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Inventando realidades


Mientras el director de la orquesta siga siendo el gobierno y nosotros actuemos como músicos obedientes, seguirá sonando la misma melodía. Imagen: mary1826, Pixabay

Uno de los mecanismos que utilizan los gobernantes para lograr adeptos, defensores y seguidores es crear un discurso que les permita plantarse como los héroes o salvadores del

país, de la patria, de la nación. El discurso de Hugo Chávez, en términos generales, se presentaba como el salvador del país frente a EEUU, frente a la oposición escuálida

traicionera, frente a los políticos corruptos anteriores. Según él, nos protegía de ser explotados, robados y traicionados.


Comúnmente el gobierno toma un tema polémico que genere sólo dos opciones y

posiciones, éstas obviamente serán clasificadas por el mismo gobierno como buenas o malas, donde el ciudadano si toma la buena está a favor del país y de la patria, si toma la mala está en contra, es un traidor. En este sentido, el gobernante logra crear todo un ambiente donde se hace fuerte la parcialización del país, en el cual no se permite la posibilidad de reflexionar o argumentar frente a tal panorama. El discurso así utilizado se convierte en un creador de realidades. Los venezolanos, durante algún tiempo, eran de dos tipos: revolucionarios y escuálidos.


Esta situación trae consecuencias tanto para los individuos de a pie como para los líderes

opositores. Para el ciudadano tiene consecuencias en cuanto a la posibilidad de participación y obtención de servicios en el país, unido a la clasificación de traidor, apátrida. Un mecanismo

para controlar a los ciudadanos y conocer su posición frente a la revolución ha sido el famoso

carnet de la patria. Aquel que no lo tiene ya se sabe que está en contra de la revolución.

Situación que obligó a muchos opositores a obedecer y sacar el carnet, pues una de las

amenazas era que no serían atendidos en ningún ministerio, registro, ni siquiera obtendrían

gasolina subsidiada.


En cuanto a los dirigentes políticos, quienes tienen que tomar una posición pública frente a tal

situación, se ven limitados y coaccionados, quizás por su falta de argumentos o conocimientos respecto al tema, o quizás por temor a ser vistos como traidores, como agentes que responden a intereses contrarios al país. Casos de este tipo podemos mencionar las sanciones establecidas por EEUU, la confrontación y supuesta guerra latente con Colombia, el paro petrolero, las cartas de Trump sobre la mesa. Situaciones en las que muchos políticos quedaron sin palabras.


Hoy en día el gobierno ha puesto sobre la mesa otra trama de controversia: la disputa por el

Esequibo, tema con el cual han pretendido opacar los resultados de las primarias ocurridas el

mes pasado, situación que a su vez se une al levantamiento temporal de las sanciones

americanas. Con el Esequibo el gobierno está intentando, a nivel interno, cambiar y distraer la

realidad actual, lo que en los hechos como mencionamos trae consecuencias para ciudadanos y políticos.


Una situación preocupante es que los políticos opositores asuman la nueva trama y declaren su posición al respecto, es decir, el gobierno marca los problemas a los cuales dirige la mirada la casta opositora. Bailan al son que le toquen, lo que significa que el gobierno aún tiene poder, pues los problemas de discusión son determinados desde el gobernante. Y sorprendentemente los opositores no han notado que sus declaraciones, posiciones y soluciones al respecto no serán consideradas por el gobierno y ni siquiera tienen el más mínimo poder para hacerlas efectivas. De tal manera, que declararse a favor o en contra es de poco interés. Además, en el Esequibo tenemos un poderoso enemigo, porque desde hace unas cuantas décadas que los cubanos apoyan a Guyana y esa puede ser la causa de nuestros errores diplomáticos.


Esto muestra cierta debilidad en la oposición, pues son incapaces de quebrar y perturbar el

discurso político e imponer una dirección nueva en cuanto las preocupaciones primordiales,

como lo es llegar a la presidencia. En este sentido, creo que el problema que más afecta e

inquieta a los venezolanos no es la posición de María Corina respecto al Esequibo, sino cómo

hará para inscribirse ante el CNE para las próximas elecciones presidenciales. Aquel que desea saber la posición de María Corina en relación al Esequibo debe hacerla llegar al poder.

El Esequibo en la actualidad es un problema secundario, se convertirá en un problema primario si en las próximas elecciones Machado no logra el poder, pues tendremos que migrar a través del Esequibo.


En cuanto a los ciudadanos, se les convoca bajo presión a participar en un referendo que

ningún problema actual le va a resolver, pero como es de acostumbrar y que se ha convertido

en la bandera de los venezolanos decir: por temor debo ir a votar. Creo que los ciudadanos no han notado que ya lo han perdido casi todo, no hay hospitales, ni escuelas, ni universidades, ni servicio eléctrico, ni agua, ni salario, ni créditos. Contradictoriamente, los ciudadanos quieren cambiar de gobierno obedeciendo lo que ordena el gobierno.


Mientras el director de la orquesta siga siendo el gobierno y nosotros actuemos como músicos obedientes, seguirá sonando la misma melodía.


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