La segunda guerra fría asoma su feo rostro
- Pedro Elías Hernández
- 15 may
- 4 Min. de lectura

La forma de producción llamada capitalismo, se enseñoreó en el mundo. De hecho, se mudó de occidente a Asia, específicamente hacia la región del Indo- Pacífico y más concretamente a una nación: La República Popular de China. Este capitalismo, mucho más global que el que
existía en el siglo pasado, ha tomado forma en distintas versiones: uno de carácter liberal y otro iliberal.
El capitalismo ya no es un club de ricos. Desde hace décadas es practicado por las naciones otrora más pobres y actualmente más pobladas de la tierra, con positivos resultados en la lucha contra la pobreza, el avance tecnológico y el desarrollo militar.
La Primera Guerra Fría tuvo como rivales a EE.UU y la extinta Unión Soviética. Su desarrollo fue global, pero su escenario geopolítico fundamental fue Europa central, particularmente Alemania y más específicamente Berlín.
Ahora, una Segunda Guerra Fría asoma nuevamente su feo rostro. Esta vez con EE.UU preservando formal y oficialmente su liderazgo en el marco de las naciones que
conforman El Grupo de los Siete (G-7), mientras, en la contraparte, la República Popular China, lidera extraoficialmente u oficiosamente a Rusia, Irán y otras naciones de Asía o Euro-Asía.
Esta Segunda Guerra Fría tiene un desarrollo incluso más global que la primera. Tiene como escenario geopolítico particular lo que se conoce como la región del Indo- Pacífico, es decir, esa parte del mundo comprendida entre el Océano Índico y el océano Pacífico. Allí se localizan geográficamente la propia China, pero además Japón, Corea del Sur, Taiwán, India, Australia, Vietnam, Indonesia y otros países del llamado Sur Global, que constituyen regiones económicamente emergentes.
Así como Alemania fue la locación más sensible en el marco de la Primera Guerra Fría, ahora es Taiwán el punto crítico en esta reedición de la conflagración entre el occidente y el oriente. Alemania lo fue por ser la zona de influencia en la cual coincidían los intereses económicos y militares de EE.UU y la URSS. Taiwán lo es hoy, por constituir un lugar con litigios territoriales con China y además por su extraordinario desarrollo económico, comercial y tecnológico.
Esta Segunda Guerra Fría ha venido librándose sobre todo a partir del tercer lustro del siglo XXI. Así como, por ejemplo, Vietnam fue una zona periférica militarmente caliente de un conflicto que nunca tuvo una confrontación bélica directa entre las dos potencias protagónicas, en este momento la zona periférica militarmente caliente de la Segunda Guerra Fría es Ucrania.
En la Primera Guerra Fría, si Alemania se convertía en un escenario bélico caliente, estallaba la Tercera Guerra Mundial. En esta ocasión, en el marco de la Segunda Guerra Fría, si Taiwán se convierte en una zona militarmente caliente, estallará eventualmente la Tercera Guerra Mundial, la cual, no será nada “refrigerada”, sino termonuclear.
China es la potencia imperial emergente y retadora a la supremacía de EE.UU. Su señorío se consolida a partir de finales del siglo XX hasta nuestros días. En esta ocasión la potencia rival de la hegemonía norteamericana, desafía al actual monarca utilizando el mismo modelo económico que su adversario, es decir, el Capitalismo. Tal circunstancia le garantiza a China mayor músculo en su economía del que tuvo la URSS, nación que no pudo contar con la base material capaz de desafiar el poder de occidente durante la Primera Guerra Fría.
Los EE.UU, bajo la administración de Trump, comete a nuestro juicio un error grave: ha decidió confrontar a China con políticas proteccionistas, en vez de competir con ella. Tal cosa puede ser una equivocación estratégica grave.
La nueva versión de Guerra Fría en el marco del tercer milenio de la era cristiana, tiene, desde luego, la confrontación militar como uno de los eventuales escenarios. Pero, por ahora, China está clara en una cosa: lo escenarios más beligerantes y críticos en esta Segunda Guerra Fría son el escenario monetario, el escenario energético y el escenario tecnológico, no el comercial. Concretamente, la lucha respecto al tema de los chips o
industria de los semiconductores, elementos cruciales en el desarrollo de la informática y la tecnología militar.
En el escenario monetario, China está desarrollando una ofensiva audaz con el incremento de la presencia del yuan como importante moneda internacional de intercambio y eventualmente de reserva, lo cual apunta al establecimiento de un nuevo orden monetario mundial para superar el actual patrón dólar, que sin duda le ha dado económicamente a los EE.UU “un privilegio exorbitante”, como dijera en una ocasión Charles de Gaulle.
En el año 2000 70% de las reservas monetarias de los países usaban el dólar de los EE.UU para tal propósito, pero en el presente, ese monto alcanza menos de 60%. China ha visto disminuir el patrón dólar como moneda hegemónica, aunque no ha crecido con la misma
intensidad la influencia del yuan, sobre todo en lo referente a lo de moneda de reserva mundial.
Otro de los escenarios de la Segunda Guerra Fría es el energético, específicamente el de los combustibles fósiles. En este aspecto las alianzas de China con Rusia, Irán y recientemente con Arabia Saudita, productores importantes de gas y petróleo, constituyen un logro enorme para la potencia asiática. Trump está consciente de tal cosa, por eso sus esfuerzos por mantener la estrecha relación con la monarquía teocrática saudita.
Ahora bien, en lo referente a la batalla en el terreno de la industria de los chips o semiconductores, la confrontación está reñida. China ha contraatacado en respuesta a las
restricciones instrumentadas por EE.UU en esta materia. Los chinos han aplicado prohibiciones y regulaciones extremosas hacia el gigante de los semiconductores de
memoria, la empresa multinacional estadounidense Micron Technology.
En el desarrollo de los más recientes episodios de la mencionada confrontación en la esfera de la tecnología, China está poniendo contra la pared a naciones como Corea del Sur y Taiwán, aliadas geopolíticas de EE.UU, pero también grandes actores en la cadena de valor y de las fases de producción en el negocio global de los semiconductores. La confrontación tecnológica en el marco de la Segunda Guerra Fría, podría eventualmente cerrarles a los coreanos y a los taiwaneses el mercado de la China Popular, el más grande y lucrativo del mundo.
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