nuestro discurso giró acertadamente hacia la "economía real", esa que se vive en los mercados y en las paradas de transporte público.
Uno de los mayores aciertos en la opinión de este año, fue la introducción del concepto de "pobreza de tiempo", porque hemos comprendido finalmente, que el bienestar no es un indicador abstracto de crecimiento económico, sino la capacidad real de una madre, de un trabajador o de un jubilado para disponer de sus horas sin que estas sean confiscadas por la burocracia, la falta de agua, electricidad o un transporte ineficiente. El paso de una política de confrontación a una "política de soluciones" -ejemplificada en propuestas como el Tablero de Bienestar- marca un hito de madurez en nuestro liderazgo de opinión.
En términos de equilibrio, el 2025 se caracterizó por una crítica frontal a la ineficiencia, pero acompañada de un reconocimiento a las gestiones locales que, independientemente de su color político, lograron resultados tangibles. Este enfoque "aguas abajo" ha permitido promover desde nuestros espacios, una nueva ciudadanía que deje de ser un espectador de la crisis, para convertirse en un actor de su propia solución a través del capital social y la confianza ciudadana.
El cierre de año nos deja una lección de resiliencia: la reconstrucción del país no es un evento único que ocurrirá en el futuro, sino un proceso que ya está sucediendo en la organización comunitaria y en la exigencia de eficiencia técnica sobre la retórica ideológica. Nuestra línea editorial siempre ha estado alejada del lenguaje emocional o incendiario, para centrarse en lo que realmente es importante como los datos, indicadores y soluciones comunitarias. También hemos mantenido asertivamente una distancia crítica, sin caer en la parálisis participativa, rescatamos modelos de éxito local y hemos propuesto metodologías aplicables en el corto plazo.
Despedimos el año demostrando que la mayor riqueza del país no está en el subsuelo, sino en la resiliencia de su tejido social y en la voluntad inquebrantable de su gente para reconstruir la confianza desde lo local. Hemos aprendido que, aunque no podemos controlar todas las grandes variables, sí somos dueños de nuestra solidaridad ciudadana y la capacidad para transformar cada comunidad en un refugio de soluciones. Que el 2026 nos encuentre cultivando ese capital social que hemos sembrado, con la certeza de que cada pequeño avance en el bienestar cotidiano es un paso firme y digno hacia el país que todos merecemos habitar.


