18 July 2012
"Soy oficial superior. Comando un batallón. En estos días conversaba con un Capitán de Fragata contemporáneo mío. En el presente casi no hablamos -uno nunca sabe- pero me preguntó: - ¿Cómo vez la cosa, qué crees que va a pasar cuando no esté…? y, lo interrumpí: - Los presidentes pasan pero las instituciones quedan. Me disculpe y me retiré. Al llegar a casa le recordé a mi esposa que no hable nada con nadie y menos por teléfono. Pensé: Si no eres chavista la única posibilidad –por ahora- de sobrevivir, es el silencio. Hace 14 años simpatizaba con mi comandante en jefe. Estaba seguro que bajo su comando llegaría a general, en este momento no estoy convencido si vivirá para mi ascenso a coronel. Me toca el año que viene si no me atrasan.
Uno siente el desasosiego, nadie sabe que va a pasar. El Alto Mando guarda total mutismo. Todos andan muy sigilosos estos días. Sin embargo, uno sabe que tienen sus planes. Hasta que se iniciara la enfermedad, la mayoría –unos más y otros menos- convivíamos con el chavismo. Objetivamente, los militares estamos bien. La fuerza armada ha crecido, no solo en hombres y unidades sino en prestigio. Estamos mejor armados como fuerza, así como individualmente. Hemos sido tomados en cuenta, tenemos beneficios sociales y económicos, los civiles nos respetan y –por qué no decirlo- nos expresan cariño una parte de la población. Esto se lo explico a mi mujer cada vez que me reclama mi cautela ante los excesos de mi comandante en jefe. Mi hija mayor también guarda reserva, no le gusta decirles a sus amigos y amigas que su papá es militar.
Algunos civiles –amigos míos- hablan en reuniones sociales, y hablan más de la cuenta, como todos los venezolanos no uniformados. Todos vislumbran un peligro. Creen que la ausencia del presidente provocará un golpe militar, una asonada… - No creo que estén dadas las condiciones para un pronunciamiento. Hay chavistas en la fuerza. Existe también descontento. Pero la mayoría estamos callados, a veces nos mostramos chavistas, otras no. Generalmente somos institucionalistas aunque esta palabra no se debe usar en estos tiempos. El otro problema son las elecciones. Si gana mi comandante en jefe todo seguirá igual hasta que no esté. Algunos civiles pregonan que si obtiene la victoria el gobernador Capriles Radonski, el actual presidente invocaría al Alto Mando para que no entregue el poder. De verdad, no creo que lo haga. Nuestros jefes militares, nuestros generales no correrían ese riesgo. Eso significaría poner a Venezuela ante el mundo como Libia, Iraq, Siria o Cuba. Internamente, los chavistas tendrían que quitarse la careta y convocarnos a mantener y soportar una dictadura. A reprimir a los civiles que no acepten esta circunstancia. Y ¿para qué? Para colocar a quien puede desaparecer en unos meses. ¿Y después qué? ¿La guerra civil? ¿Los juicios por genocidio? ¿Por violación de los derechos humanos? ¿La división de la FANB?
¿Cómo gobernaría un Comando supremo si nos sancionan con un embargo petrolero? ¿Un boicot internacional? ¿Brasil, Argentina, el Mercosur nos aplicarían sanciones? ¿La OEA?... – No, alguno de los generales –a quienes conozco- pueden ser chavistas, más no locos. Ellos, son los primeros que le dirán y aconsejarán al presidente que acepte los resultados. Eso sí, no permitirán que el presidente electo atropelle al sector chavista dentro de las FANB. Negociarán un acuerdo que permita una salida constitucional. Para nada me extrañaría que ya existan vasos comunicantes entre el chavismo militar y la Mesa de la Unidad, y con el PSUV, quienes igualmente –como yo- deben estar intranquilos ante un vacío de poder por ausencia de su líder o ante el probable triunfo de su adversario. Creo que el Alto Mando y las FANB serán vitales para mantener la democracia, la vigencia de la Constitución Nacional y la paz de la República… Las dos partes en pugna así lo reconocerán, aunque al comandante en jefe le de una de sus tradicionales rabietas. Será hora de seguir adelante".
