Aceptando el riesgo de ser calificado como proselitista, como integrante de esa organización o, incluso, algunos nos atacarán acusándonos de recibir alguna retribución por este escrito, déjennos aclarar enfáticamente que nada de eso es cierto, estas líneas son producto de una observación nacional originada por mi profesión. Es un reconocimiento a quienes hacen las cosas bien, sobre todo, a quienes la pasión los motiva más allá de lo material, a quienes sobreponen sus principios, sus valores, por encima de cualquier otro interés.
No conozco a María Corina Machado, tampoco formo parte de su estructura organizacional, pero si tenemos un montón de allegados inscritos y que militan en ese andamiaje nacional directa o indirectamente, no podemos llamarlo “partido” porque el chavismo, temeroso en extremo de esa aguerrida mujer, ha prohibido que “Vente” sea registrado como tal, mientras decenas de otros surgen de la nada en torno a figuras desconocidas con el beneplácito del CNE, del régimen.
Ello tiene una característica transversal, en momentos en que el chavismo redobla el impedimento a financiamientos a organizaciones políticas, especialmente las de figuras ajenas a sus macabros pactos/agendas, los partidos nuevos, los de los “alacranes” y los de la órbita G4, realizan una exhibición despampanante de recursos, multiplican sus sedes, otorgan estipendios a su militancia, entregan “beneficios Clap”, les permiten transmitir propagandas por medios criollos, sus figuras son entrevistadas en los autocensurados canales nacionales privados ¡hasta en VTV! y un sinfín de prerrogativas más… muy sospechoso ¿no le parece?
Detrás de esa plétora de recursos y privilegios, también evidenciamos como elemento distintivo que los “liderazgos” de estas organizaciones se prestan amaestradamente a la agenda del régimen, por ejemplo; pedir el cese de sanciones (a pesar las causas que las generan se agravan), integrar presuntos diálogos entre los mismos de siempre, a miles de kilómetros y en total hermetismo, así como participar en elecciones cada vez más absurdas, con instituciones públicas 100% psuvizadas. Esa falsa oposición es la encargada de anestesiar la calle (lo que más teme el chavismo), abonar los escenarios que benefician a la élite roja a cambio de dádivas, cuotas de poder y los anhelados recursos de campaña.
Ahora bien, hemos atestiguado que Vente es una realidad política muy distinta, por ello creemos hacen justicia estás líneas. Hemos sido testigo de cómo, con todo en su contra (régimen y falsa oposición), este movimiento crece día a día, pero no solo por la firmeza y claridad de María Corina Machado, sino porque el espíritu de lucha por un cambio verdadero, lejos de toda la órbita chavista-opoficción, conlleva a sus integrantes a aportar en lugar de recibir, allí yace su éxito.
Créanlo, la mayoría de sus sedes son producto de instalaciones prestadas, las camisas/gorras provienen de donativos, lo requerido para las actividades de salón como sillas, mesas, locales, se derivan de colaboraciones, de un voluntariado desinteresado que lo único que busca es aportar su granito de arena al rescate de nuestra constitucionalidad, de nuestra democracia, de nuestra libertad. Impresiona la disposición de entrega, de apoyo, de desprendimiento que esta militancia realiza.
Vente es un fenómeno político, una organización totalmente distinta a las demás, que si bien es cierto su chispa es Machado, la llama que la mantiene viva es la fe, la esperanza de revenozolanizar a Venezuela. Por eso, es la única organización que crece espontáneamente a pesar que los enemigos de la democracia hacen lo imposible para que no lo haga, e incluso, ha motivado que Diosdado Cabello haya amenazado con una ley para inhabilitar permanentemente a determinadas figuras, seguro estamos que al proferir semejante antidemocracia en su mente transitaba la figura de María Corina Machado y de Vente.
Insistimos, no se trata de generar falsas expectativas, mucho menos de recrear un mesianismo, Machado es una mujer con virtudes y defectos, como todos nosotros, pero con un recurso humano a su disposición que marca la diferencia, lo que la convierte en la mejor opción para Venezuela y por mucho. Aunque sabemos costará creerlo, insistimos, no militamos ni conozco en persona a esta aguerrida figura, pero como venezolano y como politólogo seguro estamos que es un fenómeno que inyecta realidad a la política de nuestro país e inyecta esperanza en una nación sitiada por el más sombrío de los oscurantismos.
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