top of page

Sara Montiel, la primera española en Hollywood

Actualizado: 11 mar


Sara Montiel fue una mujer adelantada para su época. Foto: Archivo AJM
Sara Montiel fue una mujer adelantada para su época. Foto: Archivo AJM

Si algún logro de la fructífera carrera artística de Sara Montiel hay que destacar, es que fue la primera actriz de su país en llegar a Hollywood y labrarse una carrera, mucho antes que Antonio Banderas, Penélope Cruz o Javier Bardem. Y lo hizo luego de triunfar rotundamente en México, donde rodó 14 películas en apenas cuatro años, estelarizando con luminarias como Pedro Infante, Arturo de Córdoba, Agustín Lara, María Félix, Katy Jurado y Dolores de Río.


Nacida el 10 de marzo de 1928, hace hoy 97 años, en Campo de Criptana, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, tras la Guerra Civil se trasladó en 1939 con su familia a Orihuela, en Alicante. Allí recibió una educación muy básica, en la que apenas aprendió a leer.


En 1942 ganó un concurso de aspirantes a la actuación en Madrid, que consistía en 1.000 pesetas mensuales durante un año, una pequeña fortuna para la época, que le sirvió para  establecerse en esa ciudad y tomar clases de declamación. Tras pequeños papeles en cine, en 1948 rodó Locura de amor, en un breve rol que la enfrentaba a Aurora Bautista, la gran luminaria cinematográfica de su época, filme que le abrió las puertas de México. 


Después de su incursión en el país azteca, en 1954 dio el salto a Hollywood. Allí su primera película fue Veracruz junto a Gary Cooper y Burt Lancaster. En su segunda película, Serenade, que estelarizó con Mario Lanza, conoció a su primer marido, el director Anthony Mann. Su matrimonio le permitió alternar con estrellas como Marlene Dietrich, Greta Grabo, James Dean, Elizabeth Taylor, Marlon Brando y Marilyn Monroe.


En una de sus visitas a España rodó El último cuplé, un filme de muy bajo presupuesto, donde actuó y cantó, y al que accedió por su amistad y agradecimiento con Juan de Orduña, su descubridor en Locura de amor. Resultó un éxito monumental con canciones como Fumando espero, El Relicario o Nena, que han quedado ligadas para siempre a ellaEn su siguiente filme, La violetera, ya su sueldo era apreciable para la época y muy superior al de muchas actrices en Hollywood. Por ello, decidió quedarse en Europa y dar por finalizada su aventura estadounidense, donde se veía encasillada en papeles de hispana.


En 1974 se retiró del cine, pero siguió cosechando éxitos en la música, el teatro y la televisión. Porque Saritísima -como la bautizó  su amigo, el escritor Terenci Moix- supo reinventarse: se convirtió en un icono gay, cantó junto a artistas mucho más jóvenes y de otros estilos e incluso en 2002 se parodió a sí misma en el anuncio de los premios MTV Europa.


Su vida personal resultó igual de apasionante que la artística. Tras Anthony Mann, con el que se casó en 1957, en 1964 contrajo nupcias en Roma con el industrial José Vicente Ramírez, pero el matrimonio duró dos meses. En 1979 y después de 10 años juntos, se casó con el empresario mallorquín Pepe Tous, su gran amor, quien falleció de cáncer en 1992. Con él adoptó a sus dos hijos: Thais y Zeus. Y en 2002, el cubano Tony Hernández (admirador suyo desde niño) se convirtió en su cuarto marido. Un oportunista y polémico matrimonio que sólo duró un año.


Hubo otros hombres en su vida, tal como ella misma lo relató en su libro de memorias, que tituló Vivir en un placer, aunque algunas de esas relaciones han sido puestas en duda. Entre otros, mencionó a James Dean, Marlon Brando, León Felipe, Indalecio Prieto, Miguel Mihura, Severo Ochoa, Maurice Ronet y Giancarlo Viola.


Sara Montiel  amasó una gran fortuna en dinero, joyas, inmuebles y obras de arte, que dejó en herencia a sus hijos: Thais (1979), nacida en Brasil, y el español Zeus (1983), que adoptó con Pepe Tous, su tercer marido, tras haber sufrido varios abortos. La mayor estudió Derecho y se dedica a administrar la herencia materna, y su hermano, más mediático, lleva años intentando abrirse camino en la música como Zeus Montiel.


El 8 de abril del 2013, a los 85 años, María Antonia Abad (el nombre real de la artista manchega) falleció de muerte súbita en su domicilio madrileño. Al día siguiente la enterraron en el cementerio de San Justo. El cortejo fúnebre pasó por las calles del centro de Madrid y en la plaza de El Callao, en la Gran Vía, se le rindió un último homenaje con la proyección de El último cuplé y La violetera , las dos películas que la convirtieron en estrella inmortal.


Sus colegas artistas, familiares y amigos, la recuerdan como una mujer muy moderna para su tiempo. Mucho antes de que se inventara el photoshop, existiera Instagram y otras aplicaciones digitales, ya utilizaba filtros para alisar y rejuvenecer su rostro: una media del número 9, color gris, de Christian Dior, que colocaba en el objetivo de la cámara.



Yorumlar


21

¡Gracias por suscribirte!

Suscríbete a nuestro boletín gratuito de noticias

Únete a nuestras redes y comparte la información

  • X
  • White Facebook Icon
  • LinkedIn

© 2022 Informe21

bottom of page