top of page

Encovi: Un tercio del país vive inseguridad alimentaria moderada y severa


Al cierre del primer semestre del año pasado, más de la mitad de los hogares seguían en pobreza multidimensional y se ensanchó la brecha entre quienes más y menos tienen. Foto: modovisible en Pixabay
Al cierre del primer semestre del año pasado, más de la mitad de los hogares seguían en pobreza multidimensional y se ensanchó la brecha entre quienes más y menos tienen. Foto: modovisible en Pixabay

Al cierre del primer semestre de 2024 se evidenciaba una mejoría en los indicadores de ingreso de la población venezolana y una caída de la pobreza monetaria, gracias a la reactivación que experimentó la economía durante la primera mitad del año.


Así lo registró la décima edición de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), elaborada por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), a partir de una muestra de 2.490 hogares.


Según los datos del estudio, recogidos entre junio y julio del año pasado, para esa fecha siete de cada 10 hogares (73,2%) se encontraban en situación de pobreza de ingresos (recursos insuficientes para satisfacer necesidades básicas), una reducción de 9,6% respecto a la medición de 2023.


Por otra parte, el número de hogares en pobreza extrema (con ingresos insuficientes para cubrir los alimentos) había caído 14% en un año, al pasar de 50,5% a 36,5%. En total, 3,4 millones de hogares estaban en esta situación, 600 mil  menos que en 2023.

Al hablar de pobreza multidimensional (que combina los ingresos con otros factores como servicios, educación, vivienda y empleo), el cambio no fue notorio: más de la mitad de los hogares (56,5%) permanecía en esta situación, sólo 2,4% menos que el 58,9% que la padecía en el año anterior.


Según la ENCOVI 2024, también disminuyó la percepción de inseguridad alimentaria: 78,1% de los encuestados dijo preocuparse ante la posibilidad de que los alimentos se acabaran, versus el 82,7% que lo manifestó en 2023, y 41,1% afirmó haberse quedado sin alimentos en su hogar (4,1% menos respecto al 46,2% que lo indicó en 2023).


“Sin embargo, aún quedan focos territoriales y de estratos, los cuales alcanzan aproximadamente hasta 1/3 del país, donde la inseguridad alimentaria moderada y severa sigue estando presente”, apunta el resumen del estudio, publicado en proyectoencovi.com.


Todas estas cifras están muy lejos de las que el país exhibía en 2014, fecha de la primera medición de ENCOVI. Para entonces, menos de la mitad de los venezolanos (48,4%) estaban en condición de pobreza, 23,6% vivía en pobreza extrema y 39,3% en pobreza multidimensional


“Durante el primer semestre de 2024 cae la pobreza, como resultado de la estabilidad cambiaria, la reducción de la inflación y el crecimiento económico (…) La volatilidad de la economía venezolana, atada a las variaciones del ingreso petrolero, convertirán estas mejoras en ‘sal y agua’ si por la coyuntura institucional del país volvemos a tener un shock negativo de ingresos”, advierte el texto.


Más de la mitad de la población en situación vulnerable


A pesar de la recuperación del ingreso de la población, la ENCOVI reporta que en 2024 se mantuvieron sin variación los niveles de vulnerabilidad social, asociados a ocho dimensiones relacionadas con la calidad de vida: ingresos, educación, salud y alimentación, empleo, protección y seguridad social, vivienda, servicios y estructura del hogar.


De acuerdo con la investigación, “el país sigue teniendo una situación de vulnerabilidad entre leve y moderada”, dado que al menos el 50% de los hogares tiene dos o más condiciones de vulnerabilidad.


“El ingreso, que en años anteriores había sido el gran responsable de la vulnerabilidad en Venezuela, es superado por la calidad y acceso a los servicios, la salud y la educación; es decir, por componentes vinculados a la política social”, apunta el reporte.


Los datos también precisan que 88% de la vulnerabilidad moderada se concentra en el 30% más pobre de la población. Por su parte, a partir del quinto estrato o decil de ingreso, 60% o más de los hogares tienen baja o nula vulnerabilidad.


