Encovi: Un tercio del paĆs vive inseguridad alimentaria moderada y severa
- Leonor Jorquera
- hace 3 horas
- 5 Min. de lectura

Al cierre del primer semestre de 2024 se evidenciaba una mejorĆa en los indicadores de ingreso de la población venezolana y una caĆda de la pobreza monetaria, gracias a la reactivación que experimentó la economĆa durante la primera mitad del aƱo.
Asà lo registró la décima edición de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), elaborada por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), a partir de una muestra de 2.490 hogares.
Según los datos del estudio, recogidos entre junio y julio del año pasado, para esa fecha siete de cada 10 hogares (73,2%) se encontraban en situación de pobreza de ingresos (recursos insuficientes para satisfacer necesidades bÔsicas), una reducción de 9,6% respecto a la medición de 2023.
Por otra parte, el nĆŗmero de hogares en pobreza extrema (con ingresos insuficientes para cubrir los alimentos) habĆa caĆdo 14% en un aƱo, al pasar de 50,5% a 36,5%. En total, 3,4 millones de hogares estaban en esta situación, 600 milĀ menos que en 2023.
Al hablar de pobreza multidimensional (que combina los ingresos con otros factores como servicios, educación, vivienda y empleo), el cambio no fue notorio: mĆ”s de la mitad de los hogares (56,5%) permanecĆa en esta situación, sólo 2,4% menos que el 58,9% que la padecĆa en el aƱo anterior.
Según la ENCOVI 2024, también disminuyó la percepción de inseguridad alimentaria: 78,1% de los encuestados dijo preocuparse ante la posibilidad de que los alimentos se acabaran, versus el 82,7% que lo manifestó en 2023, y 41,1% afirmó haberse quedado sin alimentos en su hogar (4,1% menos respecto al 46,2% que lo indicó en 2023).
āSin embargo, aĆŗn quedan focos territoriales y de estratos, los cuales alcanzan aproximadamente hasta 1/3 del paĆs, donde la inseguridad alimentaria moderada y severa sigue estando presenteā, apunta el resumen del estudio, publicado en proyectoencovi.com.
Todas estas cifras estĆ”n muy lejos de las que el paĆs exhibĆa en 2014, fecha de la primera medición de ENCOVI. Para entonces, menos de la mitad de los venezolanos (48,4%) estaban en condición de pobreza, 23,6% vivĆa en pobreza extrema y 39,3% en pobreza multidimensional
āDurante el primer semestre de 2024 cae la pobreza, como resultado de la estabilidad cambiaria, la reducción de la inflación y el crecimiento económico (ā¦) La volatilidad de la economĆa venezolana, atada a las variaciones del ingreso petrolero, convertirĆ”n estas mejoras en āsal y aguaā si por la coyuntura institucional del paĆs volvemos a tener un shock negativo de ingresosā, advierte el texto.
MÔs de la mitad de la población en situación vulnerable
A pesar de la recuperación del ingreso de la población, la ENCOVI reporta que en 2024 se mantuvieron sin variación los niveles de vulnerabilidad social, asociados a ocho dimensiones relacionadas con la calidad de vida: ingresos, educación, salud y alimentación, empleo, protección y seguridad social, vivienda, servicios y estructura del hogar.
De acuerdo con la investigación, āel paĆs sigue teniendo una situación de vulnerabilidad entre leve y moderadaā, dado que al menos el 50% de los hogares tiene dos o mĆ”s condiciones de vulnerabilidad.
āEl ingreso, que en aƱos anteriores habĆa sido el gran responsable de la vulnerabilidad en Venezuela, es superado por la calidad y acceso a los servicios, la salud y la educación; es decir, por componentes vinculados a la polĆtica socialā, apunta el reporte.
Los datos también precisan que 88% de la vulnerabilidad moderada se concentra en el 30% mÔs pobre de la población. Por su parte, a partir del quinto estrato o decil de ingreso, 60% o mÔs de los hogares tienen baja o nula vulnerabilidad.
