Sociedad de acceso limitado o de acceso abierto

El desafío que tenemos frente a nosotros es la permanencia o extinción de nuestro legado histórico como República. Nos referimos a esa idea que nos remite a la noción de la cosa pública como concepto que corresponde a la esfera de los comunes y que por derecho natural compete a todos los ciudadanos.
La denominada V República formuló una atractiva oferta de regeneración republicana. Sin embargo, por debajo de su superficie introdujo de contrabando una visión ideologizada
del ideario bolivariano, con contenido tercermundista y con una carga autoritaria que se apuntalaba en nuestra condición de nación petrolera.
El sistema democrático debe ser entendido esencialmente como una forma de gobierno de carácter republicano. Los venezolanos debemos preservar los valores asociados a una democracia contenida dentro del marco de una República, la cual no sólo se sustenta en el libre ejercicio del sufragio, sino en la fragmentación, separación y autonomía de las ramas del poder público, la libertad, la igualdad ante la Ley, la alternancia en el poder, la noción de gobierno limitado y la subordinación del poder militar a la autoridad civil. Lamentablemente, la mayoría de estos componentes institucionales han sido muy erosionados durante los últimos años.
Muy probablemente para el 2024 estaremos encarando dos escenarios electorales de forma simultánea. Continuará teniendo algo de aliento el dilema oficialismo versus oposición. Pero esta vez entrará en competencia una oferta de mayor alcance, que convocará a los ciudadanos a elegir entre la continuidad del proyecto revolucionario bolivariano, versus su reemplazo por una versión de democracia verdaderamente republicana, que fomente la prosperidad material y que ella esté al alcance de la gente. Una oferta política que explícitamente proponga el tránsito de una sociedad de acceso limitado a una sociedad de acceso abierto.
Pienso que se producirá un cambio cualitativo en las consideraciones de los votantes que aspiran un cambio en Venezuela. La motivación utilitaria básica que apunta a la economía del voto, mantendrá un importante espacio. No obstante, aparecerán otras consideraciones más orientadas a calibrar los contenidos de las ofertas políticas disponibles.
Es posible que este hecho beneficie circunstancialmente los intereses del oficialismo al dispersar las fuerzas alternativas al régimen, pero permitirá que gane terreno electoral una oferta diferente que sintonice con una demanda política hasta ahora insatisfecha en materias de mucho arraigo entre los ciudadanos y que suelen ser olvidadas por aquellos que insisten en la premisa, según la cual, la ciudadanía mayoritariamente respaldará cualquier cosa con tal de salir de Nicolás Maduro.
Ese elemental y precario incentivo electoral que hasta ahora ha prevalecido en la formulación del discurso político por parte de la oposición venezolana y que se había sobregirado en el tiempo, a mi juicio exhibe claras señales de agotamiento.
El eventual desarrollo de este fenómeno constituye la única posibilidad para que el eje del debate político se corra hacia aspectos que sintonicen a nuestro país con la modernidad
y generen un clima intelectual radicalmente diferente en el cual los valores republicanos prevalezcan.
La lucha en Venezuela ya no sólo será por dirimir quién conservará o tomará el poder político, sino que también será por instalar las ideas que conducirán al país en los próximos 20 años.