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El experimento argentino se puso difícil


Los votantes dieron más importancia a la muy difícil situación que se vive como consecuencia del importante ajuste macroeconómico: precios de los alimentos, servicios, combustibles, etc. Foto: Archivo I21
Los votantes dieron más importancia a la muy difícil situación que se vive como consecuencia del importante ajuste macroeconómico: precios de los alimentos, servicios, combustibles, etc. Foto: Archivo I21

El pasado domingo 7 de septiembre se llevaron a cabo elecciones en la provincia de Buenos Aires, la más grande y poblada de la República Argentina (17,5 millones de habitantes) y la que genera 38% del producto interno bruto del país.


Mucha gente desconoce que en tal evento lo que se elegía era solamente la renovación de la mitad de los diputados (46/92) y la mitad de los senadores (23/46) de la legislatura provincial. Argentina es un país federal y por tanto esta elección no incide institucionalmente a nivel nacional.


Sumados y agrupados todos los votos, el resultado final fue de 3,7 millones de sufragios para el peronismo/kirchnerismo y 2,6 millones para la alianza oficialista (La Libertad Avanza y su aliado PRO), lo cual arroja una diferencia de alrededor de 13 puntos en perjuicio de la parcialidad favorable a Milei.


Como corresponde en una democracia, que pese a todo viene funcionando, el presidente rápidamente reconoció el triunfo de sus oponentes.


Desde estas líneas intentaremos ofrecer algunas claves que permitan aclarar los resultados.


1) El presidente Milei, confiado en que su parcialidad LLA/PRO triunfaría, quiso transformar una elección, importante sí, pero solamente provincial, en un referéndum anticipativo de las elecciones legislativas nacionales de medio término que se realizarán el 26 de octubre venidero. Le salió mal.


2) Milei centró su campaña en la exaltación de sus logros macroeconómicos: eliminación del déficit fiscal, reducción importante de la inflación y también en las falencias de la gestión del actual gobernador de la provincia, Axel Kicillof, en materia de seguridad personal, corrupción, desorden fiscal, etc.


Sin embargo, los votantes dieron más importancia a la muy difícil situación que se vive como consecuencia del importante ajuste macroeconómico frente a los precios de los alimentos, servicios, combustibles, etc. (microeconomía). Eso se comprobó en los resultados desfavorables obtenidos en seis de las ocho secciones electorales de la provincia.


3) El estilo personal presidencial soberbio, gritón, soez e irrespetuoso hacia quienes piensan diferente (estilo Chávez) no ha sido bien recibido  por los votantes.


4) La sombra de la corrupción emergida en confusos episodios que involucraron a la propia hermana presidencial Karina y a él mismo (caso criptomoneda Libra), publicitados y  hábilmente explotados en el peor momento de la campaña despertaron sospecha y desencanto -fundado o no-  entre quienes venían creyendo que, por fin,  esas prácticas habían sido ya desterradas de la gestión pública.


5) En lo electoral, la soberbia de Milei le hizo pensar que poco precisaba de sus aliados políticos del PRO (del expresidente Macri), lo cual se evidenció en la lucha a muerte y  desentendimientos en el armado de las listas de candidatos Se equivocaron tanto sus lugartenientes como él.


6) La condena y prisión domiciliaria de Cristina Fernández de Kirchner no solo no liquidó a la expresidenta, sino que en muchos casos reavivó la lealtad peronista que ha sido tradicional desde que Perón fue derrocado en 1955.


Por dicha razón, el cálculo de sepultar la candidatura presidencial del actual gobernador Axel Kicillof para 2027 no parece navegar en aguas favorables.


En resumen, la estrategia final del presidente se centraba en poder aprovechar el triunfo que esperaba obtener en la provincia de Buenos Aires para lograr un cambio relevante en la Constitución del nuevo Congreso Nacional que será elegido el próximo 26 de octubre.

Desde allí es que Milei aspira a obtener el respaldo que le ha sido negado con los actuales legisladores. Solo le queda poco más de un mes para lograr ese objetivo.


Si bien al día siguiente de la debacle el presidente anunció que podría considerar algunas rectificaciones, fue enfático al decir que nunca echaría para atrás la política económica que hasta ahora, ciertamente, ha ido conduciendo con éxito pero no suficiente como para reflejarse en los precios del supermercado, que es lo que percibe el pueblo.


Lo anterior, más otras consideraciones que pudieran agregarse, ya han impactado los índices económicos (riesgo país, clima para inversión, cotización de acciones de empresas argentinas en Nueva York,  etc.). Parecería que ni el apoyo de Trump ni la abrazadera con Elon Musk lucen suficientes para recomponer la confianza que tantos argentinos depositaron en Milei en diciembre de 2023, cuando lo eligieron presidente.


A los venezolanos que aspiramos a una transición hacia una democracia liberal nos conviene que el experimento argentino tenga éxito.




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