Se ensancha la brecha entre quienes tienen mƔs y menos
La concentración de los ingresos sigue a la vista en el paisaje socioeconómico venezolano. La ENCOVI 2024 evidencia que en los últimos diez años (2014-2024) se ensanchó la brecha entre quienes ganan mÔs y menos dinero.
Con base en el coeficiente de Gini, el Ćndice de desigualdad económica subió 32,43% y pasó de 40,7 a 53,9/100 en una dĆ©cada. Mientras mĆ”s cerca de 100 estĆ” el Ćndice, mayor es la brecha de ingresos.
Entre 2023 y 2024, la desigualdad creció 2,7%, lo que se traduce en que el decil mÔs bajo de la población (es decir, el 10% mÔs pobre) recibió en promedio 12,50 dólares al mes (con un mÔximo de $23,06); en contraste, el 10% mÔs rico tuvo ingresos promedio de $ 633,72 (aunque llegó a ganar hasta $2.725,34).
āLos ingresos promedios en dólares crecieron mĆ”s del 50% para la mayorĆa de los deciles. Para el decil mĆ”s alto fue de mĆ”s del 80%, Esto contribuyó con el aumento de la desigualdad entre 2023 y 2024ā, apunta el extracto de la investigación.
Comparativamente hablando, Venezuela tiene una mayor desigualdad que naciones latinoamericanas como Colombia o Uruguay, donde el indicador es de 51,5 y 40,8/100, respectivamente; o que paĆses europeos como EspaƱa, cuyo coeficiente de Gini de 32,0/100.
Empleo y remuneración: mujeres en desventaja
Entre 2023 y 2024, la encuesta registró una caĆda en la tasa de ocupados, la cual pasó de 60,9% a 54,7%, debido a un aumento en el nĆŗmero de personas dedicadas a labores del hogar (15,7% versus 12,6% en 2023).
En el mismo perĆodo, la ENCOVI documentó un aumento en la tasa de empleo formal (que subió de 42,6% a 49,1%Ā del total de ocupados), mejoras enĀ la remuneración del sector pĆŗblico (la cual se ubicó en $110,9 mensuales en promedio, gracias a transferencias y bonos) y una mayor rentabilidad del trabajo por cuenta propia (en promedio, el autoempleo fue remunerado con $202 mensuales versus los $189,5 que percibió un empleado u obrero del sector privado).
Las brechas de gƩnero en el mercado de trabajo siguen siendo importantes a favor de los hombres.
En términos de empleo, por ejemplo, la tasa de ocupación masculina es de 63,2% versus la de las mujeres, que es de 36,8% y cayó 0,5% en un año. En pocas palabras: seis de cada 10 caballeros trabajan, mientras poco mÔs de tres de cada 10 mujeres lo hacen.
Ambas cifras se ubican 10 puntos por debajo del promedio mundial documentado por la Organización Internacional del Trabajo (73,1% en el caso de los hombres y 46,3% en el de las féminas).
A la luz de los hallazgos de ENCOVI, la situación tiene incidencia directa en los niveles de pobreza. En los hogares no pobres, seis de cada 10 mujeres (57,1%) trabajan mÔs de 38 horas a la semana, mientras en los hogares pobres mÔs de la mitad (57,6%) no labora.
En cuanto a remuneraciones, en promedio los hombres ganan 1 dólar mĆ”s por hora trabajada. Esta cifra varĆa segĆŗn la profesión u oficio: la mayor diferencia se observa en el caso de los cargos de director o gerente, donde un caballero recibe $12,2 mĆ”s por hora que una mujer; en ocupaciones elementales, la diferencia a favor de los hombres es de sólo $0,7/hora.
Ćnicamente en el caso del profesional cientĆfico o intelectual, el hombre gana menos que su par femenina (-1,9 dólares por hora).
āAunque parezcan pocas las diferencias por hora trabajada, esta brecha se amplĆa cuando se considera la remuneración total, dado que en promedio los hombres trabajan mĆ”s horas por dĆa que las mujeres. La diferencia de ingreso mensual total es de 52 dólares (36,7%) a favor de los hombres. Para el caso de los directores es de 46,7%ā, apunta la ENCOVI. Con información de elucabista.com