Dogma 95: cuando el cine decidió decir la verdad
- Juan E. FernƔndez, Juanette
- hace 2 dĆas
- 3 Min. de lectura

Hay veces que el cine se siente como un parque de diversiones. Todo es ruido, fuegos artificiales, imĆ”genes perfectas y tramas vacĆas. No estoy en contra de eso āyo tambiĆ©n disfruto un buen blockbusterā, pero hay dĆas donde uno quiere otra cosa. Algo mĆ”s crudo. MĆ”s real. MĆ”s humano. AhĆ es cuando vuelvo a Dogma 95.
Este movimiento nació en 1995, cuando dos directores daneses āLars von Trier y Thomas Vinterbergā firmaron un manifiesto con un nombre ruidoso: Dogma 95. Pero mĆ”s que un manifiesto, era un grito de guerra. Un basta al artificio. Un āno mĆ”s mentirasā. Porque el cine, decĆan, se habĆa vuelto una trampa estĆ©tica: todo era forma, nada fondo.
El corazón del Dogma era el famoso āVoto de Castidadā, una lista de reglas que hoy parecen imposibles pero que en su momento significaron libertad total:
Las 10 reglas del Dogma 95:
1. El rodaje debe realizarse en locaciones reales. No se puede aƱadir nada
que no esté allà (ni sets ni props).
2. El sonido no debe ser producido separadamente. Solo sonido directo.
3. La cƔmara debe ser en mano. Cualquier movimiento o quietud debe
seguir a la acción.
4. La pelĆcula debe ser en color. No se permite iluminación especial o
artificial.
5. No se permiten efectos ópticos ni filtros.
6. No puede haber acción superficial (como asesinatos o armas).
7. No puede haber alienación temporal o espacial. La historia debe suceder
aquĆ y ahora.
8. No se permiten pelĆculas de gĆ©nero (nada de thrillers, westerns, etc.).
9. El formato debe ser 35 mm.
10. El director no debe aparecer en los crƩditos.
Radical. Loco. Hermoso.
Yo descubrà Dogma 95 cuando estudiaba cine en la Escuela Internacional de Cine y TV en San Antonio de Los Baños, en una época donde pensaba que lo importante era conseguir la mejor cÔmara, el mejor lente, el mejor presupuesto.
Pero ver Festen o Los idiotas me cambió el chip. Esas pelĆculas tenĆan una fuerza emocional que no venĆa de lo tĆ©cnico, sino de lo humano. De mirar al dolor sin filtros. De no embellecer la miseria. De no disfrazar la verdad.
Y hoy, casi 30 años después, me pregunto: ¿no estamos volviendo al mismo dilema, pero desde el otro lado?
Vivimos en una era donde puedes filmar una pelĆcula con tu celular. Donde una IA puede corregir el color, generar una canción original, o incluso escribir un guion decente. Las barreras tĆ©cnicas ya no existen. Pero eso no quiere decir que estemos contando mejores historias.
La trampa ahora es otra: hacer que todo se vea perfecto, aunque no tenga alma.
Dogma 95, en su esencia, no era sobre reglas, sino sobre propósito. Sobre no esconderse detrĆ”s del estilo. Y esa idea, en este mundo saturado de imĆ”genes "bellasā, me parece mĆ”s vigente que nunca.
AsĆ que, si quieres meterte en este universo de cine crudo, sin adornos y sin excusas, te dejo acĆ” cinco pelĆculas fundamentales del Dogma 95, con sus miserias, sus aciertos y su verdad pelada:
1. Celebración (Festen) ā Thomas Vinterberg (1998)
La joya fundacional. Una cena familiar se convierte en un campo de batalla emocional cuando el hijo mayor revela un secreto atroz sobre su padre. Brutal, sin anestesia, sin escape. Uno de esos relatos que te deja incómodo por dĆas.
2. Los idiotas (Idioterne) ā Lars von Trier (1998)
Una banda de jóvenes simula tener discapacidades mentales para provocar a la sociedad. Es ofensiva, bizarra y profundamente triste. Von Trier lleva el Dogma al lĆmite de lo soportable.
3. Mifune ā SĆøren Kragh-Jacobsen (1999)
Un ejecutivo huye de la ciudad y vuelve a sus raĆces rurales para cuidar a su hermano. Hay humor, ternura y algo muy real detrĆ”s de su caos. MĆ”s accesible, pero sin perder el espĆritu Dogma.
4. La camarera y el ladrón (Italiensk for begyndere) ā Lone
Scherfig (2000)
Una comedia romĆ”ntica... sĆ, dentro del Dogma. Un grupo de personajes rotos encuentra refugio en una clase de italiano. CĆ”lida, Ćntima, humana. Demuestra que la belleza tambiĆ©n puede ser sencilla.
5. Julien Donkey-Boy ā Harmony Korine (1999)
Caótica y experimental. Un retrato de esquizofrenia contado con cÔmara nerviosa, edición sucia y dolor real. La primera incursión estadounidense en el Dogma, y una de las mÔs desafiantes.
Dogma 95 murió oficialmente en 2005, cuando sus creadores lo declararon ācerradoā. Pero su espĆritu estĆ” mĆ”s vivo que nunca. Porque mientras existan historias que necesiten ser contadas sin maquillaje, habrĆ” alguien con una cĆ”mara (o un celular) dispuesto a romper las reglas para decir la verdad.
Y eso, en este mundo lleno de filtros.