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Foto del escritorAntonio Ledezma

Los lobistas de Maduro


Los lobistas de Maduro. Foto: Daniel Reche, Pixabay

La dictadura de Maduro no tiene gestión positiva que mostrar, sus números en

materia de desempeño económico, financiero, monetario y, sobre todo social, son

extremadamente negativos. Y ni que hablar de las violaciones de los derechos

humanos. Pero tienen mucha plata para pagar lo que sea necesario para sacar

adelante cualquier trama que se propongan. !Les sobra dinero! Si de algo disponen es

de muchos dólares para financiar operaciones encubiertas y otras que salen a la luz

bajo el manto de los operadores o lobistas que cobran grandes sumas por los servicios

prestados.


Un ejemplo es el caso del bufete de abogados al que contrató el año de 2020 el

régimen de Nicolás Maduro por 12,5 millones de dólares, con el encargo de evadir las

sanciones aplicadas por los gobiernos de Estados Unidos. En el acuerdo se

comprometían a “asesorar al cliente en el cumplimiento de las diversas sanciones

económicas de EE.UU. que aplica la Oficina de Control de Activos Extranjeros y otras

agencias del Gobierno” y “mitigar los riesgos legales y de otra naturaleza asociadas con

la aplicación policial de esas sanciones”. El contrato estaba fechado el 10 de diciembre

de 2019.


Bien se sabe que desde la administración de Bill Clinton con su famosa lista, pasando

por los mandatos de George Bush, Barack Obama, Donald Trump y ahora Joe Biden, la

dictadura chavomadurista ha estado en la mira de las instituciones que luchan contra

la corrupción, el narcotráfico y el terrorismo internacional. Tal negociación fue

tajantemente rechazada por un grupo senadores adscritos a la bancada republicana en

el que destacó la voz del senador Rick Scott, condenando las actividades del bufete

Foley & Lardner, contratado por el Procurador General del régimen madurista,

Reinaldo Muñoz Pedroza. El senador Scott se expresaba en términos muy duros para

repudiar “ese chocante acuerdo, dado que Maduro está perpetrando un genocidio

contra su propio pueblo. Es un matón, un dictador que asesina a niños. Ninguna

entidad de EE.UU. debería hacer negocios con el gobierno de Maduro, y mucho menos

para representarle y defenderle aquí”.


Otros lobistas que trabajan para Maduro son los agentes de Corea del Norte, con cuya

tiranía el régimen madurista se ha comprometido a abordar temas de interés común y

a promover la profundización de las relaciones político-bilaterales de los dos Estados.


La viceministra para Asia, Medio Oriente y Oceanía del Ministerio de Exteriores

venezolano, Capaya Rodríguez González, ha mantenido una reunión de trabajo con el

embajador de Corea del Norte en Caracas, Ri Sung Gil, todo ello con el objetivo de

abordar temas de interés común. La verdad es que los norcoreanos tienen el ojo

puesto en el valiosísimo recurso mineral llamado torio que es un elemento radiactivo

que se utiliza como combustible nuclear y no es un mineral comúnmente encontrado

en la naturaleza.


Los rusos son otros de los que se encargan de presionar para que a Maduro se le de un

trato preferencial. Para eso se valen de las posiciones que ocupan en la ONU. Para los

rusos Maduro es una pieza clave en el entramado de la geopolítica que está llamado a

cumplir misiones importantes en occidente, espacio en el que su papel es jugar para

desequilibrar la estabilidad de ese continente, siempre jugando a favor de ese eje que

integran los rusos con China e Irán.


Otros lobistas, nada despreciables, son los socios de Maduro en el Foro de Sao Paulo:

Andrés Manuel López Obrador, Lula Da Silva y Gustavo Petro. El mandatario mexicano

le debe favores al eje chavista que nunca lo desamparó en materia de financiación.

AMLO tiene memoria de lealtad y gratitud y por eso no titubeo a la hora de ofrecer su

territorio como sede del dialogo de la impostura que con llamativa intermitencia se

mantiene a la expectativa. Es, además, evidente la presencia de enclaves de factura

mexicana coludidos con el narcotráfico que operan en los espacios de Venezuela,

especialmente en la zona fronteriza con Colombia, en el estado Zulia.


Por su parte Lula Da Silva pretende erigirse como el nuevo líder de esa agrupación del

FSP que, desde que desaparecido Fidel Castro y posteriormente Chávez, ha estado

supeditada a un liderazgo compartido, esquema al que busca darle un giro a su favor el

reelecto presidente de Brasil, para lo cual aspira contar con la aquiescencia de un

Maduro “salvo y sano”.


En esa escena no puede faltar Gustavo Petro, para quien Maduro representa un naipe

de primera mano en esa mesa de póker en la que apuesta buena parte de su gobierno.

Basta con recordar que Venezuela es la guarida de los residuos de la FARC y centro de

operaciones de los comandos del ELN y, además, Maduro juega el rol de mediador

para las “negociaciones de paz”. Por lo antes dicho es por lo que, tanto López Obrador,

como Lula y Petro, hacen lobby para que a Maduro le quiten de encima “ese cartelito

del más buscado por narcotráfico”.


Otros lobistas que están echando el resto son los operadores de las compañías

petroleras que están tras sus negocios. Para esos gerentes lo que cuenta son las

finanzas de sus empresas. Lo mismo ocurre con los abogados que están a cargo de los

juicios por indemnizaciones que aspiran cobrar por las arbitrariedades cometidas por

Chávez y Maduro, cuando desconocieron acuerdos asumidos por la república. Para

esos lobistas lo que importa es facturar los pagos y más nada. Lo mismo piensan los

bonistas, esos que jugaron en la mesa del casino financiero en que se convirtió PDVSA

y el Banco Central de Venezuela. Es vergonzoso saber del triste papel que cumplen

supuestos “dirigentes” que viajan y hacen lobby para exponer argumentos a favor de

esos grupos que procuran llenarse los bolsillos con dinero a costa de la desgracia

financiera del país.


Por último está la llamada oposición funcional, la que va para allá y por acullá

normalizando la dictadura de Maduro. Esa que dice que es posible dialogar, pero

dándole todo a Maduro a cambio de nada. Esa que argumenta a favor de levantarle las

sanciones a Maduro y a sus compinches, pero no presiona para liberar a los presos

políticos. La que inclusive dice que “Maduro puede ganar limpiamente unas

elecciones”. Esos lobistas son los más despreciables porque se sientan con el porte de

voceros de la oposición, cuando la verdad es que son tránsfugas que alquilan sus

principios.


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