Miles de migrantes, muchos de ellos venezolanos, continúan entrando entre alambradas y tras cruzar el Río Grande, a EEUU. Tienen la esperanza de salir adelante mientras argumentan que la violencia, la falta de oportunidades, los sacan de sus países.
La Voz de América lo constató hasta bien entrada la noche del pasado lunes 25 de septiembre en el punto fronterizo de Eagle Pass, una ciudad ubicada en el condado de Maverick en el estado de Texas, donde de acuerdo con el censo más reciente de 2020 tenía una población de entonces era de unos 28.130 habitantes.
"Llegamos", dicen algunos una vez que cruzan la alambrada en la que otros antes que ellos -y ellos mismos- dejaron ropas que usaron para protegerse las manos de las púas mientras se apoyaban para traspasar la barrera.
Un venezolano, alzando las manos poco después de traspasar los alambres, dijo: "Ay Dios mío, un mes y una semana sufriendo".
Muchos de los migrantes irregulares entrevistados durante dos días no tenían claro por qué habían decidido este puerto de entrada. Muchos siguieron recomendaciones de otros migrantes para seguir esta ruta.
Lo cierto es que Eagle Pass está en estado de emergencia debido a la llegada masiva de migrantes en los últimos días.
Retienen a migrantes venezolanos a la intemperie y sin comida a metros del río Bravo
La Guardia Nacional estadounidense retiene a migrantes venezolanos que cruzaron el fronterizo río Bravo (río Grande en EE UU) en el norte de México, dejándolos con raciones de agua limitada y sin comida por casi un día, denunciaron el pasado lunes 25 de septiembre migrantes y activistas en la ciudad mexicana de Matamoros, estado de Tamaulipas.
Un migrante, que regresó por comida al lado mexicano, donde fue entrevistado por EFE, relató que ese fue el caso de un grupo de 15 migrantes venezolanos, siete adultos y ocho niños, quienes cruzaron el río Bravo por Matamoros, Tamaulipas.
Al llegar a territorio estadounidense fueron interceptados por la Guardia Nacional de ese país, quienes les impidieron seguir más allá de la alambrada de púas, a unos metros de río, frontera natural entre ambos países.
Agregó que los dejaron a la intemperie, sin alimento y con dotaciones reducidas de agua por casi un día completo.
Los solicitantes de asilo pedían a sus compatriotas y habitantes del campamento, habilitado en la orilla del río Bravo del lado mexicano, que les dieran alimento y líquidos porque no tenían provisiones.
Los migrantes venezolanos denunciaron violación de sus derechos humanos, mientras que una integrante de la Guardia Nacional estadounidense les explicó a los extranjeros que no les dejarían avanzar e incluso enfatizó que podían estar en ese sitio el tiempo que quisieran, pero no había forma de recibirlos y los estarían custodiando.
“Se nos hace una violación de sus derechos humanos debido a que no llevan comida, no llevan agua para seguir esperando tanto tiempo”, denunció la presidenta de la organización Ayudándoles a Triunfar, Gladys Cañas.
La activista reconoció que ingresar a EE UU de esa forma no es lo correcto; sin embargo, a las personas se les debe otorgar la asistencia y evitar este tipo de abusos que los perjudican por el riesgo al que los exponen.
Despliegan a más guardias nacionales en Nueva York para ayudar a los migrantes
La gobernadora del estado desplegó el contingente para ayudar a los migrantes a que tramiten sus permisos de trabajo.
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