Jafar Panahi: Cuando el cine grita más fuerte que las rejas y gana en Cannes
- Juan E. Fernández, Juanette
- 4 jun
- 3 Min. de lectura

Hay algo hermosamente irónico en que un hombre al que le prohibieron hacer películas durante 15 años se lleve uno de los premios más importante del cine mundial.
Jafar Panahi, de 64 años, subió al escenario del Teatro Grand Lumière en Cannes con Un simple accidente bajo el brazo y la Palma de Oro en las manos, demostrando una vez más que no hay censura lo suficientemente fuerte como para silenciar una buena historia.
Y si hay alguien que sabe de censuras ese es Panahi. De hecho, podría decirse que el director iraní convirtió la clandestinidad en un arte: fue encarcelado dos veces, le prohibieron rodar y hasta fue vetado para viajar al extranjero. Me gustaría saber dibujar para expresar la proeza de Jafar Panahi con una caricatura; sería algo así: Los ayatollahs diciéndole "no puedes hacer cine" y Jafar respondiéndoles "Sosténgame la cámara".
Porque así funciona la creatividad cuando se encuentra con la opresión: no se rinde, se reinventa.
Un simple accidente no es solo una película; es un acto de resistencia filmado cuadro por cuadro. Rodada en secreto y financiada por productores franceses, cuenta la historia de cinco iraníes comunes que se enfrentan a quien creen que fue su torturador en prisión. Suena heavy, ¿no? Pero aquí viene lo genial de Panahi: logra mezclar thriller político con comedia absurda, porque a veces la única manera de procesar el horror es riéndose de él.
La película nace directamente de su experiencia en la cárcel, donde pasó siete meses de una condena de seis años antes de ser liberado en 2023. Las historias que escuchó entre rejas, las conversaciones con otros presos, la brutalidad del régimen iraní: todo eso se coló en su nueva obra.
Lo más fascinante de Un simple accidente es que demuestra cómo el cine trasciende cualquier régimen. No importa cuántas prohibiciones pongan, cuántas cárceles construyan o cuántos sellos de censura estampen: una buena película siempre encuentra la manera de existir.
Cuando recibió la Palma de Oro, Panahi aprovechó para mandar un mensaje directo a los iraníes: "Lo más importante ahora es nuestro país y la libertad de nuestro país. Que nadie se atreva a decirnos qué tipo de ropa debemos llevar, qué debemos hacer o qué no debemos hacer".
Por su parte la actriz francesa Juliette Binoche, presidenta del jurado del Festival de Cannes, expresó acerca de la cinta de Panahi: "La película surge de un sentimiento de resistencia y de supervivencia que es absolutamente necesario hoy en día. En un mundo dominado por la venganza y la violencia, la película de Panahi habla de un cambio que no es venganza. Habla de escuchar, de no necesariamente querer maltratar al otro.
Es la segunda vez que un cineasta iraní gana la Palma de Oro, pues ya en 1997 Abbas Kiarostami se llevó La Palma de Oro por El sabor de las cerezas.
Ahora Panahi promete regresar a Irán después del festival, a pesar de los riesgos. "Me
preguntaré cuál va a ser mi próxima película" declaró con esa tranquilidad que solo tienen quienes ya perdieron el miedo. Porque al final, ¿qué pueden hacerle a alguien que ya transformó la prisión en inspiración?
Un simple accidente llegará pronto a América Latina vía MUBI y la verdad no puedo esperar para verla, no sólo porque seguramente es una gran historia, sino porque representa algo más grande: la prueba de que el arte siempre encuentra la manera de gritar más fuerte que las rejas o el poder.
Y como dijo Robert De Niro en el Festival de Cannes: "Los fascistas deberían temer al arte" Y después de ver lo que logró Panahi filmando en la clandestinidad, creo que tienen razones para preocuparse.
El cine no se rinde. Nunca.
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