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La IA conquistó Cannes 2025: Tu próxima película favorita podría ser obra de una máquina

La IA no reemplazará la creatividad humana, pero sí la está transformando profundamente. Imagen: Juanette con Chatgpt.
La IA no reemplazará la creatividad humana, pero sí la está transformando profundamente. Imagen: Juanette con Chatgpt.

El Festival de Cannes 2025 marcó un hito histórico al aceptar por primera vez largometrajes

creados con Inteligencia Artificial en su programación oficial. Esta decisión, que forma parte de su nuevo "Laboratorio de Impacto en el Mercado Cinematográfico", encendió un debate que trasciende las alfombras rojas y llega al corazón mismo de lo que entendemos por arte

cinematográfico.


Entre los largometrajes impulsados por IA que compitieron en Cannes encontramos títulos

como "Monha Lisa", Übiquitous"; "Condicional", Ïn Arcadia" y "Mena". Pero seamos claros:

estas películas no están completamente generadas por algoritmos. Más bien, representan una producción hibrida fascinante donde la tecnología se convierte en colaboradora creativa,

asistiendo en tareas que van desde la generación de guiones hasta la creación de efectos

visuales, pasando por la corrección automática de color y la animación.


Durante el Marché du Film, el mayor mercado cinematográfico del mundo, se multiplicaron las

voces expertas que analizaron esta transformación. La mesa redonda "Reimaginar la

producción: navegando las innovaciones de IA, nuevos modelos de negocio y marcos legales

emergentes" reunió a especialistas que oscilaron entre el entusiasmo pragmático y una

saludable dosis de alerta.


Verena Puhm, directora creativa con experiencia en cine tradicional, expresó su fascinación

ante esta nueva era para el cine: "Me siento como una niña otra vez. Puedo hacer más, mejor

y más rápido". Su testimonio resuena con mi propia experiencia al crear Regreso a Cinecittá

mi primer cortometraje realizado completamente con IA, donde descubrí que la tecnología no

sustituye al creador, sino que lo potencia de maneras inimaginables.


Cuando decidí experimentar con la IA para crear Regreso a Cinecittá no imaginaba que

estaría participando de una revolución cinematográfica. El proceso comenzó con Claude, el

asistente de Anthropic, al que le compartí mi visión: la historia de un niño que descubre su

pasión por el cine gracias a "Cinema Paradiso" y "La Dolce Vita" y que de adulto emprende un

viaje introspectivo a los estudios Cinecittá.


Lo que más me sorprendió fue cómo la IA no solo entendió la esencia nostálgica que buscaba, sino que me ayudó a estructurar el guión respetando el neorrealismo italiano que tanto admiro. Posteriormente, usando herramientas como Imagine.art para la generación visual y Veed para la postproducción, logré crear un cortometraje de menos de dos minutos que capturó la atmósfera que quería.



La Democratización del Cine


Una de las ventajas más evidentes de la IA en el cine es su capacidad democratizadora. Lo que antes solo podían hacer grandes estudios con presupuestos millonarios, ahora es accesible para creadores independientes. Por ejemplo, la productora polaca Marta Krzeptowska, presente en el panel de Cannes, compartió cómo gracias a la IA pasó de manejar tres proyectos a trabajar en doce simultáneamente.


Esta democratización no significa que cualquiera pueda hacer cine de calidad automáticamente. Como descubrí en mi experiencia, los futuros Spielberg y Fellini no serán

necesariamente quienes sepan más de fotografía, montaje y dirección tradicional, sino

aquellos que puedan establecer mejores prompts para decirle a la IA cómo ayudarlos a

materializar su visión artística.


Los Desafíos Éticos y Legales


Sin embargo, esta revolución tecnológica no está exenta de controversias. Charlotte Lund

Thomsen, asesora de políticas de propiedad intelectual, subrayó la necesidad urgente de

establecer marcos regulatorios claros, especialmente en el contexto del AI Act de la Unión

Europea. "No trabajamos solo con tecnología. Creamos cultura, empleo y crecimiento

económico", señaló.


Los sindicatos y creativos alertan sobre la posible precarización del trabajo artístico y la

pérdida del "toque humano". Es una preocupación válida: existe el riesgo de que la IA se utilice como excusa para abaratar costos y reducir equipos, lo cual podría dañar el empleo en

sectores como edición, guión o efectos visuales.


El Cine Reflexiona Sobre Sí Mismo


Curiosamente, el propio cine ya está reflexionando sobre esta transformación. Un ejemplo de

esto lo podemos ver en "Dalloway", del francés Yann Gozlan, donde el autor cuenta la historia

de una escritora bloqueada, que recurre a una IA generativa que acaba controlando su proceso creativo, cuestionando los límites entre asistencia y dependencia.


Y ya en el cine comercial, vemos cómo en "Misión Imposible: Sentencia Final, la IA

directamente asume el rol de villano, encarnada en una entidad que busca eliminar a la

humanidad. Estos relatos confirman que la IA no solo está cambiando cómo se hacen las

películas, sino también los propios temas a abordar.


Ante este panorama, la pregunta que planteaba al inicio cobra mayor relevancia: ¿Estamos

ante una revolución o una amenaza para el séptimo arte? Mi experiencia personal me lleva a

creer que la respuesta no es binaria.


La IA no va a reemplazar la creatividad humana, pero sí la está transformando profundamente.


Como bromeó Thierry Frémaux, delegado general del Festival de Cannes: "La IA no va a

inventar que alguien pruebe una galleta y de ahí surjan 500 páginas", en referencia a Proust. El corazón del cine seguirá siendo humano: las emociones, las experiencias, la capacidad de

contar historias que toquen el alma.


Sin embargo, la herramienta ha cambiado radicalmente. Así como la llegada del sonoro, el

color o la digitalización transformaron el cine sin destruir su esencia, la IA representa una

nueva evolución. La clave está en cómo la utilicemos: con ética, criterio y siempre en diálogo

con los principios creativos que sostienen al cine como arte.


El futuro del cine no será una lucha entre humanos y máquinas, sino una colaboración creativa donde la tecnología amplifique nuestra capacidad de soñar y contar historias. Como creador que ha vivido ambos mundos, puedo afirmar que la magia del cine no reside en las

herramientas que usamos, sino en la visión y la pasión que ponemos en cada proyecto.


La pregunta ya no es si la IA llegará al cine, sino cómo la abrazaremos para seguir creando

historias que nos conmuevan, nos inspiren y nos hagan reflexionar sobre nuestra condición

humana. El séptimo arte ha sobrevivido a múltiples revoluciones tecnológicas, y esta no será la excepción. Al contrario, podría ser la que finalmente democratice el cine y permita que más

voces cuenten sus historias al mundo.


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