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¿Cómo superar la Oposición del Siglo XXI?


Desconcierta el hecho que tras 24 años de desvenezolanización, de siembra y cosecha de odio, de destrucción de nuestro acervo productivo, luego de humillantes racionamientos, tras el cercenamiento de nuestros derechos y libertades, de una indigna subsistencia claramente planificada, todavía exista un remanente de personas que guardan esperanzas al chavismo, y somos enfáticos en cuanto a lo del remanente, porque el grueso de los que aún votan en elecciones absurdas por el castrismo venezolano lo hacen coaccionados de algún modo.


Pero también sorprende que tras esos mismos 24 años lo único que iguala en tragedia al Socialismo del Siglo XXI es la gestión de la Oposición del Siglo XXI, donde rastrillan las retinas los mismos rostros, con sus sospechosas mismas acciones y lúgubres mismos resultados. Durante todo este tiempo en que se pasan el testigo lo único transversal es el continuismo de la agenda del régimen: Supuestos diálogos (negociaciones partidistas) que abonan el terreno a elecciones cada vez en condiciones más absurdas.


En la forma como el chavismo retiene el poder la incertidumbre manda, podrían durar dos décadas más, igualar o superar a sus padres tutelares, el castrismo, así como se pudieran suscitar cambios radicales de la noche a la mañana, el asunto es que los partidos políticos en su inmensa mayoría han sido carcomidos por el régimen. Esto ha producido un terrible impacto porque se ha cometido el error de depositar en ellos “la lucha” a pesar de que no existe democracia.


Lo primero es comprender que no hay democracia, por ende, los partidos y sus liderazgos deben ser uno más en la complexión de una oposición real que amalgame a todos los sectores del país ¡A Todos! Entre otras obviedades, el motivo radica en que los partidos políticos son los más susceptibles a ser corrompidos, lo hemos padecido con creces.


Con relación a las primarias. El bochornoso desenlace del interinato, el reacomodo de la AN2015, hace de las primarias la vía más expedita para que el país construya una oposición real, pero los venezolanos debemos actuar, despertar, evitar sea una maniobra del ahora G3 y de sus satélites para mantener al país en el mismo ciclo de hace más de 2 décadas.


Las primarias deben realizarse para replantear el liderazgo y las acciones dentro y fuera del país, la comunidad internacional debe aceptarlas, no al revés, no seguir aceptando sus imposiciones, al final el interinato fue solo eso. En segundo lugar, esta gesta no debe tener como norte “lo electoral” pues sería un absurdo tan gigantesco como costoso, nos retendría más aún en el oscurantismo que nos invadió desde 1998. Lo electoral no es lo primero ¡Es lo último! tras reconquistar nuestra libertad. La nueva oposición debe ser para liberarnos, sin distracciones electoreras.


En tercer lugar, las primarias no deben ser exclusivas de los partidos quienes muy astutamente se han escudado nombrando como comisión electoral de la Plataforma Unitaria a un grupo de notables venezolanos de quienes no dudamos, pero sí dudamos de los partidos y sus candidatos. Una primaria útil al país necesariamente debe contar con representantes de las universidades, los trabajadores, el gremio docente, del sector salud, empleados públicos, etc. incluso, lograr planchas mixtas.

En cuarto lugar, lo dicho, al desarticular las elecciones psuvizadas el desconocimiento del régimen continuará junto con la presión foránea, si bien es cierto que el régimen ha sabido burlar sanciones y diversificar sus ingresos, también es cierto que sus aliados hoy más que nunca padecen los desequilibrios de la economía mundial (incluso China) y no son incondicionales, los amarra privilegiadamente los intereses económicos. Las distintas formas de presión social son la clave, debiendo ser la encomienda de una oposición verdadera, sabiendo interpretar las necesidades de todos los sectores del país. Tal como ocurre hoy, son solos los partidos quienes satisfacen (y muy bien) sus necesidades materiales.


Por último, en esta primera entrega, debemos estar claros de quién es el enemigo. Los venezolanos no afrontamos un totalitarismo clásico, en Venezuela se le permitió al castrismo cubano permear todas las capas nacionales, es un enemigo inmenso, experto en manipular y retener el poder a cualquier precio, son más de 6 décadas de mortal experiencia. Asimismo, las dictaduras de este siglo, y las que subsisten del siglo pasado, hoy son aliados, se apoyan mutuamente, por eso no se deben subvalorar en ningún momento, en líneas generales, y muy a pesar de todo, las herramientas democráticas son inútiles ante semejante leviatán.


La lucha no es un por salario justo, por pedir que surtan gasolina o se acaben los racionamientos eléctricos ¡No! la lucha debe ser por el rescate de nuestra democracia, nuestra constitucionalidad ¡de nuestra libertad! Porque con ella tendremos todo eso y todo lo que hoy nos falta y ya era nuestro. Para ello debemos estar claros, decididos, correctamente dirigidos.


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