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Lenguaje inclusivo: ¿necesario o accesorio?


Para muchas mujeres la verdadera exclusión estaría en recibir un salario menor por desempeñar el mismo trabajo que un hombre. Imagen: Chat GPT
Para muchas mujeres la verdadera exclusión estaría en recibir un salario menor por desempeñar el mismo trabajo que un hombre. Imagen: Chat GPT

Me considero feminista, o "persona que promueve la igualdad de género y lucha contra la discriminación y las desigualdades que afectan a las mujeres". Apuesto por la "eliminación de las barreras sociales, económicas, políticas y culturales que impiden que las mujeres tengan los mismos derechos y libertades que los hombres". Algo que he ido comprendiendo es que, cuando hablamos de feminismo, hay que dejar claro qué entendemos como tal y qué corriente de este movimiento se defiende. Sirva esta aclaración como marco de las líneas que siguen. Porque hay una reivindicación que no termino de comprender: el uso del lenguaje inclusivo. Mi tesis es que el lenguaje genérico ya incluye a todas las personas. Así lo percibo como hombre, ¿pero cómo lo perciben las mujeres?


A lo largo de los últimos siete años he ido realizando mi propia encuesta, y la gran mayoría de mujeres con las que he hablado han admitido que ya se sienten incluidas sin necesidad de modificar el lenguaje. En todo caso, me asegura la educadora social Silvia Mazo Gigante, que se ha acostumbrado a utilizar el lenguaje inclusivo más por un hábito adquirido durante sus estudios universitarios que por otra razón.


Conversé con la psicóloga Xiomara Rondón: "El lenguaje inclusivo puede tener una buena intención para hacer visible la igualdad, pero personalmente no considero que sea algo esencial para sentirme incluida. El lenguaje tradicional puede seguir siendo útil y no necesariamente excluyente, siempre y cuando existan respeto y equidad".


Rondón va más allá: "Las mujeres no necesitamos que nos llamen de cierta manera para saber que valemos y que tenemos un lugar (...) el verdadero empoderamiento viene de nuestras acciones, de lo que somos capaces de lograr. A veces el problema no está en las palabras, sino en cómo nos percibimos a nosotras mismas y el lugar que creemos tener en la sociedad”


Por su parte, la escritora y doctorada en Filología Inglesa Silvia Escobedo, quizás "por deformación profesional o por sentido común", se mantiene fiel a la idea de la "economía del lenguaje" y asegura no haberse sentido nunca excluida con el uso de un español "que es masculino y que ya nos incluye a todos y a todas". Dice que lo único que la excluiría sería recibir un salario menor por desempeñar el mismo trabajo que un hombre.


Claro está que no he llegado a preguntar a todas las mujeres de España, por lo que estoy seguro de que más de una no estará de acuerdo con que el lenguaje inclusivo sea algo accesorio. Pero, al día de hoy, en mi entorno no encuentro a ninguna mujer que lo defienda. Prometo continuar mi investigación.


Aún hay mucho machismo, en una época en la que las mujeres están mejor preparadas, se esfuerzan más que los hombres, están presentes de forma significativa en la mayoría de las facultades universitarias y se desenvuelven con sobrados méritos que las acreditan para alcanzar los puestos más altos de cualquier institución pública o privada. Que sigan -y triunfen- las reivindicaciones feministas. Y que para ello, no pierda el norte.


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