Mucho se habla de las divisiones internas del PSUV, si bien es cierto, existen como en cualquier otra organización política, éstas no representan un grave peligro para ellos porque dependen exclusivamente de su unión. Maduro y Cilia Flores por un lado, por otro, los hermanos Rodríguez, representan las dos coaliciones más fuertes dentro del chavismo, amén de otras corrientes con menos relevancia, pero con encomiendas muy precisas. En definitiva, no esperemos una ruptura catastrófica porque no la habrá, por la sencilla razón que si cae uno caen todos, a menos que surja un movimiento interno estilo kamikaze, lo cual es poco
probable.
Además, no estamos hablando de una organización política común ni democrática, estamos
hablando del Partido Socialista Unido de Venezuela, cuya única manera de ver al mundo es bajo la anacrónica lupa del castrismo cubano, donde los únicos que importan son los líderes, la cúpula, los militantes son relleno o tontos útiles con precio. El mejor ejemplo, el burdo
espejismo de sus “elecciones internas”, al final la directiva nacional es quien decide candidatos y puestos a ocupar… se llore o patalee, cuando habla la directiva aplica el deus dixit.
Para el chavismo Maduro es Chávez, quien, dicho sea de paso, ha sabido continuar
milimétricamente el proyecto de su “líder supremo”, sin embargo, en lo económico ha tenido
que ceder porque ya no está la Pdvsa del boom petrolero para ocultar desastres, la quebraron por corrupción y desidia, por eso, el control cambiario se ha flexibilizado, entregando a los venezolanos a la voracidad del ajuste económico de divisas versus una moneda muerta.
Además, el último deseo público de Chávez fue que Maduro continuara al frente de su legado, para el chavismo esa orden es incuestionable (por eso hacíamos mención en lo de
anacrónico).
La comunidad internacional en nuestra región está signada por Estados Unidos, al menos
políticamente. La genocida invasión rusa a Ucrania ha hecho que el petróleo de nuestro país
(inutilizado en el subsuelo) obtenga mucho mayor valor geopolítico, obligando a los gringos, de la mano de Biden, a flexibilizar posturas, permitiendo que empresas de ese país vuelvan a
negociar con el régimen chavista en lo inherente a nuestra energía. La salida de Tarek Al
Aissami, es nuestra opinión, obedece a ello, pues él esta solicitado por la justicia
estadounidense, con Pdvsa liderada por una persona sin estas restricciones es mucho más
fácil llegar a acuerdos.
Así pues, estamos convencidos, Maduro será el candidato del chavismo en la próxima y en
todas las elecciones presidenciales que estén por venir, porque al igual que en Cuba, Rusia,
China, Corea del Norte y en demás regímenes de compartido pedigree, no importa lo que digan las leyes, lo que opinen los militantes del partido del gobierno, mucho menos el sentir de los ciudadanos, lo que importa es mantener el poder a través de la cúpula y todo el andamiaje necesario, cueste lo que cueste.
¿Qué es lo peor que puede ocurrir? De mantenerse las elecciones en la misma forma y manera que se han estado perpetrando desde 2017 (y que generaron las sanciones), apoyadas a lo interno del país por cómplices del régimen, el chavismo verá cómo las sanciones internacionales persistirán, lo cual, lejos de ser un problema para él, es una consagración, porque ya sabiendo cómo evadirlas a través de sus aliados mundiales, les sirven de excusa para justificar sus desmanes y para continuar manejando las riquezas del país en la más absoluta opacidad… un ganar-ganar, no tiene pérdida.
De este modo, no esperemos milagros, Maduro seguirá siendo candidato y presidente hasta
que no surja en Venezuela una oposición real que se salga de la agenda del chavismo y sus
cómplices.
Commentaires