El pasado martes 25 de julio, amaneció muerto en su apartamento de ultra lujo, de Bal Harbor, North Miami, Florida, el “empresario” sirio-venezolano, Naman Wakil, que amasó una inmensa fortuna, en operaciones, de muy dudosa honestidad, con Pdvsa y la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas (CASA).
En los primeros años de la narcoRobolución, Wakil, se buscaba la vida, como mercachifle ambulante en el casco central de Petare. Venta y reventa de relojes de marcas falsificadas o de procedencia dudosa, era su giro “mercantil” de entonces.
Gracias a sus vínculos, inicialmente, con Tarek El Aissami, también sirio-venezolano -aunque más lo primero que lo segundo- y después, con varios generalotes, entre los cuales destaca, Carlos Osorio Guzmán, Wakil, ascendió a las ligas mayores de los Big Business Bolivarianos. De buhonero a bolirricachón. No con base en el trabajo tesonero, honesto, de Sol a Sol, sino de los negociados turbios.
Al momento de su fallecimiento, se encontraba pendiente contra el ahora difunto, la acusación criminal 21-Cr-20406, ante la Corte del Distrito Sureste, Florida, EE. UU., por legitimar la bicoca de USD, 800 millones, a través del sistema bancario norteamericano. Cuando en agosto de 2021, Wakil, fue arrestado, en tan solo 72 horas reunió los USD 50 millones que le exigió el juez federal, Lauren Louis, para otorgarle su libertad bajo fianza.
Desde los inicios del proceso judicial, la salud de Wakil se resintió a causa de un cáncer. Ello dio pábulo a Mark Berger, fiscal del mencionado caso, para acoger los repetidos diferimientos solicitados por el acusado, en una mal entendida clemencia que este último no tuvo, de ninguna manera, con la comida de nuestros sectores más depauperados.
Los efectos de los delitos de mafia o de delincuencia organizada, suelen rebasar las fronteras del país que les sirve de epicentro. Ello explica, que en el caso objeto de la presente crónica, las autoridades de EE. UU., hubiesen afirmado su jurisdicción.
¿Y qué han hecho, quienes usurpan el Poder en Venezuela, en relación con los crímenes, atribuidos al difunto, Wakil?
Para muestra, un solo botón: Consta de las actas del citado expediente judicial, que Naman Wakil, entre muchos otros ilícitos, les habría pagado cinco millones 850 mil dólares americanos a Jesús Marquina Parra y Néstor Marquina Parra, cuñados del general Carlos Osorio Zambrano, con motivo de la compra de 40.000 toneladas de carne por parte de la Corporación CASA, en tiempos en que Osorio estaba al frente del ministerio de Alimentación. La presunta coima se concretó, mediante varias transferencias realizadas entre diciembre de 2012 y junio de 2013 por “J.A. Comercio de Géneros Alimenticios”, empresa controlada por Naman Wakil, a “Viltas Company S.A” registrada en Panamá, propiedad de los referidos hermanos de la esposa de Osorio Zambrano.
Este último, en lugar de haber sido sometido a la investigación y las sanciones de rigor, ha sido recompensado por quienes usurpan el Poder en Venezuela, con la presidencia de la Corporación Venezolana de Minería CVM. El oro de las entrañas del Arco Minero del Orinoco, en medio del ecocidio más obsceno, no ingresa a las bóvedas del Banco Central de Venezuela. Es transportado y negociado en Colombia, Turquía, Irán, en Norcorea. El desfalco, alcanza cotas más altas que el de Pdvsa desvelado semanas atrás. Pero Osorio cuenta con sus comanditas con Nicolás, Nicolacito y todos los Nicolazones de la RoboLución, incluido el general más madrino.
Damos por sentado que la Asamblea General, electa en 2015 y el llamado, Tribunal Supremo en el exilio, presididos respectivamente, por la diputada Dinorah Figuera y por el magistrado Antonio Marval Jiménez, únicas autoridades para representar de manera legítima, los intereses de nuestra amada Venezuela ante la jurisdicción norteamericana, van a formalizar las tercerías necesarias para que nuestro Pueblo tenga la participación legal, en los cuantiosos activos incautados a Naman Wakil, dentro del referido expediente 21-Cr-20406.
Sería un paliativo insignificante, pero paliativo al fin, ante la magnitud de las muertes y sufrimientos de nuestra población más vulnerable, por semejante pandilla de desalmados.
Nota: El articulista, como ha sido y seguirá siendo pauta en su ejercicio de la abogacía, no ha aceptado ni aceptará ninguna forma de patrocinio, judicial o extrajudicial, en asuntos relacionados con los temas analizados en sus artículos de prensa.
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