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La importancia de la mirada en la interacción social


La importancia de la mirada en la interacción social
La importancia de la mirada en la interacción social. Foto: Pixabay

Casi desde el nacimiento, las personas aprendemos a reconocer y responder a las señales sociales, y la mirada desempeña un papel crucial en este proceso. Pocos días después de nacer, los bebés ya muestran el impulso inconsciente de fijarse en la mirada de las demás personas, especialmente de sus cuidadores, para empezar a establecer el vínculo que sustenta las bases de la socialización.


A través de la mirada transmitimos nuestro estado emocional. Y a través de este instinto los bebés aprenden cómo deben responder a las miradas emocionales de las demás personas, y cómo los otros responden a las suyas. La expresión facial también comunica el estado emocional, pero constituye el marco que matiza la transmisión emocional a través de las miradas.


La comunicación visual es una forma fundamental de interacción social y puede transmitir de manera efectiva una información emocional y social, que estimula la atención y la vigilancia. Lo que, de rebote, influye en nuestro comportamiento.


El efecto de la mirada en el comportamiento


Existen diferentes hipótesis que tratan de explicar el efecto de la mirada en nuestro comportamiento. No son hipótesis excluyentes, sino complementarias.


Por un lado, hay hipótesis que se centran en la importancia del control social, especialmente relacionada en que la vida social está directamente vinculada a la supervivencia. Estas hipótesis sugieren que sentirnos observados, o simplemente la presencia de unos ojos, nos recuerda las normas sociales y las expectativas de comportamiento que se nos atribuyen. Cuando nos sentimos observados, somos más propensos a internalizar estas normas y a actuar de acuerdo con ellas.


Por este motivo, hay adolescentes capaces de realizar las acciones más arriesgadas o sin sentido simplemente porque piensan que eso es lo que espera su entorno social, los demás adolescentes.


El otro grupo de hipótesis se basan en la autorregulación. Plantean que la mirada de los demás funciona como un estímulo que nos ayuda a monitorizar mejor nuestro comportamiento, y por lo tanto a regularlo con más eficiencia. Al sentirnos observados, nos autoevaluamos y ajustamos nuestra conducta para mantener una imagen positiva de nosotros mismos, también ante nuestro entorno.


Su importancia en contextos sociales


Es importante destacar que el efecto de la mirada puede variar en diferentes contextos sociales. En situaciones en las que las normas sociales son claras y se espera un comportamiento adecuado, la presencia de miradas puede reforzar estas expectativas y llevar a un mayor cumplimiento. Sin embargo, en contextos en los que las normas son ambiguas o existe una tolerancia social hacia conductas no estandarizadas, el efecto de la mirada puede ser menos pronunciado.


Por supuesto, también depende de cada persona, especialmente de su nivel de autoconfianza. Las personas que confían más en sí mismas suelen verse menos afectadas por el efecto de la mirada. Las personas inseguras, que dudan de sus acciones o aptitudes, sucumben con mucha más facilidad a las miradas de las otras personas.


En conclusión, el efecto de la mirada es un fenómeno psicológico bien documentado que muestra cómo el comportamiento humano puede ser moldeado y alterado por la presencia de otras personas. La sensación de vigilancia y la presión social que experimentamos al ser observados nos lleva a comportarnos de manera más adecuada a lo que suponemos que se espera de nosotros, mediante mecanismos de control social y de autorregulación. Información reseñada por La Voz de América

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