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¿Cuándo se romperá la piñata?


La impredicibilidad de Mr. Trump podría generar escenarios difíciles de visualizar en estos momentos. Imagen: Copilot
La impredicibilidad de Mr. Trump podría generar escenarios difíciles de visualizar en estos momentos. Imagen: Copilot

Venezuela efectivamente vive un estado de excepción que no es el actual que Nicolás tiene bajo la manga listo para ponerlo en vigencia. La verdad es que nuestro país lleva más de veinte años en estado de excepción sin que ello haya precisado de norma alguna para restringir las libertades que la Constitución supuestamente garantiza a todos los habitantes del territorio nacional.


En efecto las  tensiones, desapariciones, allanamientos ilegales, torturas, etc., han estado a la orden del día desde hace al menos dos décadas y además han sido denunciadas tanto interna como externamente en numerosas ocasiones, entre las cuales resalta el muy reciente informe de la Misión de Determinación de los Hechos  del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que reitera y complementa las denuncias ya anteriormente presentadas en ese foro.


Asimismo, el equipo de gobierno ha sido denunciado ante la Corte Penal internacional (caso Venezuela 1)  avalado por la firma de miles de víctimas debidamente identificadas.

Ciertamente, ese procedimiento va más lento que lo deseable por diversas razones, pero no excluye que en un plazo tal vez no muy lejano puedan generarse órdenes de comparecencia o de arresto contra la cúpula gobernante. Ello ha ocurrido ya en contra de varios altos dirigentes mundiales, algunos de los cuales han llegado a conocer la prisión y hasta la muerte detrás de las rejas. Sin ir más lejos, podemos tener en cuenta que el expresidente de Filipinas Rodrigo Duterte, otrora violador omnímodo e impune de derechos humanos, se encuentra en prisión desde el pasado mes de marzo en La Haya a la espera de la tramitación de un juicio por crímenes de lesa humanidad. Vale la pena señalar que ese individuo fue entregado a la Corte Penal Internacional  por las propias autoridades filipinas que le sucedieron en el gobierno, aun después de que él “por si las moscas” retirara a su país de la jurisdicción de la Corte en el año 2019. Por eso no sería de extrañar que los prohombres bolivarianos pudieran enfrentar algún escenario similar. 


Es probable que ese ejemplo no les permita dormir con tranquilidad pensando, seguramente, en los próximos pasos que tendrán que afrontar para salvar no solo sus bienes mal habidos sino su propia humanidad y su familia, es decir, un plan de huida hacia los muy pocos destinos que pudieran acogerlos.


Ha de ser por eso que María Corina Machado ha exhortado a quienes puedan ser responsables y pagar las consecuencias a que escojan el lado bueno de la historia y no el de la ignominia, siempre teniendo por objetivo que se imparta justicia, no venganza (que pudiera tener algún lugarcito en el corazón de muchos).


En el plano internacional es de observar también que aquellos países a los que Maduro & Cía. pudieran haber confiado su apoyo: Rusia, China, Brasil, etc., apenas están emitiendo alguna que otra declaración de compromiso y hasta la misma Cuba ha hecho saber con bastante  claridad que no se inmolará en el rescate de los responsables.


A la hora de escribir estas líneas el bloqueo marítimo  norteamericano iniciado hace ya varias semanas no solo no ha disminuido sino que algunas nuevas naves de guerra se han sumado, igual que los temibles  supermodernos aviones F 35 que ya están apostados en Puerto Rico esperando órdenes.


Naturalmente Mr. Trump, si decidiera alguna acción militar, no lo hará con el objeto principal de restablecer la democracia en Venezuela, sino con el de favorecer los intereses de su país y la imagen de su gestión presidencial de cara al proceso de elecciones parlamentarias  de medio término  que se realizará en el año 2026, en el que aspira a aumentar el muy escaso margen que  actualmente favorece al Partido Republicano en ambas cámaras.


Mientras en Venezuela nos preocupamos por estos temas, en Colombia se han desatado hechos que asoman la posibilidad de contribuir a la desestabilización regional.


En efecto Petro, de cuya estabilidad mental se acrecientan las dudas, se ha embarcado en un rumbo de tal incertidumbre que los mismos colombianos expresan ya honda preocupación.


El espectáculo ofrecido hace apenas días por el mandatario colombiano en plena calle pública de la ciudad de Nueva York,  llamando a los soldados norteamericanos a desobedecer las órdenes de sus jefes, traspasa el umbral de la cordura y justifica la inmediata reacción de Washington revocándole su visa con la correspondiente solicitud de abandono inmediato del territorio. Es probable que él crea que “se la comió”.


Hoy ni nuestra memoria ni las fuentes consultadas registran un episodio de ese nivel de bochorno, por lo cual no sería extraño que Mr. Trump -al más puro estilo Trump- coja una arrechera que lleve a que su país tome alguna medida, algo más que la mera redacción de una nota diplomática de protesta. 


La consecuencia de un nuevo estado desestabilizador en el Caribe meridional, más la existencia de Cuba en el flanco norte, Nicaragua en América Central y alguna que otra isla, pudieran generar un escenario peligroso para la estabilidad de la región.


Es de esperar que el rumbo hacia la centro-derecha que parece estar tomando América Latina (Ecuador, Perú, Paraguay, Guyana, Argentina y ojalá próximamente Bolivia y Chile) puedan servir de contrapeso a la acción de los “Ni-Ni” (México, Brasil, Uruguay, etc).


Lo que últimamente está ocurriendo es que Mr. Trump, utilizando su impredictibilidad como técnica de negociación -demostrada recientemente con el giro en apoyo a Ucrania-, pudiera desatar nuevos escenarios difíciles de visualizar hoy.


Sea como fuere, entendemos que el actual mapa zodiacal da pie para que los astros se alineen de tal manera que produzcan el suficiente “momentum” que la mayoría de los venezolanos deseamos. Pero… tal como ha afirmado el secretario de Estado, Marco Rubio, es necesario que los venezolanos “hagan algo” que sea más que esperar el cambio en la casa para verlo por televisión.



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