Hoy estamos palpando la prueba más tangible de la descarada traición de la “Oposición del Siglo 21”, la más trágica de nuestra historia. Los venezolanos, alentados por el valiente y admirable sector educativo, nuevamente retoman las calles en un reclamo que va más allá de un salario, exigen sus derechos, su libertad, acción que había estado secuestrada por una oposición rastrera que juega de la mano con el régimen, pactando más de 3 años de paz a cambio de dádivas, de cuotas de poder, de recursos de campaña para una elección tan absurda como las anteriores, con instituciones más psuvizadas que nunca.
Sería sumamente cínico, siniestro y burlista continuar con el eco de unas pretendidas primarias que tratan de premiar a los corresponsables, a un G4 o G3 (y sus satélites) que se han prestado para los más indecibles perjurios a fin de continuar disfrutando de las mieles del poder que caen al piso de la rebozada jarra del absolutismo chavista.
Las protestas que hoy tienen lugar en todo el territorio nacional es la fulgente demostración, repetimos, de lo que el régimen a través de sus colaboradores había intentado evitar a todo costo. El chavismo, quien solamente es visto como “fuerte” a través del espejismo que sostienen sus colaboradores, la oposición del Siglo 21, está viviendo su peor pesadilla, porque al no ser reconocido por las democracias del mundo, por estar señalado de diversos delitos y por tener tras de su espalda a la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, ya no puede reprimir a su usanza, he allí el evidente pacto que habían consumado esta aborrecible sociedad política del Siglo 21.
Además, el régimen hoy presenta números históricos de rechazo, rechazo al que se suman su esclavitud; administración pública, recibidores de bonos, todo el espectro social en el que seguramente, opinamos, están inmersos organismos de seguridad del Estado, tan golpeados ellos y sus familias como el más humilde de los venezolanos.
Así pues, en el escenario político se antepone siempre la realidad. Venezuela hace gala de una vacancia total en su liderazgo opositor. En este naciente 2023 son los gremios, los distintos sectores nacionales, los venezolanos de a pie, quienes dan la cara al momento histórico, aupados por algunas vocerías de la iglesia venezolana quienes se han sumado oportunamente a esta lucha que nos hace retomar nuestra esencia histórica.
Ha llegado el momento que tanto han deseado los venezolanos y la región en general desde hace más de dos décadas, Venezuela es hoy un caldo de cultivo para cambios radicales en el que tiene que emerger un liderazgo real, una oposición que se oponga, pero principalmente una ciudadanía activa e indeclinable ante la reconquista de sus derechos y libertades, mismos que hoy tienen que ser ganados con esfuerzo y no por herencia.
Estamos ante los ojos del mundo entero, estamos en una oportunidad única para reencontrarnos con nuestra historia, con nuestra venezolanidad, con el legado legítimo y verdadero de quienes hace más de dos siglos entregaron vidas y fortunas para hacer de este país cuna de talentos, de inmigración positiva, de inversiones, de gente que ama la libertad. Si los venezolanos de bien nos unimos con un solo fin, nuestra libertad, rescataremos nuestras vidas, nuestras familias, nuestra Venezuela ¡Llegó el momento!
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