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Una maracucha canta jazz en Gran Canaria


Su nombre es Greta Martin Thomas ("sin acento porque es apellido de origen inglés"). Ella y sus ocho hermanos nacieron en Maracaibo, Estado Zulia. Su padre es trinitario.


Es una maracucha que canta jazz y vive en Gran Canaria desde hace 15 años cuando su esposo, de origen canario, le dijo: "Mi negra vámonos de aquí porque esto se está poniendo color de hormiga."


En ese momento trabajaba en la industria petrolera, específicamente en Sincor, una alianza estratégica entre Total (Francia), Statoil (Noruega) y Pdvsa (Venezuela) y en el 2004, 2005 se hablaba de crisis en Venezuela y comenzó a notar que todas las semanas había una despedida. Cuando preguntaba por qué se iban, la repuesta era similar en todos los casos: “Tenemos familia fuera y no creo que cambie la situación país” a eso se sumó que "sufrimos dos atracos a mano armada y eso me marcó muchísimo, especialmente porque andaba con mi hija que en ese momento tenía 13 años de edad."


"A pesar de eso me costó tomar la decisión. Yo había estado fuera de Venezuela en dos oportunidades. Primero en Carolina del Sur y luego en Montreal, Canadá."


En Estados Unidos se familiarizó con la música de New Orleans, el sonido de Louis Armstrong “y aprendí a amar la música negra como yo. En Canarias canto jazz desde 2008. Formo parte de un cuarteto que lleva por nombre Ruta 66. Hacemos música de los años 50, 60, 70 para un público muy específico porque estas son islas netamente turística.


Cuando entró a Ruta 66, Greta tenía una pauta de cómo cantar jazz y blues porque había interpretado ese tipo de música en Caracas con Eduardo Soto.


En Canaria no tuvo que reinventarse, a diferencia de la mayoría de los migrantes: "Llegué y vi el panorama: no hay empresas petroleras, no necesitan traductor y lo primero que pensé fue dedicarme a la enseñanza. Soy profesora de inglés egresada de la Universidad Metropolitana en Venezuela y hacía traducción simultánea, pues me puse a dar clases de inglés y luego, a los pocos meses entré en Ruta 66 a cantar, una de las cosas que más me llenan."


En Caracas Greta estaba muy ligada al mundo de la música “y durante mucho tiempo estuve como coordinadora de la Orquesta Sinfónica de Carúpano porque mi hijo egresó de la

orquesta."




Apoyando a los venezolanos recién llegados


En el 2015 Greta fundó la Asociación Casa Venezuela Gran Canaria 7 estrellas y fue la presidenta durante cuatros años. "Actualmente la preside la venezolana española, abogado, Carolina López Dávila. "La finalidad de la Asociación es apoyar a todos los venezolanos que llegan y necesitan ayuda en la parte de extranjería, especialmente lo relacionado con los documentos que es algo bastante engorroso, homologar títulos…"


Asegura que en los últimos años ha aumentado considerablemente el número de venezolanos en las islas Canarias y esta migración ha sido bien aceptada "porque tenemos muchas cosas en común y la gente en Canaria es muy amable aunque la viveza criolla, en algunos casos, ha salido a reducir y ha perjudicado a la mayoría como fue el caso de las falsificaciones de las licencias de conducir que por eso el gobierno español prohibió la homologación. Son cosas que, como se dice en el argot popular nuestro, nos ha rayado. Aunque también tenemos cualidades que nos salvan como la gastronomía: Aquí hay unos restaurantes de venezolanos que nada tienen que envidiar a los de Caracas."


Lejos en distancia, muy cercanos en el corazón


Greta afirma que aunque hay un océano que separa a Venezuela de España, los migrantes venezolanos en Canaria no han cortado el cordón afectivo con sus familiares y como muestra se refiere al crecimiento que han tenido las remesas, las mensajerías, la paquetería gracias a los migrantes venezolanos. Afirma que muchos trabajan en condiciones muy duras, como servicio doméstico, cuidando personas mayores, personas con discapacidad "y gran parte de ese dinero va a Venezuela."


Para ilustrar sus palabras recuerda una afirmación, que asegura dijo el famoso cocinero Karlos Arguiñano, en una de sus tertulias gastronómicas: "Si no fuera por los migrantes, ¿quién limpiaría la caca de nuestros abuelos?. Eso dice mucho y eso es lo que hacen muchos compatriotas que han llegado de Venezuela, algunos muy bien preparados pero se encuentran con un vacío legal y tienen que esperar sus documentos para trabajar en algo relacionado con su preparación. Todos hemos tenido que pasar por eso..."



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