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Acción y humor negro con Santa Claus


Cuando un grupo de mercenarios irrumpe durante Nochebuena en la casa de una familia adinerada, tomando a todos los que están dentro como rehenes, los malhechores no están preparados para un combatiente sorpresa, nada más y nada menos que Santa Claus, quien está a punto de demostrarles que no es precisamente un santo, ya que también posee ese toque violento que le permitirá enfrentarse a aquellos ladrones que quieren destruir su noche de fiesta navideña.


Bajo estos parámetros se desarrolla “Noche sin paz” (Violent Nights), que ya se exhibe en salas de cine de Venezuela y en la plataforma de streaming Netflix. Se trata de una comedia de humor negro, muy al estilo de “Mi pobre angelito”, pero en versión sangrienta y con mucha violencia explícita. Pero hay que aclarar también que cumple cabalmente con su objetivo de entretener también sin dejar de lado ese toque navideño con su enorme casa, luces y decoración.


Si bien no es una película que rompa esquemas, posee varias cualidades que le permiten ser disfrutable, aun cuando se trata de una burla hacia la clase social alta y la enorme pelea que siempre existe en ese entorno por el dinero. Tiene como marco una historia que parte de saber que ante nosotros sí tendremos al auténtico Santa Claus, que será el encargado de proteger a la más chica de la casa que aún cree en él y que está siendo parte de un secuestro familiar muy sangriento, por lo que el popular personaje rojo arribará a ese lugar junto a sus renos, y por azares del destino, se encontrará en peligro y luchará por salvar su vida y vencer a todos esos “chicos malos” que irrumpieron en la enorme mansión para hacerse de una fuerte suma de dinero.


Planteadas así las cosas, hay que decir que uno de los productores del violento filme estadounidense “Nadie” está detrás de este proyecto, y que se unió para ello con David Leitch, uno de los artífices de “John Wick”. El estilo de este par de creaciones recientes atraviesa toda la trama de esta atípica fábula navideña. Los personajes emplean todo el tiempo un lenguaje crudo, cargado de referencias irónicas, insultos y palabrotas. Y alrededor de ellas no tarda en explotar un delirante festival de sangre, violencia y cuerpos destrozados, coreografiado de un modo muy similar al de sus referentes.


La diversión está garantizada para cierto público que disfruta los relatos de acción mezclados con sangre a borbotones y mucho humor negro. Lo más original de esta historia, detrás de una trama familiar expuesta de manera bastante pueril, es cómo permanece intacto, en medio de un cuadro tan violento y tanta gente indeseable, el genuino espíritu de la Navidad, lo cual no deja de ser un afiebrado chiste. El protagonista es David Harbour, famoso por la serie de Netflix “Stranger Things”, quien como Santa Claus está sencillamente soberbio.


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