Se ensancha la brecha entre quienes tienen más y menos


La concentración de los ingresos sigue a la vista en el paisaje socioeconómico venezolano. La ENCOVI 2024 evidencia que en los últimos diez años (2014-2024) se ensanchó la brecha entre quienes ganan más y menos dinero.


Con base en el coeficiente de Gini, el índice de desigualdad económica subió 32,43% y pasó de 40,7 a 53,9/100 en una década. Mientras más cerca de 100 está el índice, mayor es la brecha de ingresos.


Entre 2023 y 2024, la desigualdad creció 2,7%, lo que se traduce en que el decil más bajo de la población (es decir, el 10% más pobre) recibió en promedio 12,50 dólares al mes (con un máximo de $23,06); en contraste, el 10% más rico tuvo ingresos promedio de $ 633,72 (aunque llegó a ganar hasta $2.725,34).


“Los ingresos promedios en dólares crecieron más del 50% para la mayoría de los deciles. Para el decil más alto fue de más del 80%, Esto contribuyó con el aumento de la desigualdad entre 2023 y 2024”, apunta el extracto de la investigación.


Comparativamente hablando, Venezuela tiene una mayor desigualdad que naciones latinoamericanas como Colombia o Uruguay, donde el indicador es de 51,5 y 40,8/100, respectivamente; o que países europeos como España, cuyo coeficiente de Gini de 32,0/100.


Empleo y remuneración: mujeres en desventaja


Entre 2023 y 2024, la encuesta registró una caída en la tasa de ocupados, la cual pasó de 60,9% a 54,7%, debido a un aumento en el número de personas dedicadas a labores del hogar (15,7% versus 12,6% en 2023).


En el mismo período, la ENCOVI documentó un aumento en la tasa de empleo formal (que subió de 42,6% a 49,1%  del total de ocupados), mejoras en  la remuneración del sector público (la cual se ubicó en $110,9 mensuales en promedio, gracias a transferencias y bonos) y una mayor rentabilidad del trabajo por cuenta propia (en promedio, el autoempleo fue remunerado con $202 mensuales versus los $189,5 que percibió un empleado u obrero del sector privado).


Las brechas de género en el mercado de trabajo siguen siendo importantes a favor de los hombres.


En términos de empleo, por ejemplo, la tasa de ocupación masculina es de 63,2% versus la de las mujeres, que es de 36,8% y cayó 0,5% en un año. En pocas palabras: seis de cada 10 caballeros trabajan, mientras poco más de tres de cada 10 mujeres lo hacen.


Ambas cifras se ubican 10 puntos por debajo del promedio mundial documentado por la Organización Internacional del Trabajo (73,1% en el caso de los hombres y 46,3% en el de las féminas).


A la luz de los hallazgos de ENCOVI, la situación tiene incidencia directa en los niveles de pobreza. En los hogares no pobres, seis de cada 10 mujeres (57,1%) trabajan más de 38 horas a la semana, mientras en los hogares pobres más de la mitad (57,6%) no labora.


En cuanto a remuneraciones, en promedio los hombres ganan 1 dólar más por hora trabajada. Esta cifra varía según la profesión u oficio: la mayor diferencia se observa en el caso de los cargos de director o gerente, donde un caballero recibe $12,2 más por hora que una mujer; en ocupaciones elementales, la diferencia a favor de los hombres es de sólo $0,7/hora.


Únicamente en el caso del profesional científico o intelectual, el hombre gana menos que su par femenina (-1,9 dólares por hora).


Aunque parezcan pocas las diferencias por hora trabajada, esta brecha se amplía cuando se considera la remuneración total, dado que en promedio los hombres trabajan más horas por día que las mujeres. La diferencia de ingreso mensual total es de 52 dólares (36,7%) a favor de los hombres. Para el caso de los directores es de 46,7%”, apunta la ENCOVI. Con información de elucabista.com



Comments


21

¡Gracias por suscribirte!

Suscríbete a nuestro boletín gratuito de noticias

Únete a nuestras redes y comparte la información

  • X
  • White Facebook Icon
  • LinkedIn

© 2022 Informe21

bottom of page