Asamblea de Naciones Unidas: Trump imperial - Petro impresentable
- Adolfo Salgueiro

- 27 sept
- 3 Min. de lectura

La sala de la Asamblea General de Naciones Unidas ha sido testigo de algunos episodios que por lo bizarro han pasado a la historia.
El 12 de octubre de 1960 el entonces primer ministro de la Unión Soviética, Nikita Khruschev, se disgustó con un discurso que se estaba pronunciando y procedió a quitarse un zapato para comenzar a pegar con el mismo sobre el pupitre frente al cual estaba sentado. El 13 de noviembre de 1974 el líder palestino Yasser Arafat se dirigió al cuerpo luciendo una pistola en su cintura mientras abogaba por la paz. El 20 de octubre de 2006 el “Titán de Sabaneta” tuvo la osadía de afirmar que la tribuna “olía a azufre” a cuenta de que el día anterior la había ocupado el “diablo”, según denominó al entonces presidente George W. Bush.
El pasado martes 23 de septiembre, el mismo podio fue sacudido por el contundente discurso del presidente Donald Trump, quien, sin pelos en la lengua, criticó duramente algunas de las falencias más arraigadas en la organización. A continuación, abordó temas en los que su visión se aleja considerablemente del consenso mundial —como el cambio climático, los combustibles fósiles y la energía verde—, sobre los cuales expresó opiniones abiertamente discordantes con el criterio internacional mayoritario. Al mismo tiempo, se arrogó el derecho de recomendar a los dignatarios presentes que realizaran en sus países las modificaciones que, a su juicio, son necesarias. De forma “paternal”, sugirió que lo escucharan si no querían sucumbir.
No cabe duda que Naciones Unidas, después de 80 años de su fundación, ha acumulado algunos notorios pasivos que ciertamente deben ser resueltos, pero no pueden dejar de reconocerse las importantes contribuciones positivas en pro de la paz, la salud, la cultura, etc.
Esos logros han costado esfuerzo, dinero y vidas, como la de su segundo secretario general, Dag Hammarskjold, quien el 18 de septiembre de 1961 falleció en un accidente de aviación mientras cumplía gestiones de pacificación en el sangriento conflicto que desgarraba al Congo desde su independencia.
Tampoco pueden ignorarse las múltiples y casi siempre exitosas misiones de preservación de la paz (Cascos azules) que desde temprano iniciaron en Palestina (1948), India-Pakistán por Cachemira (1949), la crisis del Canal de Suez (1956), la ya mencionada del Congo (1960), Chipre (1964), la ex Yugoslavia (1992), Ruanda (1993), Somalia (1993), Kosovo (2000), Haití (2004), Sudán del Sur (2011), República Centroafricana (2014), etc. Todo ello sin contar los aportes en salud (OMS) o la Unesco inventariando el patrimonio cultural de la humanidad (que incluye las instalaciones de la Universidad Central de Venezuela), etc.
También es evidente la evolución de la organización hacia una burocracia asfixiante que pone obstáculos a su posible acción igual que ocurre en el Consejo de Seguridad, cuya estructura de veto reservada a solamente 5 países suele paralizar frecuentemente decisiones que gozarían de amplísimo consenso en la Asamblea General compuesta por 196 estados, o la utilidad de otros cuerpos como la Unión Postal Universal, gracias a cuya existencia y eficiencia podemos contar con correo entre todos los países del mundo.
No faltó la mención al tema de la inmigración que ciertamente afecta a mucho países –y millones de personas– que buscan un mejor presente y una opción de futuro. El presidente generalizó en ese punto al afirmar que quienes habían llegado a su país en años anteriores eran delincuentes o enfermos mentales.
No podemos concluir esta breve reseña sin hacer mención a la crisis que en la actualidad se vive en el Caribe. Este tema Trump lo encaró de manera exclusiva desde la perspectiva norteamericana de la lucha contra el narcotráfico. Así lo hizo cuando justificó –acertadamente según la opinión de este articulista– las acciones letales contra poderosas y velocísimas embarcaciones que, pese a las advertencias, navegaban en horarios e itinerarios equivocados, generando creíbles sospechas. El hallazgo de restos de envoltorios conteniendo estupefacientes en aguas cercanas a la República Dominicana, próximas al lugar donde fue hundida la cuarta lancha, confirma que no se trataba de humildes pescadores realizando su faena.
En resumen creemos que sería deseable que, cuando se calmen las tensiones, la ONU hiciera un profundo ejercicio de introspección y auditoría con el objeto de reacomodar las cargas y devolver a la organización la misión para la que fue creada.
Petro: Su intervención lo reveló como impresentable. Desde su atuendo personal (guayabera y zapatos de goma) hasta su actitud corporal sumada al uso de calificativos de alto calibre para referirse a Estados Unidos y su jefe de Estado provocó el retiro de las delegación norteamericana del salón en señal de rechazo por el bochornoso discurso propio de una campaña política local y no de uno de los foros más relevantes del mundo.
De los restantes dignatarios que allí se presentaron posiblemente hagamos algún análisis menos pasional, pero hoy, con los discursos aún frescos, no pudimos resistir la tentación de compartir nuestros sentimientos iniciales.






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